La muerte súbita es una muerte que ocurre inesperadamente, en una persona aparentemente sana y constituye el evento final de un conjunto de patologías cardíacas, tal cual describe el Ministerio de Salud de la Nación.
El Ministerio de Salud apunta que se producen 40.000 casos anuales y la incidencia aumenta significativamente a partir de los 40 años. Señales y cómo actuar.
La muerte súbita es una muerte que ocurre inesperadamente, en una persona aparentemente sana y constituye el evento final de un conjunto de patologías cardíacas, tal cual describe el Ministerio de Salud de la Nación.
Explica que la causa más frecuente es la enfermedad isquémica del corazón, como el infarto agudo de miocardio, pero existen otras entidades, por ejemplo genéticas, que sufren algunas personas jóvenes.
El área refiere que se estima que en Argentina se producen unas 40.000 muertes súbitas al año. Esto en relación a reportes internacionales que dan cuenta de una incidencia anual de paro cardíaco extrahospitalario variable y que oscila entre 20 y 140 casos por 100.000 habitantes.
En ese sentido proyecta que se espera aproximadamente 1 caso de muerte súbita cada 1.000 habitantes en el país.
Entre el 21 y el 27 de agosto es la Semana de la lucha contra la muerte súbita. “La muerte súbita representa un problema sustancial de salud pública debido a que es causa de muerte prematura y a que más del 70% de los casos se producen en el ámbito extrahospitalario (hogar, trabajo, campos deportivos y otros lugares públicos)”, explica el ministerio. Esto transforma a la comunidad no médica en la primera encargada de atender un episodio de esta naturaleza dada la escasa ventana temporal para aplicar maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) que reviertan el cuadro. Por eso, en ese marco, también se trabaja en la disponibilidad de cardiodesfibrilador automático externo (DEA) en lugares públicos y privados de acceso público. Se apunta a que haya al menos uno en lugares con concentración o circulación diaria superior a 1000 personas/día.
Detalla que la desfibrilación dentro de los 3-5 primeros minutos del colapso puede producir tasas de supervivencia tan altas como 50- 70%, y se acerca al 100% en el grupo de niños y niñas.
Un informe del Sanatorio Allende de Buenos Aires explica que, si bien es más frecuente que suceda durante un esfuerzo físico o estrés mental o emocional, la muerte súbita también puede suceder en reposo.
Con respecto a las causas de muerte súbita enumera motivos cardiovasculares y no cardiovasculares. Entre estos últimos menciona accidente cerebrovascular y crisis asmática aguda. Sin embargo, subraya que la de mayor frecuencia está vinculada a una causa cardiovascular.
Además el doctor Jorge Figueroa, especialista del Servicio de Cardiología del Sanatorio Allende destaca: “La incidencia de estos episodios aumenta significativamente a partir de los 35-40 años”. Y señala que “la principal causa del aumento de incidencia en este rango etario se debe a la enfermedad coronaria; la súbita ruptura de una “placa” aterosclerótica forma un coágulo de sangre (trombo) que obstruye la arteria y no permite el flujo sanguíneo”.
“Se trata de una muerte de causa cardíaca que ocurre dentro de la primera hora del inicio de los síntomas. Puede presentarse en personas con o sin diagnóstico previo de enfermedad cardíaca y, en más del 50 % de los casos en Argentina, sucede fuera del ámbito hospitalario”, explica la doctora Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de Ospedyc.
Refiere que las principales afecciones cardíacas asociadas son: cardiopatía isquémica, miocardiopatías (hipertrófica, dilatada), trastornos de conducción, valvulopatías y cardiopatías congénitas. También puede deberse a causas no cardíacas como embolismo pulmonar masivo, rotura de aneurismas o disección aórtica. En todos los casos, el cuadro clínico puede conducir a un paro cardíaco que, sin atención inmediata, resulta irreversible.
Lo que destacan los expertos es que es de importancia crucial actuar lo más rápido posible y por ello, es importante estar alerta a los signos de alarma puede marcar la diferencia.
En un informe, la doctora enumera dolor o presión en el pecho, la dificultad para respirar, los mareos, la pérdida de conciencia, las palpitaciones o arritmias y la sudoración excesiva que son síntomas que no deben subestimarse.
Ante esta emergencia, es importante activar la “cadena de la vida”.
“La cadena de vida es la secuencia de acciones que aumentan las chances de supervivencia ante un paro cardíaco. Comienza con el reconocimiento de los síntomas y la activación del sistema de emergencias, continúa con una RCP de alta calidad (compresiones torácicas efectivas, aseguramiento de la vía aérea y ventilaciones), sigue con la desfibrilación temprana mediante el uso de un Desfibrilador Automático Externo y finaliza con la atención médica avanzada”, comentó El Haj.
Además, menciona que aprender Reanimación Cardiopulmonar (RCP) es una herramienta simple y fundamental para salvar vidas. Conocer la ubicación de los DEA y saber utilizarlos también puede hacer la diferencia.
Ospedyc detalla las maniobras que deben hacerse para realizar RCP:
1. Sin ponerte en riesgo, ubicá a la persona en el piso boca arriba, asegurándote de que no haya obstrucción de la vía aérea.
2. De rodillas y de manera perpendicular a la persona, posicioná la base de una mano en el centro del pecho y la otra mano encima de la primera.
3. Con los brazos firmes y los hombros sobre el nivel de las manos, realizá compresiones de unos 5 cm de profundidad (100 por minuto) dejando que el tórax vuelva a su posición normal entre una y otra comprensión, de ser posible utilizá un DEA.
4. Continuá realizando las compresiones sin interrupciones hasta que llegue el servicio de emergencias médicas y comience a practicar resucitación cardiopulmonar avanzada y cardiodesfibrilación.
1. Verificá si no hay obstrucción de la vía aérea.
2. Iniciá compresiones con la misma frecuencia que en los adultos, verificando que el tórax descienda 1 a 3 cm de su altura.
3. La posición de las manos en el tórax varía según la edad del niño; debes colocar los dedos índice y medio en el centro del esternón, entre los pezones, o con ambos pulgares y en niños más grandes puede requerir compresiones con toda la mano.
4. Aplicá 2 insuflaciones de 1 segundo cada una, apenas soplando, que eleven el pecho del bebé.
5. Alterná 30 compresiones y 2 insuflaciones hasta que llegue la ambulancia.
6. En el momento que se consiga el DEA, un segundo operador debe conectarlo a la víctima sin dejar de hacer compresiones e insuflaciones. Una vez que el dispositivo esté conectado nos indicará en qué momento dejar de realizar las compresiones y cuando retomarlas.
En ambos casos, deben realizarse dichas maniobras hasta el arribo de la ambulancia.