Mendocinos que toman y defienden al dióxido de cloro pese a estar prohibido: quiénes son y qué piensan

En la provincia ya se han atendido tres casos de intoxicación por este preparado. Médicos advierten que esta "solución milagrosa" es tóxica y puede generar graves problemas físicos.

En Mendoza hay adeptos a beber dióxido de cloro. Ya han atendido a tres intoxicados. Imagen ilustrativa
En Mendoza hay adeptos a beber dióxido de cloro. Ya han atendido a tres intoxicados. Imagen ilustrativa

(Advertencia: el espíritu de este informe no es fomentar el uso del dióxido de cloro, contraindicado por todas las entidades sanitarias competentes en la salud pública. Simplemente pretende dar a conocer una realidad que atraviesa a Mendoza. Vale la pena repetirlo: la ciencia asegura que el consumo de dióxido de cloro puede ser perjudicial para la salud y no es la cura del Covid-19.)

¿Comen murciélagos? ¿Dónde queda Wuhan? ¿Se puede cerrar una ciudad entera? La pandemia producida por la Covid-19 comenzó para nosotros como una lejana mala película apocalíptica china. Pero en solo un par de meses cambió todo y aceleró procesos de modernización que antes hubieran demorado décadas.

El coronavirus está lejos de desaparecer, al igual que la incertidumbre del “¿qué pasará?” que angustia a millones de personas. Para muchos hay solo una solución en el horizonte: la vacuna.

La carrera por encontrar el medicamento que neutralice el virus, que se detectó por primera vez en noviembre del año pasado y que ya ha causado la muerte de más de 770.000 pacientes en todo el mundo, la protagonizan las grandes potencias mundiales que pretenden demostrar su supremacía tecnológica aplicada a la salud. En una utilización de recursos equiparable en este aspecto con la competencia espacial entre EE.UU. y la Unión Soviética.

Sin embargo, hay otro grupo de personas -minoritario, por cierto- que asegura que la cura para la Covid-19 ya existe y es de muy fácil acceso. Pero que “grandes poderes no quieren que se conozca” porque “nadie la puede patentar”. Esta solución “milagrosa” defendida tenazmente por sus promotores es el polémico, aunque para nada nuevo: dióxido de cloro.

En Mendoza hay quienes consumen el dióxido de cloro o CDS. Dicen que se sienten “seguros” y confiados en que están “protegidos” contra el virus que atemoriza al planeta. Algunos hablaron con este diario, aunque prefirieron el anonimato por temor a ser tildados de “fabuladores” o “timadores”, pero remarcaron que decidieron acceder a la entrevista para que se “conozca la existencia de este reactivo”. “No vendemos nada, solo queremos que cada persona pueda ejercer la soberanía sobre su cuerpo”, repitieron.

La peligrosidad se remarcó luego de que hoy se conociera la muerte de un niño de 5 años en Neuquén presuntamente vinculada con la ingesta de esa sustancia.
La peligrosidad se remarcó luego de que hoy se conociera la muerte de un niño de 5 años en Neuquén presuntamente vinculada con la ingesta de esa sustancia.

No solo hay mendocinos adeptos a esta preparación calificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), entre otros, como una sustancia tóxica y dañina para la salud. Sino que, además, desde que comenzó la pandemia se han atendido tres casos de intoxican por CDS en Mendoza.

Antes de seguir avanzando con los orígenes de esta práctica y los fundamentos de quienes la practican. Es importante aclarar que el espíritu de este informe no es fomentar el uso del dióxido de cloro, contraindicado por todas las entidades sanitarias competentes en la salud pública. Simplemente pretende dar a conocer una realidad que atraviesa a Mendoza y exponer los fundamentos de ambas partes.

Mendocinos pro dióxido de cloro

Con la pandemia mundial, la ingesta del dióxido de cloro como solución “milagrosa” para el coronavirus comenzó a ocupar lentamente la agenda en medios y redes. Su difusión creció exponencialmente con el “combo” famoso+botella+cámara = polémica.

Esa fórmula a nivel local la completó la conductora Viviana Canosa, quien empinó en vivo una botella de plástico abollada con un líquido amarillento, asegurando que era dióxido de cloro, y bebió un largo sorbo.

Antes mostró la siguiente frase: “Dejen de prohibir tanto porque ya no alcanzo a desobedecer todo”. En esa premisa podría resumirse de manera coloquial la “filosofía” a la que se aferran las personas que deciden tomar dióxido de cloro o CDS.

En Mendoza hay muchos adeptos al CDS. Todos describen el mismo proceso por el que atravesaron antes de tomar la decisión de ingerir dióxido de cloro: primero escucharon hablar a alguien de su entorno o vieron algo en internet sobre esto, luego conocieron al amigo de un amigo que lo toma, más tarde llegaron a contactarse con ese amigo. Este les facilitó más información y lo acercó al mundo “ocultado por grandes intereses”, por último, se convencieron y decidieron tomarla.

“Yo no lo consumo por el coronavirus. Yo lo tomo porque me ayuda a estar saludable. El cuerpo es una máquina perfecta que está ‘diseñada’ para repeler todas las enfermedades y sanar por sí mismo. Esto solo lo ayuda”, dijo confiado a este diario “Francisco”, uno de los mendocinos que bebe CDS desde hace más de un mes.

“Preparé la solución en mi casa, pero guiado por un experto”, aconsejó. “Un compañero de trabajo me lo comentó y yo empecé a investigar por mi cuenta. Me siento muy identificado con esta filosofía o forma de pensar y encarar una enfermedad”, agregó.

Otro mendocino a favor del CDS, “Matías”, fue más allá. Aseguró que son muchas las personas que ingieren dióxido de cloro en la provincia, pero que no se puede tener un registro formal porque la práctica esta “estigmatizada y censurada por poderes muy superiores a nuestra esfera de alcance”. “Todo lo que comparto en redes sobre el tema, me lo ‘bajan’ al instante”, dijo.

Además, si bien prefirió no dar su identidad porque “lo puede perjudicar en su trabajo (es empleado estatal), no tuvo reparo en realizar una afirmación tan esperanzadora como peligrosa: “El dióxido de cloro cura la Covid y hay prueba el respecto”.

Este mendocino aseguró que no se pueden hacer investigaciones documentadas por la vía legal formales por que la Anmat “tiene catalogado al dióxido de cloro como tóxico”.

Ya en 2016, esa Administración advertía sobre el CDS. Ese año emitió un comunicado: “Se informa a la población que se ha detectado, en distintos sitios web, la oferta del siguiente producto: “MMS – Milagroso Suplemento Mineral”. El producto en cuestión sería una solución de clorito de sodio al 80%, para tratamiento de varias enfermedades tales como “alergias”, “alzehimer” (sic), “cáncer” y “problemas de peso” entre otras.

“El consumo directo de clorito de sodio, en solución acuosa, puede producir dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones. No constan registros de inscripción de este producto”, alertaron.

El resurgimiento de este producto apareció junto con los casos de Covid-19: la Anmat, en cooperación con Mercado Libre, dio de baja a más de 400 publicaciones donde vendían esta solución “milagrosa” y remarcaron: en base al informe de este año del Organización Panamericana de la Salud (OPS), resulta necesario destacar que la ingesta de dióxido de cloro y el clorito de sodio reaccionan rápidamente en los tejidos humanos y si se ingieren, pueden causar irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones que pueden incluir graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales.

Además, la inhalación puede generar edema pulmonar, broncoespasmos, neumonitis química y edema de glotis, entre otras complicaciones respiratorias como bronquitis crónica y erosiones dentales, así como complicaciones en otros órganos del cuerpo.

Pese a las recomendaciones, crece el interés

Desde una de las droguerías más reconocidas de la provincia aseguraron que son incesantes los llamados consultando sobre este producto. “Nosotros comercializamos clorito de sodio de uso industrial que se utiliza al 80% en su uso técnico”. Es decir que su venta para un ‘consumidor final’ está prohibida.

“Lógicamente nosotros no vendemos al público en general el clorito de sodio, no se puede, pero sí es real que nos consultan mucho al respecto, suponemos que es para realizar este preparado del que hablan”, opinó. El trabajador reconoció que las consultas crecieron luego de la exposición de Viviana Canosa, aunque recordó que el pedido de particulares “no es de ahora, sino desde hace varios años”.

Coalición de médicos

Alrededor de 3.000 médicos de Latinoamérica, Centroamérica y España crearon la Coalición Mundial por la Salud y la Vida (Comusav). La principal premisa de esta organización es difundir que el “CDS cura el Covid”.

Los Andes logró hablar con el coordinador argentino de la Comusav. Un médico clínico matriculado en Neuquén, pero radicado en Córdoba. “Prefiero preservar mi identidad, hay colegas que han sido amenazados”, sentenció en medio de la entrevista.

“Promovemos el DDC (dióxido de cloro) como una posibilidad terapéutica en este contexto de pandemia por la Covid-19.”, comenzó el galeno. Aunque antes reconoció que tiene, la Comusav, “experiencia clínica documentada” pero no a través de investigaciones formales. Además, confirmó que la delegación argentina de esta coalición no ha realizado ninguna solicitud al Ministerio de Salud para que se contemple este tratamiento. Algo que había trascendido.

El polémico investigador alemán Andreas Ludwig Kalcker es el principal promotor de este tratamiento.
El polémico investigador alemán Andreas Ludwig Kalcker es el principal promotor de este tratamiento.

Qué es el DDC

El coordinador argentino explicó que el preparado es un “gas disuelto en agua” que en las “concentraciones adecuadas” tiene “funciones germicidas: mata gérmenes, virus y algunas bacterias”.

“Tiene una función oxidativa, capacidad de oxidar determinadas estructuras, por propiedades especificas a su molécula. Esta capacidad oxidativa es especifica de acuerdo al PH. Es un potente alcalinizante. Quiere decir que tiene la capacidad de aumentar el PH en el cuerpo”, dijo.

Respecto a las estrictas prohibiciones y críticas de todas las entidades sanitarias, el médico prefirió “no entrar en polémica y no opinar”. “Solo quiero decir que esto existe y que cada paciente tiene el derecho soberano a decidir sobre qué quiere tomar”.

“No vendemos nada”

“La Comusav Argentina no tiene como función la provisión de esta solución, ni la atención de pacientes. Si está la posibilidad, de acuerdo el lugar de residencia, de establecer vínculos con profesionales médicos que usen el dióxido”, concluyó el médico argentino que coordina a las personas pro DDC en el país.

Es tóxico y puede producir fallas multiorgánicas

El titular de Toxicología de la provincia, Sergio Saracco, y el ministerio de Salud de Mendoza fueron tajantes respecto al uso de CCD: “No es una cuestión de posturas, es tóxico, es un desinfectante y puede provocar graves problemas en la salud”.

El centro de toxicología de la provincia intervino en tres casos de intoxicación por dióxido de cloro. “Estos pacientes han ido a distintos centros de salud con vómitos, diarreas de más d 10 días y nauseas que directamente lo llevan a la intolerancia alimentaria”, detalló Saracco.

Estos enfermos, tras ser entrevistados por los profesionales confesaron que habían ingerido dióxido de cloro, pero no quisieron decir quién se lo había indicado. Consumirlo no es delito, pero si lo es si una persona lo indica para algún tratamiento médico.

El artículo 208 del código penal argentino tipifica como delitos al curanderismo (ejercer la medicina sin título) y al charlatanismo médico (persona con título médico que anuncia o promete la curación de enfermedades a término fijo o por medios secretos o infalibles).

“No hay ninguna publicación que demuestre los efectos terapéuticos. son todas narrativas. La ingesta de esto puede generar irritación en esófago faringe, intestino, deshidratación grave y cuadros de hipotensión”, alertó el titular de toxicología.

“Puede pasar pasivamente a sangre y produce la oxidación del hierro del glóbulo rojo. Esto es metahemoglobinemia, pierde la capacidad de transportar oxígeno. También destruye al glóbulo rojo (hemólisis). Puede además afectar la conducción electro cardíaca y alteraciones a nivel hepático”, agregó el profesional. Y retrucó: “Es un desinfectante, ¿vos tomarías lavandina?”.

La muerte de un nene de 5 años en Neuquén, al cual sus padres le dieron DDC para “evitar que contraiga Covid-19” causó indignación en la comunidad médica, y en general. El pequeño ingresó al hospital sin signos vitales luego de que le suministraran 750 mililitros de dióxido de cloro.

“Puede generar falla multiorgánica”, remarcó Saraco.

El “gurú” del DDC

El polémico investigador alemán Andreas Ludwig Kalcker es el principal promotor de este tratamiento. En su libro “La Salud Prohibida” explica en detalle la utilización del DDC.

“La enfermedad es el desequilibrio de la salud y representa cualquier estado donde haya un deterioro del organismo humano. En todas las enfermedades se produce un debilitamiento del sistema natural de defensa del organismo, y esto provoca ausencia de salud”, introduce el libro que presenta peligrosas afirmaciones.

Muchos lectores no han escuchado nunca sobre el dióxido de cloro o clorito sódico, también llamado MMS (Solución Mineral Milagrosa), ya que, en su día, los resultados le parecieron... “milagrosos”.

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