Mendocinos con Covid-19 en casa: entre la incertidumbre, los síntomas y la dificultad de acceder al diagnóstico

Al oficializarse el protocolo de permanencia en los hogares para casos leves, los pacientes reportan mayor comodidad pero temor a complicaciones.

Si bien el Gobierno realizó testeos en casas, luego se decidió definir nuevos positivos por contacto estrecho familiar. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Si bien el Gobierno realizó testeos en casas, luego se decidió definir nuevos positivos por contacto estrecho familiar. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Si bien ya se venía haciendo, el Gobierno provincial oficializó la semana pasada la posibilidad de no internar a los pacientes positivos por Sars-Cov-2 que cursaran la enfermedad de forma leve. Así, ya son muchos los que se contagiaron y que están atravesando la patología desde la casa. Además, hasta el miércoles se contabilizaron 53 personas que fueron confirmadas por el virus pero no se les hizo hisopado por contar con nexo con un conviviente.

Consultados por Los Andes, mendocinos relataron las ventajas de permanecer en su vivienda, así como los temores a las complicaciones. También expresaron la dificultad y demoras para acceder al test PCR para confirmar el diagnóstico. De hecho, ante la falta de respuesta, algunos de ellos lo terminaron pagando de sus bolsillos.

Diego (42) empezó con fiebre dos domingos atrás. Llamó a su obra social y, como anticipó que la demora se le haría interminable, consiguió por otro lado que le hicieran el test el miércoles. “El jueves a la noche tuve el resultado positivo y recién el viernes por la noche aparecieron los de la obra social a testearme”, recordó.

Así decidió permanecer en su hogar, donde vive solo. “La mayoría de los síntomas los podés pasar en casa sin problemas; yo tuve de todo: tos, dolor de garganta, dolor de cuerpo, cansancio, entre otros”, enumeró. Pero remarcó que, tal como lo indicaron, el único síntoma que tiene que preocupar es la dificultad para respirar. “Si te agitás estando en reposo hay que ir al hospital”, subrayó.

Incluso él en un momento se sintió más agitado de lo normal y pensó en concurrir a un efector, pero desistió para evitar que lo dejaran allí internado. “Aún estando solo fue muy dura la parte anímica. No abría ni la puerta, no quería ni salir al patio”, recordó Diego. De todas maneras, ya con los peores síntomas atrás, se mostró satisfecho de haber transitado este periodo en su hogar. “Es muy superior estar en la casa siempre. Estar dos semanas en un hospital es un montón y más teniendo en cuenta cómo está hoy el sistema de salud”, cerró.

La situación de Cecilia (39) fue más caótica, ya que si bien junto a los otros cuatro miembros de su familia hace 10 días que están con síntomas en su hogar, todavía ayer no lograba tener el diagnóstico preciso. De hecho, ella se hizo un hisopado de forma particular que le costó $7.500. “Nosotros estamos medio desilusionados y frustrados. Empezó mi marido y cuando fue al hospital lo mandaron a la casa y le dijeron que en unos días se iban a comunicar”, recordó. El tiempo pasó, nunca recibió novedades del testeo y paralelamente fueron apareciendo síntomas, tanto en Cecilia como en sus tres hijos.

Por su parte, la mujer se comunicó con su obra social y tampoco tuvo respuesta, a pesar de presentar falta de gusto y olfato. Sin el diagnóstico, además, le fue imposible tomarse licencia de sus tareas como docente a pesar de su malestar.

Estos días para Cecilia fueron muy difíciles ya que temía la complicación de alguno de los miembros de la familia. “Uno de mis hijos tuvo 39° de fiebre”, contó. Para terminar con la incertidumbre, ella abonó el test de forma privada y, ante la insistencia, su marido consiguió uno del Ministerio de Salud pero se lo harán recién hoy.

Santiago (47) tampoco tuvo una muy buena experiencia con la respuesta del sistema de salud y también terminó pagando $6.300 para que le hicieran el hisopado en forma particular. “El Gobierno terminó diciendo que hay que pasar la cuarentena por la enfermedad en la casa porque de hecho ya se estaba dando; no se podía hacer otra cosa”, consideró.

Su historia con el virus arrancó con su mujer, quien empezó con síntomas. Luego le siguió su bebé de 9 meses y, al tiempo, él mismo. Consultaron con cuatro médicos del servicio de emergencia de la obra social pero ninguno le indicó el testeo. “Siempre nos decían que teníamos que esperar”, recordó el hombre.

De los tres miembros de su familia, Santiago fue el que peor se sintió: tuvo tos, diarrea y fuerte dolor en el pecho. “Yo entiendo que se ocupen de los pacientes graves, pero lamentablemente dejan gente a la deriva; por eso caímos al hisopado privado”, se lamentó.

Una vez que obtuvo el resultado del test positivo, le dijeron que del laboratorio mandaría la información al Ministerio de Salud para hacerle el seguimiento. “Pero no hicieron absolutamente nada y decidimos comprarnos un oxímetro (dispositivo que mide el oxígeno en la sangre)”, relató. Después de varios días, los llamaron de Epidemiología para consultar por su caso pero sinceramente desconoce si incluyeron a su esposa y al bebé como casos confirmados por contacto estrecho.

Sobre su experiencia en el hogar, Santiago relató que tuvo sus matices. “Siempre está bueno pasarlo todos juntos y en tu casa tenés todas las comodidades, además de la solidaridad de vecinos y familia que deja las cosas en la puerta”, describió. Pero hizo referencia al temor de tener algo más grave y no notarlo. “Nunca me atendieron bien al respecto, no tengo radiografía de pulmón, ni nada”, cerró.

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