3 de noviembre de 2025 - 15:05

Leer para pensar: cómo crear espacios que despierten el pensamiento crítico

Enseñar a niños y adolescentes a leer críticamente no es tarea solo de la escuela: es un compromiso social. Implica transformar la lectura en una experiencia compartida, creativa y reflexiva.

Las noticias, las redes sociales, los mensajes instantáneos y los videos nos bombardean todos los días y destinamos mucho tiempo a navegarlos incluso sin discriminar, seleccionar o decidir si esa información es de nuestro interés o sin hacernos, al menos, algunas preguntas. ¿Es confiable? ¿Aporta valor a nuestra vida de alguna manera? En el mundo que habitamos hoy, aprender a pensar críticamente se vuelve una de las habilidades más importantes que podemos desarrollar y, también, enseñar.

Qué significa pensar críticamente

El pensamiento crítico aparece cuando se aprende a analizar, comparar y cuestionar lo que leemos o escuchamos. Supone distinguir hechos de opiniones, reconocer distintos puntos de vista y animarse a cambiar de idea cuando la evidencia lo justifica. Podríamos decir, que impulsa el crecimiento de quien lo pone en práctica, porque está abierto a enriquecerse con otras ideas, aún con las que inicialmente parecen contrarias a las suyas, siempre que encuentre un fundamento.

Mirar el mundo con ojos críticos significa entendernos en una red conformada por otros, que lejos de ser una amenaza, son fuentes de aporte para pensar desde diversos puntos de vista. Además, quien puede argumentar su pensamiento, puede debatir sin agredir, con una mirada abierta a incorporar nuevas ideas. El pensamiento crítico nos ayuda a tomar decisiones informadas, a no repetir sin pensar,a argumentar y a sostener nuestras ideas con fundamentos.

Leer para formar pensamiento crítico

Una de las mejores formas de ejercitar esta habilidad es a través de la lectura. Pero no cualquier lectura sino la lectura activa. Eso implica leer con un propósito, hacerse preguntas mientras se lee, buscar conexiones con otras ideas, debatir con otros y no quedarse solo con la primera interpretación. Cuando los chicos leen textos diversos (cuentos, noticias, historietas, poemas, ensayos) y tienen la oportunidad de conversar sobre ellos, argumentar y escuchar distintas interpretaciones, están desarrollando mucho más que comprensión lectora: están aprendiendo a pensar críticamente.

La lectura activa invita a detenerse, reflexionar y revisar los propios puntos de vista. Así, se transforma en una práctica poderosa para construir ciudadanía.

Por qué es tan urgente

En tiempos de sobreinformación, el pensamiento crítico no es un lujo: es una necesidad social. Sin él, corremos el riesgo de creer cualquier cosa, de quedar atrapados en discursos polarizados o de reproducir prejuicios sin darnos cuenta. Hoy convivimos con fake news, opiniones disfrazadas de información y herramientas que pueden manipular imágenes de manera muy verosímil. Poder discernir entre lo veraz y lo falso, detectar los sesgos, detenerla circulación de noticias que no son ciertas y pueden dañar a otros, son habilidades clave que hay que desarrollar. Para ello, es clave analizar fuentes, detectar intenciones, fundamentar opiniones y participar de manera más libre y responsable en la vida pública.

Cinco ideas para crear espacios de lectura activa en la escuela (y fuera de ella)

1. Círculos de lectura con preguntas abiertas

Después de leer un texto, invitar a los chicos a hacer sus propias preguntas: ¿Qué quiso decir el autor? ¿Estoy de acuerdo? ¿Qué otra mirada podría haber?

2. Debates a partir de distintos textos sobre un mismo tema

Por ejemplo, leer dos noticias o artículos con posiciones opuestas y analizarlos: ¿Qué argumentos usan? ¿Cuáles son los hechos y cuáles las opiniones?

3. Diarios de lectura reflexivos

Proponer que cada lector registre lo que piensa, lo que le genera duda o lo que cambiaría del texto. Escribir sobre lo leído ayuda a organizar y profundizar el pensamiento.

4. Clubes de lectura intergeneracionales o familiares

Compartir lecturas entre niños, adolescentes y adultos permite descubrir diferentes perspectivas y enriquecer las interpretaciones.

5. Lectura crítica de contenidos digitales

Analizar publicaciones de redes sociales, titulares o videos virales: ¿quién lo dice?, ¿con qué intención?, ¿qué pruebas hay detrás?

Enseñar a niños y adolescentes a leer críticamente no es tarea solo de la escuela: es un compromiso social. Implica transformar la lectura en una experiencia compartida, creativa y reflexiva. Porque leer para pensar es mucho más que comprender palabras: es una forma de entender el mundo, cuestionarlo y transformarlo.

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