Todo comenzó en agosto de 2006, cuando los servicios de inteligencia británicos descubrieron un plan terrorista sin precedentes, un grupo de extremistas planeaba detonar varios aviones que partían del Reino Unido hacia Estados Unidos utilizando explosivos líquidos ocultos en botellas comunes. La amenaza, invisible a los ojos de los escáneres tradicionales, desató el caos en los aeropuertos del mundo.
Para frenar una tragedia, las autoridades impusieron una prohibición total del transporte de líquidos. Sin embargo, la medida resultó insostenible, los pasajeros no podían siquiera subir una botella de agua. Fue entonces cuando se estableció un límite simbólico de 100 mililitros por envase, cantidad considerada insuficiente para fabricar una carga explosiva viable.
Por qué se eligieron exactamente 100 ml
El número no fue un capricho. Según expertos en seguridad aérea, esa cantidad es tan reducida que no permite reunir el volumen necesario para generar una explosión peligrosa, incluso si se intentara mezclar el contenido de varios frascos a bordo. Además, los explosivos líquidos, como el peróxido de acetona o el HMTD, son extremadamente inestables y podrían detonar con el más mínimo movimiento. Así, la cifra de 100 ml se convirtió en un punto de equilibrio entre seguridad y comodidad.
Equipaje de mano. Fuente: Canva
Equipaje de mano. Fuente: Canva
Desde entonces, la regla se aplica a nivel internacional bajo la supervisión de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Todos los líquidos, aerosoles o geles deben ir en envases de hasta 100 ml, dentro de una bolsa transparente de un litro, visible para los controles. Un gesto automático para los viajeros frecuentes, pero que tiene detrás una historia marcada por el miedo y la prevención.
Hacia el fin de una era
Casi veinte años después, la regla podría desaparecer. La llegada de nuevos escáneres 3D y de tomografía computarizada (CT) está transformando la seguridad aeroportuaria. Estos equipos permiten analizar el contenido de las maletas sin necesidad de abrirlas, identificando de forma precisa cualquier sustancia peligrosa. Países como el Reino Unido, Irlanda, Finlandia o España ya comenzaron a incorporar esta tecnología y algunos aeropuertos, como los de Londres-City, Helsinki o Schiphol, permiten subir líquidos sin restricciones.
Aun así, la eliminación completa no será inmediata. Los aeropuertos más grandes del mundo todavía enfrentan desafíos técnicos, los nuevos escáneres son enormes, requieren refuerzos estructurales y una amplia capacitación del personal. Mientras tanto, millones de viajeros seguirán llenando pequeños frascos, cerrando bolsas plásticas y resignándose a la norma más famosa del cielo.
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@erickvanpratt Envases mayores a 100ML Por lo general, cuando no se entiende porque de un procedimiento que te piden que hagas dentro del aeropuerto, se debe a cuestiones de seguridad. Se que es muy incomodo que no puedas llevar tu botella de agua u algún otro líquido que desees al avión porque te lo quitan en los filtros de seguridad. Puede que alguna persona con malas intenciones, pueda introducir substancias que con ellas puedan afectar a la seguridad de los demás, por eso es que se limita la cantidad. Pero no está del todo perdido, puedes comprar y subir al avión sin problemas botellas mayor a 100ML solo que tendrás que comprarlo dentro de la terminal aérea #pilotos #piloto #aviacion #aviacionmexico #pilotosentiktok #pilotosmexicanos sonido original - erickvanpratt
Una regla que nos igualó a todos
Durante casi dos décadas, los 100 ml fueron el símbolo de la desconfianza global y del control extremo tras los atentados del siglo XXI. Hoy, con la tecnología como aliada, esa medida podría quedar en el pasado. Pero su legado permanece, recordarnos que una simple botella de agua puede representar mucho más que un objeto cotidiano, puede ser la huella de un tiempo en que el miedo definió cómo viajamos.