Un abogado y psicólogo tuerto dibujó un ojo en su parche para sacar el certificado en “Mi Argentina”

Un abogado y psicólogo cordobés necesitaba registrarse para tramitar el certificado de circulación. Sin embargo, al ser tuerto, lleva un parche en el rostro y el reconocimiento facial no reconocía la cara. Recortó el ojo de una caricatura, lo pegó en el parche y la app lo reconoció y permitió registrarse.

Pedió un ojo y tramitó su certificado de libre circulación pegando un ojo dibujado en su parche. Foto: Gentileza Pablo Feighelstein
Pedió un ojo y tramitó su certificado de libre circulación pegando un ojo dibujado en su parche. Foto: Gentileza Pablo Feighelstein

No es un meme, pero bien podría pasar como tal. Incluso, si la noticia se difundiera en las redes sociales, iría acompañada de frases como “Argentina, un lugar” o de la infaltable leyenda “Mi país”, que se suele compartir acompañada de una imagen de Homero Simpson (o de otro hombre) sosteniendo una bandera argentina. Pero el protagonista de la noticia, el abogado y psicólogo Pablo Feighelstein (67) prefiere describir esta insólita situación de una manera más tajante y contundente: “es una vergüenza”.

Este hombre, quien vive en Río Tercero (Córdoba) logró burlar la aplicación “Mi Argentina” para que la plataforma aceptara una foto en la que se viera su rostro. No fue un chiste ni una travesura, sino –más bien- una cuestión de necesidad y urgencia. Y es que Pablo es tuerto desde que tiene 15 años y utiliza un parche a la altura de donde debería estar su ojo izquierdo. Pero cuando debió registrarse en “Mi Argentina” para tramitar el certificado de viaje en uno de los momentos más críticos de la pandemia, la app no reconocía su rosto sin los dos ojos. Ni lentes, ni parches; sí o sí la plataforma que se volvió exigencia obligatoria para veranear en el país le pedía dos ojos a una persona que no los tenía. Y aquí sacó a relucir su creatividad.

Pedió un ojo y tramitó su certificado de libre circulación pegando un ojo dibujado en su parche. Foto: Gentileza Pablo Feighelstein
Pedió un ojo y tramitó su certificado de libre circulación pegando un ojo dibujado en su parche. Foto: Gentileza Pablo Feighelstein

“Fui al cajón de casa donde los chicos guardan sus revistas y recorté el ojo de una caricatura de una revista Billiken. Lo pegué encima del parche y cuando puse la cara en la cámara para tomarme la foto, recién allí la aplicación me reconoció la cara y me permitió registrarme”, cuenta Pablo Feighelstein con dejos de resignación, incredulidad y bronca.

En pocas palabras: Feighelstein está registrado en “Mi Argentina”, la aplicación más importante en el territorio nacional en lo que a datos y documentación personal se refiere, con un ojo de papel pegado sobre su parche. Esa es la foto que se tiene en la base de datos digital, aunque es algo que no se muestra en público al abrir la aplicación. Pero que sí lo identifica –y hasta se le exigió- para poder registrarse en la aplicación y, de ese modo, contar con el certificado de circulación.

“Es muy poco fiable el sistema de reconocimiento facial y la aplicación en general. Lo que da más bronca es todo lo que se gasta el Estado en esta herramienta y en un país donde a un perro no lo dejan entrar porque no tiene todas las vacunas (NdA: en alusión a Coco, el perrito al que llegaron a pensar hasta en sacrificar por llegar de Europa junto a su dueño con una vacuna vencida), pero entran 19 iraníes sin registrarse o uno puede pegar una foto en una app para registrarse”, destacó indignado Feighelstein a Los Andes.

Ojo por ojo

La manera en que Pablo Feighelstein perdió su ojo es por demás triste. Cuando aún era un adolescente –tenía 15 años- padeció un cáncer y la consecuencia fue la pérdida del ojo izquierdo. Desde entonces, este cordobés se acostumbró a llevar un parche en su cara, a la altura del globo ocular izquierdo.

“Lo que me pasó ahora con ‘Mi Argentina’ es triste, pero no es la primera vez en que siento que el Estado me impide o restringe algo porque no tengo un ojo. En mi caso, es una batalla con el Estado que se ha dado siempre y por distintos motivos. Cuando tenía 19 años tuve que renovar el DNI para enrolarme en el Servicio Militar Obligatorio. Me pedían una foto de tres cuartos, de perfil izquierdo y no quisieron sacarme la foto porque no me sacaba el parche. Querían exigirme que saliera sin el parche”, rememora el hombre desde Córdoba y en diálogo con Los Andes.

Pedió un ojo y tramitó su certificado de libre circulación pegando un ojo dibujado en su parche. Foto: Imagen ilustrativa.
Pedió un ojo y tramitó su certificado de libre circulación pegando un ojo dibujado en su parche. Foto: Imagen ilustrativa.

En ese momento fue su padre quien se movió, recurrió a la Justicia Federal y consiguió que se lo autorizara a salir en la foto del documento con el parche en su rostro.

La más reciente de las situaciones la vivió el último verano. Junto a su familia tenían programado un viaje a Puerto Madryn, por lo que debían tramitar el certificado de circulación y turismo que los autorizara viajar y veranear por el país. Y allí se topó con un nuevo actor que no aceptaba que saliera con el parche en la foto, aunque esta vez no era humano sino que era digital. “Viajábamos en enero de 2022, por lo que en diciembre de 2021 comenzamos a gestionar el certificado. Nos registramos en ‘Mi Argentina’, como había que hacer, pero cuando yo me quise tomar la fotografía que me piden -con el celular- para poder registrar mi sesión, no me dejaba y no me identificaba el rostro. No procesaba la información y me rechazaba la solicitud, yo necesitaba gestionar el certificado por el tema de la pandemia”, rememora Feighelstein sobre la última de las situaciones.

Sin tener con quien discutir en persona –o al menos dialogar para tratar de hacer entrar en razón-, al abogado y psicólogo se le ocurrió hacer una prueba que, reconoce, la hizo sabiendo que no tenía nada que perder. Pero el resultado fue sorprendente.

Pedió un ojo y tramitó su certificado de libre circulación pegando un ojo dibujado en su parche. Foto: Gentileza Pablo Feighelstein
Pedió un ojo y tramitó su certificado de libre circulación pegando un ojo dibujado en su parche. Foto: Gentileza Pablo Feighelstein

“Recuerdo que era un domingo, estaba con mi mujer viendo una carrera y le dije a ella: ‘Yo sé cómo se soluciona esto’. Fui a buscar una vieja revista Billiken, recorté el ojo de una caricatura y me lo pegué en el parche. Mi esposa se reía y ahí le dije que no perdíamos nada con probar. ¡Y me tomó el rostro cuando puse la cara con el ojo dibujado pegado! Eso que antes no había podido registrar porque no encontraba el segundo ojo, ahora lo reconoció”, rememora, y vuelve a mostrarse incrédulo ante la situación. Y es que, literalmente, reemplazó ojo (real) por ojo (caricatura).

Ya con esa foto –que se le pide para que quede en la sesión de “Mi Argentina”-, Feighelstein pudo crear su sesión, tramitar el certificado, completar el autotesteo virtual y –por supuesto- viajar a Puerto Madryn en enero de este año.

“Es muy poco fiable el sistema, realmente. Yo tengo un sobrino que está viviendo en Israel y trabaja en todo la que es Inteligencia Artificial. Cuando le conté lo que había pasado, me dijo que era un sistema muy primitivo de reconocimiento de rostro. Y no quedan muchas dudas, pude validar la identidad en ‘Mi Argentina’ con el ojo de un dibujo de la Billiken”, continúa Feighelstein. “Siento que con estas cosas nos toman el pelo y no podemos quedarnos de brazos cruzados”, cierra en voz alta el ex trabajador judicial de la Provincia de Córdoba y quien, además, trabaja en la parte clínica de la psicología.

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