Enamorados de Vendimia: son bailarines y se unieron hace 20 años en un ensayo

Marta y Gonzalo se conocieron en un ensayo vendimial en 2003. Hoy combinan la vida familiar con la profesional.

Marta y Gonzalo han logrado transmitir su pasión por el baile a sus hijos, con quienes bailaron en una Vendimia. | Foto: Gobierno de Mendoza
Marta y Gonzalo han logrado transmitir su pasión por el baile a sus hijos, con quienes bailaron en una Vendimia. | Foto: Gobierno de Mendoza

Se celebra hoy en gran parte del mundo el Día de los enamorados. Y en Mendoza, Marta Morel y Gonzalo Cano, ambos bailarines, tienen muchísimos motivos para festejar y agradecerle al destino –y, claro, también a Cupido—el haberse puesto en el camino en el momento menos pensado.

Hace 20 años, en 2003, Marta y Gonzalo ni siquiera se conocían. Ambos -en forma separada- fueron convocados para hacer una presentación en la Vendimia distrital de El Resguardo departamento Las Heras.

No hubo flechazo ni amor a primera vista, sino algunos ensayos y conversaciones al pasar. Claro que, a la postre, supieron construir una familia maravillosa y combinar la vida personal y sentimental con la profesional.

De eso hablan hoy, en esta fecha especial, estos dos bailarines de la Vendimia, mendocinos de pura cepa, que siguen apostando al amor convencidos de que se trata de un “día a día”.

Aquellos ensayos no tuvieron demasiada química. Ni siquiera imaginaban lo que les esperaba. Marta bailaba el género contemporáneo y Gonzalo, el folclórico. Recién allí, entre ensayo y ensayo y horas de compartir la pasión por la danza, la historia comenzó a fluir sin prisa ni pausa.

La evolución del amor

Más aún cuando, después de un mes, ambos fueron nuevamente llamados en este caso para ser parte del Acto Central de la Vendimia. Por eso los ensayos se intensificaron y también la atracción y el amor, además del nerviosismo compartido por formar parte de un elenco estelar.

“Nuestra pareja evolucionó en base al respeto y el cariño de ambos. Fuimos creciendo en los distintos aspectos de la vida. Desde el inicio, nos planteamos nuestra pareja de vida y también la pareja desde el lado profesional”, relata Gonzalo.

Mal no les fue: “Se ve que hicimos las cosas bien porque aquí estamos, 20 años después, juntos y firmes en todo sentido, incluido en la Vendimia, porque también nos toca bailar en esta edición 2023″, agrega el artista con gran orgullo.

Los inicios fueron diferentes a este presente ya sólido. Por entonces, Gonzalo era personal de a bordo de una empresa de colectivos y se debatía entre su trabajo y el baile. Claro que el seguir los pasos de Marta no le dio opción y decidió volcarse a la danza, algo que siempre le había encantado.

“Recuerdo que una de mis excusas durante la época de ensayos. Yo vivía muy lejos, por lo tanto me dejaron quedarme a dormir”, recuerda entre risas.

Danza familiar

Además de su propio amor y del hecho de ser mendocinos de pura cepa, ellos se confiesan enamorados de la Vendimia, con todo lo que eso implica. “La amamos porque es un tiempo de compartir, donde disfrutamos plenamente de nuestra profesión y también de nuestra pareja. Claro, pasamos mucho tiempo juntos y es muy lindo perfeccionarse y ser convocados año tras año”, destaca Marta, quien está casada desde noviembre de 2009.

Juntos tuvieron tres hijos: Exequiel (24), Constanza (16) y Julián (7). Y aquí ambos cuentan otras experiencia inolvidable. Es que Marta y Gonzalo han compartido el escenario con sus hijos y no existe orgullo mayor que verlos seguir sus pasos.

“Sucedió en una Vendimia de Tupungato en 2012. Allí pudimos bailar junto a nuestro hijo mayor y también con Constanza, por entonces de sólo 3 años. Momentos así también los hemos vivido incluso estando de vacaciones, cuando espontáneamente, toda la familia subimos al escenario”, señalan a coro. Nada mejor para ellos que demostrar la esencia mendocina en cualquier lugar del planeta.

Lo cierto es que Marta y Gonzalo son una pareja unida y apasionada. Juntos se motivan y alientan para obtener los logros individuales y también los que, afortunadamente, tienen en común.

La danza los ha llevado por distintos rincones del mundo, pero sin dudas Mendoza es su nido, su raíz. Y también su futuro. De eso están plenamente de acuerdo.

Coreógrafa de vendimias, profesora de cientos de bailarines, Marta ha decidido que esta edición 2023 será su última Vendimia. “El cuerpo se cansa y los años pesan. Siento que es momento de dar un paso al costado. Tal vez después de los 50, regrese en el grupo de los adultos”, señala.

Y agrega que hay un trecho de edad donde ya cuesta adaptarse a los jóvenes. “Es una decisión para retirarme con dignidad”, advierte esta mujer que respira danza. Una mujer llena de proyectos, de ideas y una profesional creativa, todas ellas cualidades que comparte con su esposo.

La historia de amor entre Marta y Gonzalo se hilvanó con mucha ternura y sus hilos son fuertes, seguros, como es el hogar que conformaron. Una historia encantadora y mágica, como son sus figuras danzando.

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