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Largó todo, viajó por el mundo, se encerró tras ser estafado y es un tatuador de referencia en Barcelona. Foto: Gentileza Juan Manuel García
Sumido en un bajón anímico, García se encerró en el piso en que vivía en Barcelona. "Pasé muchos meses tatuando en piel de cerdo, practicando lo poco que había aprendido. Y así me fui perfeccionando y aprendiendo más, todo de autodidacta", describe Juan Manuel, quien un día también se dio cuenta de que no podía pasar sus días encerrado.
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Largó todo, viajó por el mundo, se encerró tras ser estafado y es un tatuador de referencia en Barcelona. Foto: Gentileza Juan Manuel García
"En diciembre voy a cumplir cuatro años con mi propio estudio. Empecé tatuando en piel de cerdo encerrado en casa y hoy, por suerte, puedo tener mi estudio. Le puse 'Perro Loco' al lugar por Marquito, porque él me enderezó la vida, me metió en una vida sana y es un eslabón fundamental en toda la historia. Fue como tener un hijo", cuenta García a Los Andes.
Yo largo todo, me voy de viaje
Con 21 años, Juan Manuel García (quien por entonces vivía en Guaymallén, Mendoza) comenzó a trabajar en una importante empresa vinculada al petróleo. Ni bien terminó el secundario completó la tecnicatura en Higiene y Seguridad, por lo que apenas se recibió, inició su andar en el mundo laboral.
"Me iba bastante bien, no te voy a mentir. Cuando empecé a estudiar la tecnicatura, mi idea siempre fue conseguir una buena salida económica. Y la conseguí. Pero pasó el tiempo y me di cuenta de que el dinero no era la felicidad”, describe el mendocino, a quien por entonces ni siquiera se le había cruzado por la cabeza ser tatuador.
Un día, con 24 años, cayó en la cuenta de que, aunque ganaba un buen sueldo, su vida transcurría entre turnos de 12 horas trabajando en su función.
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Largó todo, viajó por el mundo, se encerró tras ser estafado y es un tatuador de referencia en Barcelona. Foto: Gentileza Juan Manuel García
"Ganaba mucha plata, pero me di cuenta que con esa plata estaban comprando mi vida, que ellos eran los dueños y yo era un esclavo. Entonces dejé todo y, con mis ahorros, me fui de viaje", cuenta.
En compañía de su hermano -al menos al principio-, Juan Manuel García viajó por -y vivió en- Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, México y Uruguay. Era un viaje que, a priori, iba a durar un año. Pero se estiró a cuatro.
Durante esos más de 1.400 días, Juan Manuel viajó solo, acompañado y hasta se puso de novio. Además, trabajaba de lo que fuese, ya sea ayudante de cocina o jardinero. Cuando se acabaron sus ahorros -como suele ocurrir, duran demasiado poco-, trabajó y se las rebuscó como pudo.
Próxima estación: Barcelona
Un día, ya en el final de su viaje y mientras se encontraba en Uruguay, volvió a mirarse a sí mismo y se planteó para su interior que, con 28 años, necesitaba reencausar su vida.
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Largó todo, viajó por el mundo, se encerró tras ser estafado y es un tatuador de referencia en Barcelona. Foto: Gentileza Juan Manuel García
"Justo ese año me salió el pasaporte italiano y la posibilidad de irme a vivir a Barcelona. El viaje me había enseñado un montón: había salido de una vida marcada por lo capitalista, terminé el viaje con lo puesto y necesitaba encontrar algún tipo de estabilidad para mi vida", rememora García.
El guaymallino fue a Barcelona a probar la vida, como quien dice. Pero allí le esperaba otro contratiempo.
Aunque llegó con la idea de volver a trabajar de lo que había estudiado (Seguridad e Higiene), el solo hecho de considerar esa idea lo desmotivaba. Por esto mismo es que, durante los primeros meses en tierras catalanas, se encontró a sí mismo trabajando de ayudante de cocina y hasta conserje de un edificio.
"Un día encontré la publicidad de un curso de tatuajes que ofrecían y se veía bastante completo. Salía 3.600 euros, por lo que los pasé y lo hice durante tres meses. Pero un día cerró -supuestamente- por receso, y nunca volvió a abrir. Apenas había aprendido lo más básico, como los estilos de tatuaje, lo referido a montaje y desmontaje de máquinas y nada más", repasa Juanma.
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Largó todo, viajó por el mundo, se encerró tras ser estafado y es un tatuador de referencia en Barcelona. Foto: Gentileza Juan Manuel García
Anímicamente, esta situación lo dejó tirado, a tal punto de que los primeros meses los pasó encerrado en su habitación, aislado del mundo. Con 29 años, lo único que Juan Manuel García era practicar tatuajes en piel de cerdo. Apenas si interactuaba con los poquitos amigos que había logrado conocer en ese primer año en Barcelona, y los más valientes se animaban a ser tatuados por este artista en formación (y que cada vez se perfeccionaba más).
Marco y su nueva vida
Tímidamente, en la medida en que fue superando el bajón, Juan Manuel García fue retomando contacto con el mundo exterior. Así fue como un día adoptó a su perro, Marco.
"Me la pasaba encerrado, pero Marco empezó a ayudarme a salir. Iba a caminar a la plaza y me ayudaba a despejarme y a hacer cosas distintas. Mi estilo de vida con un perro me ayudó muchísimo, porque ello me ayudó a conocer a más gente, a los dueños de otros perros. Así fue como empecé a tatuar más gente de a poco -ya había aprendido mucho por mi cuenta-", agrega García.
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Largó todo, viajó por el mundo, se encerró tras ser estafado y es un tatuador de referencia en Barcelona. Foto: Gentileza Juan Manuel García
Ya perfeccionado en su arte, el trabajo de Juan Manuel se fue divulgando de boca en boca. Así fueron cada vez más los amigos que ofrecieron su cuerpo como una especie de lienzo con vida para la creatividad del tatuador mendocino, Durante tres años, García hizo sus trabajos en su casa, al tiempo que Instagram se convirtió en su vidriera fundamental.
El estudio propio
Con ayuda de algunos amigos y familiares, en diciembre de 2021 Juan Manuel García pudo abrir su propio estudio en pleno centro de Barcelona. "Perro Loco" fue el nombre que eligió a modo de reconocimiento de su salvador, quien le enseñó a tener disciplina y constancia en su día a día.
"El local se fue haciendo cada vez más conocido y fue creciendo, igual que yo en lo artístico. Mi estilo es más bien dark y heavy, que está en alza en Europa y que suele ser algo de los consagrados, pero sin tanto lugar entre los emergentes", resume, con simpleza y humildad el mendocino y quien -con orgullo- reconoce que su estilo de vida gira en torno a los tatuajes.
El vínculo con Mendoza
Aunque hace ocho años que Juan Manuel García abandonó Mendoza, solamente regresó a su tierra natal durante el primer año de estadía en Barcelona. Fue antes del aislamiento en que se vio encerrado.
Una vez que se encaminó su proyecto y su estudio, Juanma se estableció en España, mientras que cuando le empezó a ir bien tuvo la posibilidad de pagarles el pasaje a sus padres (algo que hace todos los años).
"Ha sido muy sacrificado no poder volver a ver a mis amigos y a toda la familia. Lo que más se extraña es eso y la calidad humana. Mucha gente habla de la tierra y otras cosas, pero tierra hay en todos lados y el pasto crece igual en Mendoza que en Barcelona. Lo que extraño son esas juntadas con amigos y charlas, el asado de los domingos", resume. Y anticipa que en diciembre de este año hará todo lo posible por volver a Mendoza.