10 de abril de 2025 - 07:30

El camino laboral de las mujeres, una carrera de obstáculos: historias de profesionales, en primera persona

Mujeres que desafiaron los estereotipos y avanzaron en ámbitos dominados por varones. Las renuncias, la batalla por la palabra y los límites al ascenso.

Aunque las mujeres son mayoría en las universidades argentinas, la carrera profesional y el acceso a puestos de decisión y poder sigue siendo un camino de obstáculos y espacios vedados. Muchas logran altos niveles de formación pero a un gran costo, implica renuncias y mucho tiene que ver contar con un entorno favorable.

Sin embargo, les cuesta ser escuchadas, son relegadas, sobre todo en ámbitos dominados por varones. Además, deben romper con mandatos y estereotipos establecidos que incluso muchas veces les resultan invisibles y hasta les generan culpas y frustraciones.

Estas son parte de las conclusiones de un encuentro que reunió a reconocidas mujeres profesionales que contaron su experiencia para poner de manifiesto que, pese a que ha habido avances, las brechas persisten. Sobre todo, llamó la atención que aunque provienen de diferentes disciplinas y entornos, los relatos se parecen.

Mujeres trabajos trabajadoras
Aunque las mujeres son mayoría en las universidades argentinas, la carrera profesional y el acceso a puestos de decisión y poder sigue siendo un camino de obstáculos y espacios vedados.

Aunque las mujeres son mayoría en las universidades argentinas, la carrera profesional y el acceso a puestos de decisión y poder sigue siendo un camino de obstáculos y espacios vedados.

Se dio en el marco del encuentro “Condición de Mujer y Desarrollo Profesional: Caminos, Obstáculos y Logros”, un ciclo de charlas organizado por el Observatorio de Género, dependiente de la Secretaría de Investigación y Extensión Universitaria de la Universidad Champagnat (UCH). La intención fue poner en común las experiencias para visibilizar los desafíos.

“Este encuentro no solo busca visibilizar los desafíos que enfrentan las mujeres en el mundo laboral y académico, sino también generar un espacio de inspiración y empoderamiento, donde las voces de mujeres líderes resuenen como ejemplo y motor de cambio” describe el área. En ese marco, se expresó que las mejoras alcanzadas los últimos años no han sido homogéneas e incluso, que con una nueva narrativa instalada en el país se avizora un retroceso que además ha avalado la aparición de discursos que entorpecen la búsqueda de equidad y oportunidades.

El costo de desarrollarse y un mundo de varones

Las panelistas invitadas representaron a diversos sectores profesionales: la academia, el mundo político y la producción.

La organización destacó que han sabido abrirse camino en entornos desafiantes, demostrando que la perseverancia, la formación y el compromiso pueden transformar la realidad, aunque parece no ser suficiente en muchos casos.

Participaron la Magister e Ingeniera Patricia López, experta en Hidrología, la doctora Claudia Torres, vicedecana de la Facultad de Derecho de la UCH, la licenciada Gabriela Lizana, empresaria y diputada provincial y la ingeniera Mariana Brachetta, decana de la Facultad de Informática y Diseño de la UCH.

La moderación estuvo a cargo de la Magíster Dora Balada, Directora del Observatorio de Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades de la UCH.

Brachetta, hizo referencia a que se considera una mujer programadora y que eso la ubica en un grupo reducido en el cual la mayoría son varones. En ese sentido, se refirió a que esto implica romper con muchos estereotipos.

Mencionó que de 2.700.000 estudiantes universitarios 62% son mujeres pero las estudiantes de Ingeniería son 18%. En el mundo del trabajo ocurre otro tanto y se estima que 25% de los trabajadores en el mundo de la ingeniería son mujeres, es decir una de cada cuatro.

Pero lograr lo que logró no ha sido un camino sencillo como tampoco lo fue para el resto de las participantes. Mencionó como uno de los obstáculos la cuestión de la familia. “Pasé años sin que mi familia entendiera de qué iba a mi trabajo”, afirmó.

Otro desafío que mencionó es que se trata de un mundo de varones lo cual implica tener que estar todo el tiempo demostrando sus capacidades para hacerse un lugar. Se trata de algo que suele ponerse de manifiesto en los análisis de estas cuestiones desde la perspectiva de género: a las mujeres se les piden muchas más acreditaciones y suelen ponerse más en duda sus capacidades pese a haber obtenido igual o más cantidad de títulos o expertise que sus pares varones.

La empresa busca busca mujeres para trabajar en las áreas de Electromecánica, Mecánica, Química y Procesos de Industria como proyecto de prácticas profesionales, con posibilidad de efectivización en puestos específicos.
Mujeres que trabajan en entornos dominados por varones: la batalla por tener voz y el techo de cristal

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En un mundo de varones gané lugares, pero era un lugarcito acotado, en un rincón, pasar del espacio a la capacidad de decisión real todavía es un desafío difícil”, advirtió.

También hizo referencia a que avanzar en su trayectoria ha implicado muchas renuncias. “Queremos ser buenas en todo lo que hacemos, también queremos ser buenas maternando, ser buenas con la familia, buenas amigas”, señaló, pero esto genera un enorme desgaste y muchas veces también una gran culpa, sin poder ser buena en todo los planos. Definitivamente las mujeres tienen que elegir. Y justamente es en este contexto que explicó que ser exitoso implica que estén dadas las condiciones como por ejemplo una familia que entienda y acompañe y que si esto no está dado es muy difícil avanzar para las mujeres.

Romper moldes

Lo que se puso de manifiesto es que en los diferentes ámbitos prevalecen las mismas situaciones. Torres relató que se considera una mujer de la política y justamente en eso trabajó mucho durante sus años más jóvenes pero con el tiempo se dio cuenta de que siempre trabajaba para alguien y que ese alguien solían ser varones. Así fue entre sus 18 y sus 35 años y de hecho señaló que no le molestaba y tampoco tenía conciencia de sus renuncias.

Sin embargo cuando estaba a punto de casarse su novio le dijo que no iba a poder seguir con esas actividades y con esto le arrojaba a la cara los estereotipos y los roles socialmente asignados a los cuales, según su concepción debía adaptarse. “Así tomé conciencia de que varones y mujeres éramos distintos y dije: no quiero esto”, recordó.

Agregó que fue un proceso complicado lleno de dudas ya que también pesaba lo que esperaba de ella su familia. Decidió que no quería tener hijos y que elegía seguir su propia carrera, eso le permitió invertir en su formación.

Destacó que los entornos políticos tienen escasa perspectiva de género y que muchas veces se ocupan por necesidad, por la imposición del cupo femenino.

Amenaza de bomba en el Congreso de la Nación
En Argentina hay más de 23 millones de mujeres y 22 millones de varones, sin embargo, no está dada la representatividad en la misma proporción. En 2024 la Cámara de Senadores de la Nación tenía 45,8% de mujeres mientras que la de Diputados tenía 42,4%. Congreso de la Nación.

En Argentina hay más de 23 millones de mujeres y 22 millones de varones, sin embargo, no está dada la representatividad en la misma proporción. En 2024 la Cámara de Senadores de la Nación tenía 45,8% de mujeres mientras que la de Diputados tenía 42,4%. Congreso de la Nación.

Torres entonces hizo una comparativa: en Argentina hay más de 23 millones de mujeres y 22 millones de varones, sin embargo, no está dada la representatividad en la misma proporción. Dijo que en 2024 la Cámara de Senadores de la Nación tenía 45,8% de mujeres mientras que la de Diputados tenía 42,4%.

“Como mujeres tenemos que pensar qué tipo de poder no hemos sido capaces de conseguir y por qué no somos capaces de ejercerlo”, planteó. En ese plano dijo que el ejercicio de ese poder seguramente será distinto porque somos distintas.

La pelea por un lugar y una voz propia

En tanto, López tiene 65 años y hasta su jubilación se desempeñó en el Instituto Nacional del Agua (INA), cerrado recientemente. También se dedicó a una rama netamente masculina.

Dijo que durante el cursado universitario en ningún momento sintió ningún tipo de discriminación y al terminar se especializó en Madrid. Sin embargo, reconoció las brechas en el entorno laboral. “Con el tiempo noté que compañeros varones con la misma formación o menor a la mía lograban ascensos y ni mis compañeras ni yo lo hacíamos, así empecé a ver el techo de cristal en el empleo público”.

Lo graficó así: “Me llevó 28 años y dos concursos llegar al segundo nivel jerárquico, fue a mis 55 años y me jubilé en esa posición en 2022 luego de 36 años de servicio”.

Sobre el techo de cristal señaló:” es bastante perverso porque significa que mujeres con igual o mayor formación y capacitación en distintas disciplinas tienen menos oportunidades, ganan menos, tienen menos ahorros y por ello menos disposición de dinero para su vejez”.

En tanto, Lizana contó que ha tenido un recorrido laboral disperso y consideró que es habitual en las mujeres. Quería ser médica pero finalmente estudió Derecho y luego hizo una maestría en Comercio Exterior.

Pero su papá tenía una finca y tomó esa responsabilidad. Es allí donde reconoció que involucrarse en ese mundo mayormente masculino tuvo sus desafíos: “No les gusta que una mujer, y menos una persona joven, venga a decirles lo que tienen que hacer.”

Fue gerente de Comercio Exterior de una bodega importante y quedó embarazada de su primera hija. “Tuve qué hacer como que era hombre y a los pocos meses la dejé para ir a una feria durante 18 días”, contó. Cuando se quedó embarazada de su segundo hijo dejó ese trabajo y se dedicó a una actividad familiar: “ Me di cuenta que todo no se puede”.

Llegó a ser presidenta de una asociación de productores. “Eso me permitió ver la debilidad y desventajas en que nos encontramos las mujeres, en el mundo vitivinícola la mayoría son varones y están siempre marcando que sos mujer y vos tenés que hacer fuerza para que te escuchen ¡qué fuerza hay que hacer!”, advirtió. Y luego subrayó para demostrar que obtener la palabra no es solo cuestión de acceso: “Ahora soy diputada provincial y en el recinto pasa lo mismo, los varones gritan y te tapan”.

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