Dos de cada 10 mujeres presentan algún trastorno en su salud mental en la etapa perinatal

Durante el embarazo y luego del parto es esperable que 80% de las mujeres tengan tristeza, pueden presentarse cuadros de depresión o ansiedad. Sin embargo, no suelen pedir ayuda porque se trata de una instancia de la vida “romantizada” a la que se le atribuye plena felicidad.

Las mujeres con estos cuadros suelen no consultar ni pedir ayuda ya que se supone que están felices. Menos aún lo hacen los varones, que también pueden presentarlos.
Las mujeres con estos cuadros suelen no consultar ni pedir ayuda ya que se supone que están felices. Menos aún lo hacen los varones, que también pueden presentarlos.

La etapa del embarazo y posterior nacimiento de un hijo está instalada en el imaginario social como un tiempo de felicidad. No escapa a los estereotipos que atraviesan casi todo. Sin embargo, en la realidad, muchas mujeres e incluso varones ven afectado su estado de ánimo ante esta situación, lo que los lleva a tener ansiedad, angustia, depresión entre otros cuadros.

Las estimaciones a nivel internacional apuntan que alrededor de 20% de las mujeres pueden presentar un trastorno en su estado de salud mental durante la etapa perinatal, es decir, antes y después del nacimiento de un hijo.

A nivel nacional y local no hay datos estadísticos al respecto. Sin embargo, en la práctica se observa esta misma realidad. La psicóloga infanto-juvenil, Jennifer Waldheim, quien tiene orientación en Salud Mental reproductiva y perinatal, aseguró que dos de cada 10 mujeres muestran algún grado de afectación. Ella se desempeña en el equipo de Salud Mental del hospital pediátrico Humberto Notti, donde aprecian los que se llaman trastornos del estado de ánimo o de ansiedad que son específicos de esta etapa perinatal.

Lo que observan es que las mujeres con estos cuadros suelen no consultar ni pedir ayuda ya que se supone que están felices. Menos aún lo hacen los varones, que también pueden presentarlos, usualmente como estrés.

“Mucho no se les pregunta pero en el plano perinatal también se incluye la salud mental del padre, que en términos de salud mental hablan más de estrés, no de depresión y ansiedad, y lo que a los varones les pasa se minimiza entonces consultan menos”, dijo la especialista. “Hay trabajos que han mostrado que el 50% de los padres cuya pareja tiene depresión posparto también desarrollan síntomas depresivos”, apuntó Waldheim.

Sin embargo, cada uno presenta sus particularidades. “La vida reproductiva de la mujer, desde que tenemos nuestra primera menstruación hasta la etapa de la menopausia, es una etapa de alta vulnerabilidad, tanto a síntomas depresivos como ansiosos. No nos enfermamos igual que los hombres, entonces hablamos justo de la etapa del embarazo y posparto de un riesgo para dos de cada 10 mujeres”.

Es en ese sentido que Waldheim consideró muy importante la atención de la mamá y el bebé como también de sus referentes más cercanos.

Buscan asegurar la atención

En Mendoza avanza una iniciativa legislativa que apunta a implementar el Día Provincial de la Salud Mental Perinatal.

Esta semana la comisión de Salud de la Cámara de Diputados, que preside Daniel Llaver (UCR), dio despacho favorable al proyecto de ley que lo establece para el primer miércoles de mayo de cada año en el calendario oficial de la provincia.

“Lejos de ser las etapas idealizadas culturalmente, la maternidad y la paternidad son procesos de ambivalencia emocional, construcción de nuevas identidades y nuevos vínculos que requieren de una atención especial, tanto profesional como de todos los actores sociales”, argumentó el legislador.

En diálogo con Los Andes hizo referencia al periodo preconcepcional hasta que el niño cumple 3 años, en que hay muchas inseguridades. “Hay casos más graves como trastornos de bipolaridad, ansiedad, durante el embarazo y el posparto, que van a afectar el binomio madre e hijo, entonces lo que se está buscando con esta ley, es que la mujer se anime a hacer las consultas porque todo el mundo cree que el embarazo es un periodo de júbilo pero no todas las mujeres lo sienten así, son datos internacionales, incluso hay una ley en España y un proyecto de ley nacional”, manifestó.

El texto del proyecto advierte que se pueden incluir otros factores que pueden añadir mayor riesgo, como el padecimiento mental previo familiar, los biológicos, genéticos y congénitos, los comunitarios y culturales, la desnutrición, las infecciones, el contexto socio-económico, entre otros. En general, estas condiciones generan consecuencias a mediano o largo plazo, que resultan significativas por sus secuelas para las personas gestantes y los recién nacidos.

Llaver dijo que hay posibilidades de que sea tratada en el recinto el próximo miércoles.

Lo que se busca es que a través de la salud pública y las obras sociales se generen acciones de concientización y consulta durante esa semana, como talleres y conversatorios.

En 2010 Argentina sancionó la Ley 26.657 de “Derecho a la Protección de la Salud Mental”, donde se define a la misma como un “proceso determinado por componentes históricos, socioeconómicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona”.

Por tal motivo, las argumentaciones en favor del proyecto local, remarcan que “viene a reafirmar la importancia de la prevención y detección temprana de estas patologías, así como la disposición de la infraestructura de salud para la atención integral de las pacientes”.

Cómo se presenta

La licenciada Waldheim subrayó que no significa que tengan un trastorno psiquiátrico, sino que es algo con chances de suceder. “Es esperable que 80% de las mujeres tengamos tristeza posparto, preocupaciones como la salud del bebé u otros factores, como tener que volver a trabajar, cambio de domicilio, hacen que estemos más tristes”, explicó. En la aparición incide la cultura en la que las mujeres están inmersas, por ello en las de zonas urbanas tiene una prevalencia mayor y es menor en zonas rurales.

Waldheim detalló que la depresión pos-parto le pasa a alrededor de 20% de las mujeres y dijo que también ven con frecuencia trastornos de ansiedad posparto, sobre todo de mujeres que están internadas en Neonatología, lo cual en Mendoza dijo que es de 70%.

Señaló que también se presentan casos de estrés postraumático, luego de un diagnóstico sobre el bebé o por casos de violencia obstétrica. Con menor incidencia, también puede presentarse la psicosis puerperal, que se da entre 1 a 2 casos cada 1000 nacimientos y cuando se presenta puede implicar riesgo para la salud de la mama y el bebé.

Por otra parte, la psicóloga mencionó que antes había como un rótulo y se decía que si la mamá estaba depresiva no diera la teta porque le podía transmitir la angustia al bebé pero, por el contrario, estudios han demostrado que dar la teta puede ser terapéutico para su mamá.

Señaló que lo más importante es el apoyo social pero nuestra cultura ha dejado a la mamá transitar sola esta etapa. “No vivimos con nuestra tribu, con nuestra comunidad. En el mejor de los casos con la pareja. Eso ha hecho que las mujeres urbanas pasen la maternidad más solas”, afirmó.

Waldheim además advirtió que desconocer estas situaciones y la falta de un abordaje adecuado puede tener impacto en la pareja o en la familia.

Remarcó que también es importante la formación del equipo médico en este sentido, porque si no sabe preguntar a la mamá cuando se está sintiendo mal está perdiendo una oportunidad de intervención. En tanto, el sistema laboral también tiene participación en este plano, por ejemplo en cuanto a la disparidad de licencias para varones y mujeres.

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