Crónica de un contagio familiar de coronavirus, en primera persona: “Fue muy angustiante”

Vanesa, su marido y dos de sus hijos contrajeron la enfermedad y conformaron un “clúster”. Desde la clínica, relataron cómo se contagiaron y cómo viven estos días.

Christian, Vanesa y dos de sus hijos están aislados pero transitan la parte final de su recuperación. Tras el alta, deberán hacer cuarentena por 14 días en su casa. Foto: Gentileza
Christian, Vanesa y dos de sus hijos están aislados pero transitan la parte final de su recuperación. Tras el alta, deberán hacer cuarentena por 14 días en su casa. Foto: Gentileza

El 14 de julio pasado, las autoridades sanitarias de la provincia utilizaron por primera vez el término “clúster” para indicar el nexo epidemiológico de varios de los nuevos infectados por coronavirus en Mendoza. Esta palabra, que en inglés puede significar brote o agrupamiento, es definida por la Organización Mundial de la Salud como “dos o más casos asociados epidemiológicamente entre sí” y sucede “por el aumento inusual del número de casos de una enfermedad”.

En este contexto se encuadra la situación de Vanesa Mateos y su hijos Christian Lo Ruso (19), Mauro (12) y Valentín Zárate (9), quienes terminaron contagiados, a excepción del hermano del medio, a partir de su marido Lucas Zárate. El hombre, a su vez, contrajo la enfermedad a partir de una compañera de trabajo y todos forman parte de un mismo clúster.

“Hace diez días llamó uno de los jefes de mi marido y contó que una de sus compañeras había sido internada por síntomas y que algunos de sus familiares habían dado positivo. Ella había ido a trabajar ya enferma y no había dicho nada”, relató a Los Andes la mujer, quien en este momento está en la parte final de su recuperación en la clínica Santa María.

Lo que vivieron Vanesa y su familia fue “una experiencia muy angustiante, una montaña rusa de emociones”, según ella lo define, porque no solo les tocó lidiar con una enfermedad desconocida, sino que también tuvieron que pasar por algunas situaciones por demás estresantes, como el traslado de uno de los integrantes a otro hospital, un primer resultado negativo en su test aunque tenía todos los síntomas o un diagnóstico equivocado para uno de sus hijos.

Crónica de los contagios

El primero en presentar síntomas y ser hospitalizado fue Lucas y, 24 horas después le tocó a su mujer, Vanesa. “Cuando tuve fiebre entré en contacto con los médicos y me dijeron que tengo estar internada sí o sí. Me convencieron y el miércoles me hicieron el hisopado, que dio negativo. Pero era evidente que un segundo iba a dar positivo”, comentó.

Y agregó: “Me agarró desesperación porque no quería dejar a mis tres hijos y no podía entrar nadie a mi casa”.

Los siguientes en “caer” fueron Christian y Valentín, el mayor y el menor de sus hijos. Con Mauro se dio una situación particular: fue el único que no contrajo el virus, a pesar de haber estado en permanente contacto con todos los miembros de la familia, incluso en la misma habitación en la clínica.

“Al otro día de que me internaron me trajeron a uno de los chicos. Una de las doctoras quería internar a mis otros hijos y yo me negaba porque ellos no estaban con síntomas. Para mí, era exponerlos a una situación innecesaria. Pero los terminaron internando a todos. Al mayor le tocó estar en hospital Lencinas porque no tenía obra social en el momento”, contó Vanesa.

Y justamente con el joven de 19 años les tocó vivir una situación “bastante angustiante”. Su mamá recordó: “Hace algunos días me llamó y me dijo que le iban a poner suero y medicación porque tenía filtraciones en los pulmones. En ese momento casi me muero. Tuve que pedirle a mis familiares más cercanos que corrieran al hospital para saber qué pasaba. Al final, se habían confundido de paciente y fue sólo un susto pero no puedo describir lo que vivimos en ese momento”.

De a poco todo lo malo ha ido quedando en el pasado. “Ahora los chicos están re bien y yo estoy mejorando. Y la cosa se complica un poco porque estamos los tres encerrados en una habitación con las camas y con lo niños que no saben qué hacer”, sostuvo Vanesa entre risas.

Y cerró:”Cuando salgamos tenemos que hacer otra cuarentena en casa. Serán 14 días de aislamiento, que van a ser los más hermosos porque serán ya sanos. Después tenemos que seguir cuidándonos porque no quedamos inmune al virus y más adelante podemos volver a tener la enfermedad”.

¿Clúster, conglomerado o transmisión comunitaria?

Aunque la terminología pueda confundirse, fuentes del Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deportes de Mendoza explicaron que “clúster” es utilizado “cuando los contagios se dan en un lugar específico; está asociado a un grupo de contagios, por ejemplo, dentro de un domicilio o un mismo lugar y espacio”. Esta denominación se usó en la cartera que dirige Ana María María Nadal porque todos los casos tienen una relación.

Cuando un clúster pasa a ocupar una parte de un barrio, se transforma en transmisión por conglomerado. Y la transmisión comunitaria se da cuando el virus está circulando en toda la zona y los nuevos contagiados no han tenido relación con el primer caso”, manifestaron desde Salud.

Para entender mejor la diferencia, tomaron como referencia el clúster de los amigos del ‘caso 98’. “Pasó a ser una transmisión por conglomerado porque ya ocupó una parte de un barrio. Transmisión comunitaria sería ya si toda la localidad (Luzuriaga) hubiese tenido el virus”, definieron.

En cuanto al clúster, si bien no se da en el mismo espacio físico, “es porque hay contagios en hospitales porque los médicos o enfermeros van a otros lados y contagian o contraen la enfermedad. Hay varios lugares pero están todos relacionados con dos o tres personas”, concluyeron.

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