Cierre del Seminario en San Rafael: entre las intrigas del episcopado y la reacción del clero

El cierre exprés del seminario sureño generó polémica. Historias de recelos entre los obispos argentinos, la decisión de la Santa sede y las airadas quejas de los sacerdotes.

La gota que colmó el vaso. Taussig decidió dar la comunión en la mano y, ante la resistencia de los curas, se precipitó el cierre.
La gota que colmó el vaso. Taussig decidió dar la comunión en la mano y, ante la resistencia de los curas, se precipitó el cierre.

El cierre impensado y en tiempo record del seminario Santa María Madre de Dios desencadenó un terremoto en la diócesis de San Rafael del que aún no se conoce el final.

Sin embargo los últimos acontecimientos no son aislados. La disputa que se abrió en la diócesis por la decisión del obispo, Eduardo María Taussig de suministrar únicamente la comunión en la mano por una cuestión sanitaria debido al coronavirus, fue la gota que colmó el vaso.

A ese episodio lo anteceden serías diferencias de pensamiento, recelos e intrigas de parte del episcopado argentino, que se remontan al comienzo de la casa de formación sacerdotal en el sur mendocino.

Para los opositores al pensamiento que inunda la diócesis sureña y su seminario, en San Rafael residen ya no los tradicionalistas sino los ultra conservadores o hasta fachos.

Los que pasaron por el seminario y hoy forman parte del clero califican la formación como “original” más que tradicional, evitando el estilo de los revolucionarios impregnados por la teología de la liberación, o el progresismo, liberalismo o modernismo del otro lado en el que todo es relativo además de material y exterior.

El seminario de San Rafael nació el 25 de marzo de 1984 con León Kruk como obispo, pero había tenido un capítulo previo en Paraná. Primero se instaló en la localidad entrerriana con monseñor Adolfo Tortolo y al año siguiente con el desembarco de Estanislao Karlik, hubo fuertes vientos de cambios y tanto formadores como seminaristas en masa (unos 40) partieron y terminaron dando vida a la institución en el Sur de Mendoza.

Esa situación generó fuertes resquemores en el episcopado argentino y los embates hacia Kruk se hicieron sentir al punto de tener que llegar a solicitar a Roma el envío de un veedor. Esto no quitó presiones sobre la diócesis y en 1990 el Obispo viajó a pedir la renuncia al Papa Juan Pablo II.

León Kurk murió en un accidente de tránsito pocos días después de su regreso y en el maletín se encontró una carta con el memorándum de su visita al Vaticano en la que pedía la renuncia cansado de las presiones: “A esta altura me siento muy cansado, ya sin ánimo de continuar… Hasta desearía que el Señor abreviara mis días en la tierra. Se, reconozco y admito que esto es una falta de virtud. Pero, Santo Padre, humanamente no puedo más”, rezaba parte de la nota que dejaron trascender fuentes consultadas y que pidieron reserva absoluta del su identidad.

Monseñor Jesús Arturo Roldán le siguió en la diócesis. Hay un hecho particular que el prelado le confesó a un sacerdote. Antes de tomar posesión del cargo, le pidieron viajar primero a Roma. Una situación que no es habitual y tampoco necesaria. En aquella visita hubo una indicación en especial, que cuidara el seminario “atendiendo a los problemas que podía haber con sus pares”, indicó una fuente.

Tras el fallecimiento de Roldán por un cáncer terminal en 1996, se designó a un interventor, fue el Arzobispo emérito de Mendoza, Monseñor Cándido Rubiolo y un año más tarde asumió al frente de la diócesis Guillermo Garlatti.

En su paso por San Rafael, Garlatti estuvo más enfocado en la crisis que se había presentado con el Verbo Encarnado, sin embargo dejó su marca. La determinación más dura fue la de prohibir el ingreso de vocaciones de otras zonas del país y la cantidad de seminaristas decayó notablemente.

Con el traslado de Garlatti a la arquidiócesis de Bahía Blanca, fue nombrado obispo Eduardo María Taussig y llegó a San Rafael en 2004.

En principio renovó los aires en el seminario y la diócesis, eliminó la disposición de su antecesor y alentó a los formadores y el clero en general a perfeccionarse. Actualmente hay 30 sacerdotes con licenciaturas, doctorados y postgrados en distintas especialidades que estudiaron en institutos del país, Estados Unidos o Europa.

Cierre exprés

Los argumentos que acompañan al decreto de cierre del seminario Santa María Madre de Dios aún no se hicieron públicos. Según trascendidos, todo recaerá la grave indisciplina de los sacerdotes que se opusieron al Obispo al no dar la comunión en la mano como se estableció por protocolo para evitar posibles contagios por el coronavirus.

Pero hay detalles que quedaron en el aire como la rapidez con que se tomó la determinación. El 13 de junio volvieron las celebraciones litúrgicas con presencia de fieles y, aunque el cierre del seminario se conoció públicamente el 27 de julio, el documento de la Sagrada Congregación del Clero, que preside el cardenal Beniamino Stella, está fechado el 6 de julio.

Como antecedente, en 2001 hubo una situación similar con un seminario y también en San Rafael, el del Instituto del Verbo Encarnado (IVE). La Santa Sede decretó el cierre de la casa de formación por lo que serían graves irregularidades en la Congregación. No obstante para llegar a esa medida hubo una extensa investigación y se envió un comisario apostólico. Igualmente pasó el tiempo y al final fue revertida.

A diferencia de lo ocurrido con el IVE, en esta oportunidad no hubo nada más que la comunicación que emanó de Roma.

Frase demoledora

Quienes están en consonancia con la disposición que adoptó el Obispo sanrafaelino recordaron que la desobediencia “es tan grave como si un sacerdote rompiera el voto de castidad. Para eso hicieron el voto de obediencia”, afirmó un integrante del clero.

Los que se oponen a la medida del prelado, sostienen que “no se está en contra de dar la comunión en la mano a quien lo pida, eso está permitido desde 1996”, dijeron y acto seguido agregaron “es un abuso de autoridad y una violación de las conciencia” de parte de Monseñor " obligar a comulgar de una sola manera”. Además argumentaron que ofrecieron alternativas que incluso cuidaban de la misma forma o más las disposiciones sanitarias.

En este punto el debate se trasladó al interior del seminario. Los sacerdotes consultados y que pidieron quedar en reserva, cuestionaron airadamente esa situación ya que “para que obligar a los seminaristas, bajo pena de recibir sanciones, a comulgar en la mano si además que no había circulación del virus en la diócesis, llevaban 40 días de cuarentena. Además, pese a algunas reticencias terminaron acataron la medida arbitraria. Así y todo se dispuso el cierre del seminario”, se quejaron.

Si bien toda la responsabilidad del cese de actividades del seminario recae en la Santa Sede, pocos conocen que Taussig tiene línea directa con la Congregación del Clero por la íntima amistad que tejió con Stella desde antes que fuera nombrado Cardenal por el Papa Francisco y puesto al frente del organismo rector de los seminarios.

También trascendió una frase que el prelado sanrafelino pronunció el día que anunció a los seminaristas el cierre y para algunos resume todo lo ocurrido.

“En los años que llevó nunca he podido cambiar el pensamiento, desde el sacerdote más viejo hasta el último seminarista piensan igual, no queda otra que cerrar el seminario”.

Expresiones públicas

Tras casi una semana de extremo silencio, en la jornada de ayer la Conferencia Episcopal Argentina se expidió oficialmente.

Por medio de un comunicado los obispos argentinos le dieron su total apoyo al Obispo de San Rafael.

“En estos días se ha conocido la noticia del cierre del Seminario de San Rafael, dispuesto por el Obispo diocesano Monseñor Eduardo María Taussig, en cumplimiento de precisas directivas de la Congregación para el Clero. Como Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina y, recogiendo el sentir del episcopado, acompañamos la decisión de Monseñor Taussig, obediente y respetuosa de la comunión con la Iglesia universal y el bien común eclesial”, reza parte del comunicado.

Los que también dieron su parecer y fueron más que duros con lo sucedido, fueron el arzobispo emérito de La Plata, Héctor Aguer y el arzobispo retirado Carlo Maria Viganò.

Aguer conoce a Taussig personalmente e incluso fue concelebrante en la consagración episcopal del Obispo sureño. A través del portal Info Católica se conoció una escueta misiva que le envió el arzobispo emérito a su amigo cuestionando la decisión.

“Lamento profundamente lo que ha ocurrido en San Rafael, a causa de un gravísimo error tuyo: el decreto sobre el modo de comulgar. Te he manifestado mi opinión las dos veces que me llamaste por teléfono. Las razones las he expuesto en mi artículo La comunión en tiempos de pandemia. Rezo por vos y por la diócesis. Y, de un modo muy especial, por los sacerdotes y seminaristas. Espero que esas vocaciones no se pierdan”, escribió Aguer.

Carlo Maria Viganò, arzobispo que está enfrentado a muerte con la curia romana también tomó partido y dirigió una carta abierta a Taussig en la que el sarcasmo está a la orden del día.

“Puedo entender su decepción al ver que, a pesar de la martilleante labor de adoctrinamiento ultramoderno realizada en estas décadas, todavía hay buenos sacerdotes y clérigos que no anteponen la obediencia cortesana al debido respeto al Santísimo Sacramento; y me imagino su despecho al ver que incluso los fieles laicos y familias enteras, de lo que se llama ‘la Vendée de Los Andes` siguen a los buenos pastores, de los que, como dice el Evangelio, reconocen la voz, y no a los mercenarios que no se preocupan por las ovejas”, reza uno de los párrafos.

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