Cambio climático, el mayor desafío a la humanidad

El calentamiento global está mostrando evidencias no habituales con el transcurrir de los años, especialmente a partir del siglo XX. Se ve en el derretimiento del Polo Norte, en el aumento de los incendios forestales y otras señales preocupantes y devastadoras en la Tierra.

Incendio forestal en Ituzaingó, en la provincia de Corrientes. Foto: Rodrigo Abd / AP
Incendio forestal en Ituzaingó, en la provincia de Corrientes. Foto: Rodrigo Abd / AP

Afortunadamente, el conocimiento de la crisis ambiental que estamos viviendo puede encontrarse más frecuentemente en los medios de comunicación. Cualquier lector interesado puede adquirir mejor información acerca de sus causas y consecuencias.

En general, pueden observarse qué posturas cada país y/o cada región están tomando respecto de posibles soluciones de mitigación en lo inmediato y, naturalmente, las acciones a tomar en continuidad para asegurar un futuro sustentable.

La causa central de la crisis ambiental, que estamos soportando, puede ser asignada a la emisión de GEI (gases de efecto invernadero), a la atmósfera a la que calienta y contamina produciendo efectos complementarios que aumentan los riesgos para la vida en la Tierra, como lo es el derretimiento de glaciares, el consecuente aumento del nivel de los mares, la lógica reducción de la superficie terrestre con riesgo para la producción de alimentos, la salinización y contaminación de las aguas, las migraciones de humanos y animales y la extinción de especies, entre otras.

Desde el inicio del Mundo, el efecto invernadero fue un fenómeno natural cuyo propósito fue mantener la temperatura en la Tierra en un nivel de equilibrio para la vida en ella. Pero, a partir de la revolución industrial acaecida a finales del siglo XVIII, esto cambió por el incremento de la contaminación, producto del uso masivo de energía a partir de fuentes fósiles, lo cual elevó más la temperatura del planeta enviando, a la atmósfera, mayor cantidad de GEI, proceso al que conocemos como cambio climático de origen antrópico.

Los científicos afirman que la temperatura del planeta ha aumentado en un grado aproximadamente desde la mencionada era, que es el comienzo de la medición hasta ahora, generado principalmente por los últimos 60 años a razón de 0,8º producido por el ser humano y 0,2º por fenómenos naturales. El calentamiento global está mostrando evidencias no habituales en el transcurrir del Mundo, especialmente a partir del siglo XX hasta nuestros días. Por ejemplo, el Polo Norte, que es una masa de hielo que flota gracias a que tiene una densidad más baja que la del agua del mar y sólo tiene un 12% de su volumen en la superficie, se está derritiendo en un rango del 45% en los últimos 40 años.

Informes científicos señalan que la capa de hielo se vuelve cada vez más delgada en el Ártico.
Informes científicos señalan que la capa de hielo se vuelve cada vez más delgada en el Ártico.

Ese derretimiento no es tan perjudicial a los efectos de la suba en el nivel de los mares porque, como dijimos, sólo el 12% está en superficie, pero sí provoca un gran deterioro de la vida animal que allí tiene su hábitat. Distinto es el caso de los mantos de hielo asentados sobre territorio, como por ejemplo Groenlandia y el continente antártico, que sí serían devastadores en caso de pérdida acelerada de volumen teniendo en cuenta que tienen glaciares con profundidades de 3 a 5 kilómetros de espesor.

Sólo Groenlandia generaría 7 metros de crecimiento en el nivel de los mares en caso de perder totalmente sus hielos, mientras que la Antártida, en igual situación, provocaría un aumento de más de 50 metros (David Nelles–Mudança climática, Sextante 2020–Río de Janeiro 2020).

El hemisferio Norte es el que más se calienta, pero esto tiene algo de lógica porque es el que más contamina. Sólo dos países de la región, Estados Unidos y China, y la Unión Europea, envían a la atmósfera alrededor del 50% de GEI, sin contar a Rusia ni Japón.

El permafrost, o suelo congelado por largos períodos de tiempo, es también muy afectado por el cambio climático. Regiones como Canadá, Siberia y Alaska, tienen grandes extensiones de permafrost que, al calentarse, liberan GEI. El proceso es generado por la liberación de vestigios de origen animal o vegetal que, por acción bacteriana, se transforman produciendo esos gases que van a parar a la atmósfera después de estar almacenados allí por cientos o miles de años.

En los últimos 40 años, los incendios forestales y de malezas aumentaron en un 20% sin perjuicio que se los considera producidos en buena medida por el hombre ya sea de manera accidental o voluntaria. Desgraciadamente, nuestro país ha sufrido mucho con estos eventos principalmente en los últimos tiempos en Córdoba y últimamente en Corrientes de manera devastadora, favorecidos por sequías prolongadas e intensos calores también relacionados con el cambio climático.

La Ciencia ambiental señala un aumento del 18% de los episodios de lluvias torrenciales también en los últimos 40 años, aunque es muy distinto en cada región. Aparentemente, una de las más castigadas es la zona del mar Mediterráneo, razón por la cual Europa Central ha resultado ser una de las regiones en las que se han registrado las más grandes inundaciones. En Sudamérica, Brasil es uno de los países más castigados por estos eventos que, por sus características de suelo, suele agravarse por deslizamientos de tierra que sepultan barrios asentados en las cercanías.

Cuando las temperaturas son altas en los océanos (arriba de 26 grados), se pueden formar ciclones porque el aire húmedo y caliente funciona como la fuente de energía que los tracciona (calor latente). Cuando más húmedo es el aire hay, más riesgo de violencia en los fenómenos que se producen (Christian Serrer, “Hechos que nunca se vieron antes”, RJ 2020).

Los ecosistemas son hábitats donde, los organismos que viven en ellos, forman un sistema de vida en base a mutuas relaciones entre las especies. Las plantas y los animales, en determinadas situaciones de catástrofe climática, no pueden adaptarse al cambio y cuanto más rápido éste sea, será peor, al no darles capacidad rápida de generar mutaciones o un nuevo hábitat. La tragedia de Corrientes es algo de lo que ocurre en muchas partes del mundo.

Estas dificultades aparecen cuando hay disminución de las áreas de vida debido a cambios bruscos de clima y a las migraciones de especies que se producen debido a ello. Los animales más amenazados son los agredidos de forma directa o por invasión de sus territorios o de sus fuentes de alimentación.

Especies marinas son vulnerables por la polución plástica y también por la acidificación de las aguas por aumento de las temperaturas, como es el caso los corales. Los arrecifes son de crucial importancia para los humanos. En ellos viven cantidades de peces y algas que son base de alimentos de muchas comunidades, al mismo tiempo que sirven de protección de zonas costeras bajas.

El ser humano no está a salvo de los efectos del cambio climático y esto se refleja no sólo en enfermedades infecciosas, producto de las mayores temperaturas, de la contaminación, de zonas de inundación, de zonas de desertización, y de los problemas creados por las migraciones hacia otros territorios menos hostiles para la vida normal.

En la segunda década del presente siglo, unos 22 millones de personas fueron obligados a migrar dentro de su propio país por causa de eventos meteorológicos. Según David Nelles esto podría ser el inicio de problemas más serios por la aparición de conflictos sociales o diplomáticos.

De acuerdo con el periodista ambiental brasileño André Trigueiro, algunos sectores de la sociedad mundial aún se empeñan en mantener el analfabetismo climático y la onda negacionista que, según él, no ayudan a una salida rápida del riesgo ambiental a que estamos sometidos. Cabe agregar que la inversión en fuentes fósiles de energía es tan formidable que nadie haría un cambio brusco a tecnologías limpias sin alguna compensación a cambio. Igual, esto deberá cambiar.

Las emisiones de GEI han aumentado en un 50% en todo el planeta desde la primera cumbre ambiental realizada en Berlín en 1995 hasta ahora, con lo cual es fácil inferir que su continuidad aumentará la crisis.

Cualquier solución posible pasa necesariamente por la decisión de toda la humanidad, de aceptar lo que debemos hacer para tener una vida sustentable: en nuestra actitud, nuestro interés por la vida, la alimentación, nuestra movilidad, nuestros proyectos. Ya queda poco margen para la ignorancia, el error o el negacionismo y bastante para entregar esfuerzos, limitaciones y tarea de aprendizaje que deberemos hacer para entender, hacer y aprender a disfrutar del nuevo mundo que se nos viene.

El gas y el petróleo del Ártico

El cambio climático que funde el Ártico a marchas forzadas es una herramienta útil para Rusia –el cuarto emisor de dióxido de carbono (CO2) del mundo– en su conflicto armado contra Ucrania, en pleno y penoso desarrollo.

Cuanto más destruye el calentamiento global el mar helado del norte, más caja hace la Federación Rusa con el gas y el petróleo que extrae del Ártico, transporta por un océano libre de hielo y vende, en grandes cantidades, a la Unión Europea.

*El autor es especialista en temas ambientales

*Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar

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