Así es El Jarillal, el lugar que Luján de Cuyo quiere convertir en una reserva natural

Se trata de 240 hectáreas ubicadas en Cacheuta que fueron declaradas de interés por el municipio, pero resta el trámite administrativo provincial para que pueda concretarse.

Foto; Ignacio Blanco / Los Andes
Foto; Ignacio Blanco / Los Andes

De la mano del desmonte, la edificación y el sistema de riego, en nuestra provincia se ha ido avanzando a través de las décadas sobre el territorio, creando un oasis lleno de enormes árboles, pero dejando de lado la flora autóctona, propia de una región árida. En este grupo, la jarilla es uno de los mayores referentes.

Es por eso que desde la Municipalidad de Luján de Cuyo, a partir de un proyecto de la Fundación Cullunche, buscan preservar un terreno donde este tipo de vegetación permanece prístina.

Se trata de un polígono de unas 240 hectáreas, ubicado en Cacheuta, y que limita al norte con el río Mendoza; al sur, con la ruta nacional 7; al oeste, con el emprendimiento “Aguas del Pizarro” y por el este, con los terrenos de la firma Cresud.

El Consejo Deliberante de la comuna lujanina aprobó hace dos semanas un proyecto de resolución que busca “declarar de interés ecológico, turístico y educativo, el espacio denominado El Jarillal, por su gran importancia como reserva y conservación de la biodiversidad” para el departamento.

Como los terrenos le pertenecen a la Provincia, desde el municipio tienen previsto reunirse con el Secretario de Ambiente, Humberto Mingorance, para determinar la viabilidad.

Más allá de ser reservorio de flora, este espacio funciona como corredor biológico para la fauna que se desplaza de norte a sur, cruzando el río, y luego de allí puede desplazarse hacia el oeste utilizando este ecosistema.

Pero, además, genera beneficios ambientales, que incluyen la protección del acervo genético, la regulación del clima, la prevención de inundaciones y el resguardo del patrimonio cultural, entre otros.

Cecilia Páez, la concejal de Luján de Cuyo que presentó el proyecto de resolución (aprobado el 13 de agosto), relató que a pedido de la Fundación Cullunche comenzaron una investigación en el lugar.

“La idea es que generemos una reserva de biodiversidad para el departamento. Pero, como ese terreno es de la provincia, hicimos esta resolución, para manifestar el interés de seguir trabajando en este sentido con otro organismo que es el estado”, manifestó.

En tanto adelantó que para que se concrete será necesario hacer estudios de viabilidad, impacto ambiental, habilitacion, entre otros. “Además, si esto sigue adelante, necesitamos una ley de la provincia para que se haga realidad”, adelantó.

Por su parte, Pía Santarelli, directora de Gestión Ambiental de la municipalidad, adelantó que durante los próximos días se presentará formalmente el proyecto para que la Secretaría de Ambiente pueda evaluar si no es incompatible con otros para el área. “Desde el municipio se declara de interés la conservación del terreno, pero la modalidad debe ser definida por el gobierno provincial, que tiene la potestad”, precisó.

En tanto destacó que se trata de un ecosistema muy interesante para conservar por su ubicación y características. “Se encuentra en un estado de conservación que merece la pena y es contiguo al Área Ambiental Protegida Potrerillos, por lo que vendría ideal para complementarla”, aseguró la funcionaria. Asimismo, explicó que es muy beneficioso ir encadenando áreas que tengan ciertos niveles de protección para que sirvan como corredores biológicos. “Con distintos tipos de manejo, en función de la realidad y característica de cada zona, se van logrando los objetivos de conservación a través de la sinergia”, manifestó Santarelli.

En tanto desde la Secretaría de Ambiente de la provincia comentaron que todavía no han recibido ninguna nota formal sobre el tema y que más allá de la intención, sería necesario iniciar el correspondiente proceso administrativo.

Un paisaje impresionante

Jennifer Ibarra, titular de la fundación Cullunche y promotora de la conservación de El Jarillal, recordó que desde hacía tiempo habían puesto el ojo en ese lugar. “Es impresionante cómo se ve ese paisaje, es una mancha verde de monte nativo en la transición entre el piedemonte y la montaña”, expuso.

Para ella además de la protección de la fauna y la flora, que ese polígono permanezca sin ser desmontado protege el suelo y lo sujeta para evitar futuros aluviones ante grandes precipitaciones. “Con la presencia de tantas bodegas que se han instalado en la zona se puede ver cómo era el paisaje antes y cómo se ha ido transformando”, indicó por lo que hizo hincapié en su importancia escénica, paisajística, turística y hasta histórica.

Sobre el camino que queda por recorrer para concretar el sueño, Ibarra se mostró optimista. “Actualmente ese terreno no tiene ningún tipo de uso. Alguna vez se cultivó, pero ya no se hace más. También estaba la posibilidad de hacer un parque solar, pero hay opciones en otros puntos cercanos”, comentó. En tanto reconoció que su concreción no traería beneficios económicos directos y en el corto plazo, pero sí múltiples indirectos.

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