¿Tu gato siente lo que vos no ves? Así se explica el mito de la protección felina
Muchos aseguran que los gatos perciben lo invisible y alejan las malas energías; entre ciencia y misticismo, este mito tiene raíces más profundas de lo que imaginas.
Desde el Antiguo Egipto, los gatos han sido vistos como guardianes del hogar y símbolos de protección. Su conexión con la diosa Bastet, asociada al amor, la fertilidad y la armonía, los convirtió en emblemas de defensa espiritual. Se creía que su sola presencia podía alejar el mal y atraer buena fortuna.
A lo largo de los siglos, este vínculo místico se mantuvo. En Japón, por ejemplo, el famoso Maneki-neko continúa siendo un talismán de buena suerte y prosperidad. Pero en la Europa medieval, la superstición los convirtió en víctimas de falsas creencias, especialmente a los gatos negros, que pasaron de ser vistos como protectores a símbolos de mala suerte.
Lo que perciben los gatos y lo que sentimos
Aunque la ciencia no respalda la idea de que los gatos tengan “poderes” sobrenaturales, sí reconoce su sensibilidad. Poseen sentidos auditivos y olfativos mucho más desarrollados que los nuestros, lo que les permite reaccionar ante estímulos que los humanos no detectamos, vibraciones, sonidos o cambios en el aire.
Esta capacidad podría explicar por qué, a veces, parecen “ver” algo invisible o fijar la mirada en la nada. En realidad, están respondiendo a señales imperceptibles para nosotros, pero que su cuerpo sí capta.
En el plano emocional, los gatos también pueden reflejar lo que ocurre en su entorno. Algunos especialistas en conducta felina afirman que absorben parte de la energía de quienes los rodean, reaccionando con calma o inquietud según el estado de ánimo de sus dueños.
Gatos. Fuente: Canva
Gatos. Fuente: Canva
Los gatos son más que guardianes espirituales
En distintas corrientes esotéricas, se dice que cuando un gato elige dormir junto a alguien o permanecer en un rincón de la casa, está equilibrando la energía del lugar o protegiendo a esa persona de una carga negativa. Incluso su ronroneo, científicamente probado como relajante, se interpreta como una vibración capaz de sanar y calmar emociones humanas.
Sin embargo, más allá de la espiritualidad, su verdadera “protección” puede ser emocional. Tener un gato reduce el estrés, mejora el ánimo y genera sensación de bienestar. Su compañía nos obliga a detenernos, respirar y observar. Tal vez esa sea la auténtica magia, enseñarnos a encontrar paz en lo cotidiano.
La creencia de que los gatos sienten lo que no vemos combina historia, espiritualidad y ciencia. No hay pruebas de que absorban malas energías, pero sí de que alivian las nuestras. En su misterio, estos animales no solo acompañan, reflejan lo que somos y lo que necesitamos equilibrar. Por eso, más que guardianes del alma, son espejos silenciosos del mundo interior que a veces olvidamos mirar.