¿Te animás a descifrar el criptograma? El millonario tesoro pirata que está oculto hace 300 años en las islas Seychelles

Se trata de un cofre valuado en 200 millones de libras esterlinas. Fue dejado por el famoso Olivier Levasseur, alias "El Gavilán", y nadie ha podido hallarlo, pese al escrito dejado por su dueño.

Podría ser un fondo de pantalla de Windows, pero es una playa de la isla Mahé, donde está oculto el tesoro pirata.
Podría ser un fondo de pantalla de Windows, pero es una playa de la isla Mahé, donde está oculto el tesoro pirata.

¿Quién no soñó con desplegar el mapa, reunir las pistas y encontrar el tesoro de un pirata? Infinidad de obras literarias, películas y series nos han animado a creer en la aventura, que es más real y tangible de lo que uno piensa.

Para una de las historias más interesantes que devela a los historiadores hace 300 años, hay que trasladarnos a las islas Seychelles, más precisamente al noreste de Madagascar en el océano Índico. “¡Que encuentre mi tesoro el que pueda entenderlo!”, gritó en 1730 ante una multitud el famoso pirata francés Olivier Levasseur, alias “El Gavilán”, un apodo que se le atribuye a su velocidad para matar.

A punto de ser ahorcado por sus crímenes y robos en alta mar, Levasseur dejó atónitos a los habitantes de la colonia de la isla de Bourbon (actual Reunión). Con la soga al cuello y a las puertas del sueño eterno, sacó de un collar un criptograma de 177 renglones y lo arrojó a la gente, que a golpes y mordiscos intentó atrapar el pergamino. Tanta desesperación fue en vano: todavía nadie sabe exactamente dónde está el tesoro en las islas Seychelles.

Olivier Levasseur, célebre pirata francés.
Olivier Levasseur, célebre pirata francés.

El origen del cofre, que contendría oro y reliquias equivalentes a unas 200 millones de libras esterlinas, tiene su origen en la alianza de Levasseur con el infame pirata inglés John Taylor. Según la crónica de EFE, juntos perpetraron en abril de 1721 uno de los ataques más famosos de la historia de la piratería: la captura del galeón portugués Nuestra Señora del Cabo, un buque de 800 toneladas lleno hasta al tope de un tesoro perteneciente al virrey luso de Goa y al obispo de ese estado de la India, que volvían a Lisboa.

Los piratas asaltaron el navío sin disparar un solo tiro porque sus 72 cañones habían sido arrojados por la borda para evitar un naufragio, tras quedar el navío desarbolado en una tormenta, por lo que estaba en reparaciones en Bourbon.

El botín estaba conformado por lingotes de oro y plata, cajas abarrotadas de diamantes, guineas, perlas, seda y la célebre Cruz Ardiente de Goa, realizada de oro con incrustaciones de diamantes, rubíes y esmeraldas. Si la descripción ya impacta, hay que agregar que la tuvieron que cargar entre tres personas.

El trofeo fue repartido entre Taylor y El Gavilán, quien se ocultó años después en la granítica isla de Mahé, en las Seychelles, en desacuerdo con una amnistía declarada por el gobierno francés a los malhechores del Índico que renunciaran a la piratería.

El criptograma del pirata Levasseur, un misterio sin resolver tres siglos después.
El criptograma del pirata Levasseur, un misterio sin resolver tres siglos después.

Recién en 1923, una mujer llamada Rose Savy avistó unas marcas extrañas esculpidas en unas rocas, durante un paseo por una playa del distrito de Bel Ombre, en Mahé. Pensó que podía tratarse de señales piratas y, atraída por la curiosidad, obtuvo una copia del criptograma de El Gavilán con ayuda de un sobrino archivero y conocedor de Levasseur. El documento fue autentificado por la Biblioteca Nacional de París. La mujer excavó y descubrió esqueletos con pendientes de oro, quizás de piratas de baja estofa que, según la leyenda, Levasseur ejecutó para salvaguardar el secreto de la ubicación del tesoro.

Sin embargo, y seguramente decepcionada por no poder descifrar el código, Savy vendió el papel a un hombre llamado Reginald Cruise-Wilkins, un ex guardia del Coldstream. Se trata del regimiento del Ejército del Reino Unido que protege las residencias oficiales de la monarquía británica.

Supuestas marcas piratas en una roca de la playa Bel Ombre, en la isla de Mahé -
Supuestas marcas piratas en una roca de la playa Bel Ombre, en la isla de Mahé -

Para este “cazador blanco”, que habitaba en Nairobi, el criptograma del pirata se basaba en simbología masónica. El ex militar entonces llegó a una conclusión: Levasseur enterró el botín de acuerdo con un complejo acertijo inspirado en los “Doce trabajos de Hércules” de la mitología griega, que representan las pistas que hay que decodificar para localizar el tesoro.

El británico dedicó 27 años de excavación y rastreo en el litoral de Bel Ombre, dedicó los ahorros de su vida y sacrificó su propia salud. Pero apenas halló una cueva que guardaba viejas pistolas, monedas, sarcófagos piratas y estatuas de porcelana. Nada de oro. Cruise-Wilkins falleció en 1977, pero pasó la posta a su hijo John, otro obsesionado con el tesoro de El Gavilán.

“¡Claro que aún buscamos el tesoro!”, aseguró el hombre de 62 años al ser contactado recientemente por la agencia EFE. “Pero, de momento, hemos parado las operaciones por el Covid-19″, advirtió el aventurero, mientras aguarda que el gobierno de las Seychelles le renueve la licencia para seguir la búsqueda, que ya abarcó 16 hectáreas.

John Cruise-Wilkins, el hombre que aún busca el tesoro de El Gavilán en las Seychelles -
John Cruise-Wilkins, el hombre que aún busca el tesoro de El Gavilán en las Seychelles -

Para el historiador, el tesoro de Lavasseur es el “Santo Grial de la piratería”. John ha desenterrado huesos, pistolas, balas de mosquetes y estatuas, pero ni un mísero lingote de oro.

Sus pesquisas en Mahé se centran en una cueva que da a una playa, una concavidad bloqueada por peñascos y a la que solo se puede acceder por un túnel submarino, a merced de las mareas.

“Hemos hecho la parte metodológica del trabajo (...). Las pruebas arqueológicas halladas son abrumadoras. Ahora sólo tenemos que examinar los puntos calientes. Y en uno de esos puntos calientes yace el tesoro”, sostuvo el hombre, aún esperanzado por alcanzar el sueño de cualquier mortal. ¿Lo logrará?

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