Cuando una suela se agrieta, muchos creen que no queda otra que pagar una reparación cara o directamente tirar el par. Pero existe un truco sencillo y efectivo, muy conocido entre los zapateros y también entre los trucos caseros, que permite reparar la suela de los zapatos forma provisoria usando solo pegamento universal y sal fina común.
La sal fina actúa como un relleno que se mezcla con el pegamento y forma una estructura interna mucho más sólida. Cumple dos funciones clave:
Refuerza el adhesivo: los cristales quedan envueltos dentro del pegamento cuando se seca, creando una capa rígida y compacta.
Mejora la adherencia: al espolvorearla sobre la superficie húmeda, el pegamento “toma” mejor y se fija con más fuerza a la suela.
Este mismo principio se usa cuando se mezcla bicarbonato con pegamento instantáneo, pero la sal es más accesible y funciona igual de bien para grietas chicas.
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Cómo arreglar una suela agrietada paso a paso
Para hacerlo en casa necesitás: pegamento universal para calzado, sal fina, un palito o espátula chica y algún objeto pesado para presionar.
Limpiá bien la zona: sacá tierra, polvo y humedad.
Desengrasá la superficie con alcohol o acetona. Esto ayuda muchísimo a que el pegamento se adhiera.
Aplicá el pegamento dentro de la grieta, tratando de rellenarla por completo.
Espolvoreá sal fina mientras el pegamento está fresco y mezclala con un palito para que llegue a toda la rotura.
Presioná los bordes de la suela y sujetalos con algo pesado o con una pinza firme.
Dejá el zapato 12 a 24 horas sin mover, según el pegamento que uses. Cuando seca, la mezcla se endurece y forma un relleno súper resistente que aguanta la flexión al caminar.
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Cuándo sirve este truco y cuándo no
Este método funciona muy bien para:
grietas pequeñas,
suelas de goma, plástico o poliuretano,
reparaciones rápidas para salir del apuro,
extender la vida útil del zapato por varias semanas o meses.
Pero no reemplaza una reparación profesional si hay: