2 de septiembre de 2025 - 12:26

Qué significa evitar dar abrazos, según la psicología

Evitar los abrazos no implica necesariamente frialdad, los expertos tienen una respuesta clara a esta reacción y es mucho más profunda de lo que pensás.

Son muchas las personas que evitan dar cariño, independientemente del amor que pueda sentir por la otra persona. Evitar los abrazos puede parecer frívolo, pero para la psicología es un gesto que puede revelar aspectos profundos de nuestra historia emocional, autoestima, cultura y experiencias de vida.

Si bien esta acción puede interferir en la interacción social, no siempre es un problema a resolver. Antes de cuestionar a quien evita los abrazos, es importante recordar que esa decisión puede ser el resultado de una memoria corporal y emocional que aún busca protección, no rechazo.

Evitar dar abrazos, tiene relación directa con la infancia

La psicología del apego señala que nuestra relación con el afecto físico tiene raíces profundas en la infancia. Según un artículo en Psychology Today, el estilo de apego que desarrollamos -ya sea seguro, ansioso o evitativo- se cristaliza gracias a los primeros vínculos con nuestras figuras de cuidado, moldeando nuestra comodidad con el contacto físico más adelante en la vida.

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“Los individuos que desarrollan un estilo de apego evitativo aprenden a auto-calmarse y valoran su independencia, sintiéndose incómodos con la cercanía física o emocional”, indica esta publicación.

Este enfoque explica que evitar abrazos puede no ser una falta de cariño, sino una manera de protegerse emocionalmente. Predomina, entonces, la preferencia por el control y por preservar una zona de seguridad personal, sobre mostrarse vulnerable.

¿Trauma o baja autoestima?

En un artículo de Exploring Your Mind se detallan factores que influyen en el rechazo o sentimiento de repugnancia al tacto físico. Entre ellos se destacan la cultura familiar, experiencias de trauma e incluso baja autoestima.

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“Quienes no tienen experiencias de afecto físico en la niñez pueden crecer asociando el contacto con incomodidad o amenaza. En cambio, otros pueden desarrollar una resistencia, no por maldad, sino para evitar sentirse vulnerables o revivir heridas”, destaca el artículo.

En este sentido, evitar abrazos no es una barrera de afecto, sino una señal de autoprotección, construida a partir de vivencias dolorosas o contextos donde el contacto no fue amable o respetuoso.

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