20 de diciembre de 2025 - 11:15

Qué dice la psicología sobre las personas que no pueden ahorrar y solo gastan dinero

La psicología muestra que no ahorrar para el futuro no es solo una falla individual de disciplina, sino que está profundamente arraigado a otros procesos.

Uno de los pilares que explican por qué muchas personas no ahorran es el rechazo o miedo al riesgo. En términos conductuales, la aversión al riesgo se traduce en la preferencia por opciones que se perciben como seguras, aunque no generen beneficios futuros, frente a alternativas percibidas como inciertas, aunque potencialmente más rentables.

Desde la perspectiva de la teoría del comportamiento económico, la aversión al riesgo está vinculada con cómo las personas perciben las pérdidas y ganancias. La teoría de la perspectiva —desarrollada por los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky— explica que muchas decisiones financieras se rigen por la forma en que interpretamos las posibles pérdidas y beneficios: preferimos evitar pérdidas inmediatas incluso si esto implica sacrificar beneficios significativos a largo plazo, como la seguridad financiera.

Este fenómeno tiene una lectura clara: ahorrar para el futuro requiere tolerar cierta incertidumbre con respecto a ese futuro, mientras que gastar ahora ofrece una gratificación inmediata mucho más tangible.

Ahorro
Entre el dólar, el plazo fijo y el ahorro tradicional, los fondos comunes y las inversiones digitales se imponen como las nuevas alternativas elegidas por los argentinos.

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Por qué una persona no puede ahorrar

Cuando la persona tiene miedo al riesgo financiero —incluida la percepción de la complejidad o de la posibilidad de perder dinero al invertir o ahorrar—, es más probable que posponga o evite completamente la práctica del ahorro.

Además, esta aversión al riesgo interactúa con otro elemento psicológico: la planificación a largo plazo. Un estudio reciente incorporado en Frontiers in Behavioral Economics señala que las etapas de comportamiento relacionadas con el ahorro, incluida la planificación de metas y objetivos, están influenciadas por factores psicológicos y contextuales que determinan si una persona visualiza o no su futuro financiero.

Quienes no ahorran tienden a centrarse en el presente inmediato y a tener dificultades para imaginarse a sí mismos en un futuro distante. Esta tendencia, conocida en economía conductual como present bias o sesgo hacia el presente, implica que valoramos más las recompensas inmediatas que las recompensas futuras, incluso cuando las segundas son objetivamente más beneficiosas con el paso del tiempo.

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Cómo la aversión al riesgo y la falta de planificación afectan el ahorro

1. Gratifcación inmediata frente a recompensa futura

Para muchas personas, la sensación de bienestar que produce gastar dinero ahora es más potente y tangible que la recompensa abstracta de ahorrar. Este fenómeno psicológico hace que el ahorro sea menos motivador, ya que lo que se gana en el futuro se siente lejano y difuso.

2. Percepción de complejidad y miedo financiero

Evitar el riesgo no significa necesariamente ser prudente, sino que a veces implica una resistencia emocional a exponerse a decisiones percibidas como complicadas o vulnerables. Muchas personas interpretan el ahorro como algo que requiere conocimientos financieros avanzados o una tolerancia al cambio que no sienten tener.

3. Desconexión con el yo futuro

La dificultad para planificar a largo plazo también tiene que ver con cómo nos percibimos a nosotros mismos en el futuro. Si no te ves como el mismo “yo” dentro de 10 o 20 años, es más difícil priorizar acciones que beneficien a ese futuro yo, como ahorrar para la jubilación o un fondo de emergencia.

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