16 de noviembre de 2025 - 16:45

Por qué los expertos recomiendan alejar el router del dormitorio para descansar mejor

Aunque el WiFi no es peligroso, especialistas aconsejan mantener el router a tres metros de la cama para reducir estímulos y mejorar la calidad del sueño.

Dormir con el router WiFi encendido no representa riesgos para la salud, pero mantenerlo demasiado cerca del cuerpo puede afectar la calidad del sueño, especialmente en personas sensibles a los estímulos tecnológicos. Según especialistas en tecnología del consumo y neurociencia, la distancia ideal entre el equipo y la cama debería ser de al menos tres metros.

Esta recomendación no surge por motivos médicos, sino por una cuestión de bienestar y calidad de descanso. Los routers emiten radiación no ionizante —la misma categoría que los teléfonos celulares o los microondas—, que no tiene la capacidad de alterar estructuras celulares. Sin embargo, su presencia constante, las luces LED y el leve zumbido que generan pueden interferir en la sensación de relajación necesaria para conciliar el sueño.

Las bandas más utilizadas en los hogares, 2.4 GHz y 5 GHz, se encuentran dentro de los márgenes seguros establecidos por los organismos internacionales. Aun así, dormir junto a una fuente emisora constante de señal puede provocar microdespertares o impedir alcanzar fases profundas del sueño, especialmente en personas con alta sensibilidad ambiental. Por eso, los expertos sugieren no colocar el router cerca de la cabecera de la cama ni en zonas donde se pase mucho tiempo sin moverse, como escritorios o sillones.

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Ubicar el router lejos del dormitorio no solo favorece el sueño, sino también una mejor distribución de la señal en todo el hogar.

Ubicar el router lejos del dormitorio no solo favorece el sueño, sino también una mejor distribución de la señal en todo el hogar.

Tecnología, hábitos nocturnos y sueño reparador

Más allá de la ubicación del router, el mayor enemigo del descanso sigue siendo el uso del teléfono móvil antes de dormir. Psicólogos y neurocientíficos del sueño advierten que la exposición prolongada a la luz azul de las pantallas actúa como un potente estímulo sobre el cerebro, impidiendo la correcta producción de melatonina, la hormona que induce el sueño.

Mirar el celular segundos antes de cerrar los ojos o dormir con el dispositivo bajo la almohada puede generar un estado de alerta que retrasa la conciliación del sueño y reduce su profundidad. Por eso, las últimas recomendaciones apuntan no solo a mantener una distancia prudente con el router, sino también a desconectarse gradualmente de las pantallas al menos media hora antes de acostarse.

Los expertos proponen algunas medidas simples para crear un entorno tecnológico saludable durante la noche:

  • Evitar luces directas o pantallas cerca de la cama.
  • No dejar el teléfono cargando sobre la mesa de luz.
  • Ubicar el router Wi-Fi lejos del dormitorio o, si es posible, en otra habitación.

Estos pequeños ajustes ayudan al cerebro a entrar en un estado de relajación natural, reducen la exposición a estímulos artificiales y favorecen un descanso más profundo y reparador.

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Aunque el Wi-Fi no representa un riesgo para la salud, su cercanía puede afectar la sensación de relajación y generar microdespertares nocturnos.

Aunque el Wi-Fi no representa un riesgo para la salud, su cercanía puede afectar la sensación de relajación y generar microdespertares nocturnos.

Mejor señal, mejor descanso

La posición del router no solo influye en el bienestar, sino también en la calidad de la conexión inalámbrica. Instalarlo en una zona central del hogar, alejada del dormitorio y de electrodomésticos como microondas o heladeras, mejora la distribución de la señal y minimiza interferencias. Además, esa ubicación estratégica reduce la exposición constante a las ondas durante las horas de sueño, generando un ambiente más equilibrado tanto para el cuerpo como para la red doméstica.

En síntesis, no hay evidencia científica que vincule las señales WiFi con daños físicos, pero sí existe un consenso creciente sobre su impacto indirecto en el descanso. Dormir con menos estímulos tecnológicos, mantener el router a cierta distancia y reducir el uso de pantallas antes de dormir son hábitos sencillos que pueden mejorar notablemente la calidad del sueño.

A veces, descansar mejor no implica apagar el mundo digital, sino saber dónde colocarlo.

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