Hay una flor que destaca por su color, pero también por lo que hace en la huerta y en el cuerpo humano. Esta planta no solo soporta el frío y la sombra en suelos frágiles, sino que también actúa como una barrera natural contra plagas.
Crece bien en invierno y no le afecta el frío, atrae polinizadores y aleja insectos nocivos. Además, la flor que crece en esta planta es comestible.
Hay una flor que destaca por su color, pero también por lo que hace en la huerta y en el cuerpo humano. Esta planta no solo soporta el frío y la sombra en suelos frágiles, sino que también actúa como una barrera natural contra plagas.
Florece en climas frescos y además es comestible. Lo más sorprendente es que puede atraer insectos benéficos y desviar a los que atacan a otras plantas. Por su alto grado en vitaminas y minerales, beneficia a la desintoxicación del cuerpo, estimula el apetito y ayuda en la digestión.
La capuchina es una planta que se cultiva fácilmente en otoño o invierno y florece incluso cuando hay pocas horas de sol. Es originaria de América del Sur y conocida por su capacidad de adaptarse a suelos pobres y resistir temperaturas bajas.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) recomienda la capuchina como planta de compañía en huertas ecológicas por su capacidad para repeler insectos dañinos como pulgones y la mosca blanca, que suelen atacar hortalizas como tomates o zapallos. Además, actúa como planta trampa para atraer insectos y que no ataquen a los cultivos principales.
Además es una flor muy útil para promover la biodiversidad, porque atrae sírfidos, abejas y otros insectos benéficos, fundamentales para la polinización y el control natural de plagas. Florece desde fines del invierno hasta entrado el verano, lo que la convierte en una aliada de larga duración.
A diferencia de otras plantas ornamentales, la capuchina se puede consumir entera. Desde sus hojas, flores y semillas. Sus flores tienen un sabor levemente picante, similar al del berro, y se usan en ensaladas o platos fríos. Las hojas son ricas en vitamina C y compuestos antimicrobianos.
Además, es muy fácil de mantener porque no necesita suelos ricos ni cuidados especiales, tolera algo de sombra y resiste condiciones adversas. Incluso puede cultivarse en macetas grandes, lo que la vuelve ideal para balcones o jardines urbanos.
La capuchina es una flor multifuncional por sus múltiples factores y por su rol ecológico que es clave. Es una incorporación ideal para quienes quieren una huerta viva, equilibrada y colorida durante todo el año.