Simples trucos de cocina que se convirtieron en un clásico del hogar por su efectividad, bajo costo y beneficios ecológicos.
El limón es uno de los alimentos más versátiles y útiles en la cocina argentina. Más allá de su uso culinario, su cáscara contiene aceites esenciales con propiedades limpiadoras, desinfectantes y desodorizantes. Cuando se combina con vinagre blanco, se potencia su acción y se convierte en uno de los trucos infalibles para el mantenimiento del hogar.
Este truco, que viene ganando popularidad en redes sociales y entre quienes buscan soluciones naturales, representa una opción sustentable que aprovecha restos de comida que, de otro modo, terminarían en la basura.
La preparación es sencilla: se colocan varias cáscaras de limón en un frasco de vidrio limpio y se cubren con vinagre blanco.
Se deja reposar la mezcla durante unos 10 a 15 días en un lugar fresco y oscuro. Luego, se cuela y se guarda en una botella con atomizador.
Este preparado puede utilizarse en distintas superficies del hogar. Además de limpiar, deja un aroma cítrico muy agradable que reemplaza a los productos industriales con fragancias artificiales.
El vinagre con limón es ideal para:
Desengrasar cocinas y hornallas.
Limpiar vidrios y espejos.
Desinfectar superficies de baño y cocina.
Eliminar olores en ambientes cerrados o en el tacho de basura.
Alejar insectos, ya que el fuerte aroma cítrico actúa como repelente natural.
Gracias a su composición, este limpiador casero es también apto para quienes buscan evitar químicos agresivos y cuidar su salud y la del ambiente.
En un contexto donde los precios de los productos de limpieza siguen en alza, reutilizar residuos de alimentos como las cáscaras de limón no solo representa un ahorro significativo, sino que también promueve un estilo de vida más sustentable.
Esta técnica, popular en el ámbito de la limpieza ecológica, forma parte de una tendencia creciente en Argentina: volver a los remedios caseros que usaban nuestras abuelas, pero adaptados a los tiempos actuales.