Roncar es una situación habitual mientras dormimos. De hecho, casi todas las personas pueden hacerlo ocasionalmente a lo largo de la noche.
Roncar no siempre es motivo de alarma, pero cuando se convierte en un hábito diario, es fundamental actuar. El truco para resolver este problema.
Roncar es una situación habitual mientras dormimos. De hecho, casi todas las personas pueden hacerlo ocasionalmente a lo largo de la noche.
Sin embargo, cuando los ronquidos son persistentes o se presentan con frecuencia, pueden convertirse en un verdadero problema, afectando tanto la calidad del sueño de quien ronca como la de su pareja.
Los ronquidos se producen por una vibración del aire al pasar por los tejidos relajados de la garganta. Al dormir, los músculos de la lengua, el paladar y la garganta se relajan, y esto puede estrechar las vías respiratorias. Cuando el paso del aire se ve dificultado, se genera una vibración sonora: el ronquido. Cuanto más estrecha es la vía aérea, más fuerte es el sonido.
Una investigación de la Universidad de Pensilvania reveló que aproximadamente el 57% de los hombres y el 40% de las mujeres roncan, aunque la intensidad y frecuencia varía entre personas e incluso de noche a noche. En muchos casos, se trata de un fenómeno pasajero. Pero en otros, puede estar asociado a trastornos respiratorios como la apnea del sueño.
Por suerte, existen trucos efectivos para dejar de roncar o reducir la intensidad de los ronquidos, y muchas de ellas tienen que ver con pequeños ajustes en el estilo de vida:
1. Dormir de costado, la postura ideal
Una de las soluciones más recomendadas por los expertos para dejar de roncar es cambiar la posición al dormir. Acostarse de lado, en lugar de hacerlo boca arriba, ayuda a mantener las vías respiratorias despejadas. Si además se eleva levemente la cabecera de la cama, se facilita aún más la respiración.
Dormir de lado no solo reduce los ronquidos, también puede aliviar dolores lumbares y cervicales. Y si se opta por dormir sobre el lado izquierdo, los beneficios se amplían: se evita la presión sobre la arteria aorta y se mejora el retorno venoso al corazón.
2. Adoptar hábitos saludables
Además de mejorar la postura al dormir, existen hábitos que ayudan a reducir los ronquidos:
Mantener un peso saludable.
Realizar ejercicio regularmente.
Evitar el consumo de alcohol, tabaco y sedantes antes de dormir.
Realizar ejercicios específicos para fortalecer los músculos de la garganta.
Mantener una buena higiene del sueño.
3. Consultar con un especialista
Si los ronquidos persisten o se acompañan de pausas respiratorias, somnolencia diurna o fatiga, lo más recomendable es consultar con un otorrinolaringólogo, especialista en patologías de nariz y garganta.
Un diagnóstico adecuado permitirá descartar afecciones más serias, como la apnea obstructiva del sueño.