Aunque suele pensarse que la limpieza del hogar se concentra en superficies visibles como encimeras, baños, suelos y electrodomésticos, hay un punto de uso constante que casi nunca recibe atención: los interruptores de luz. Estas pequeñas superficies, presentes en cada habitación, se convierten en reservorios de microorganismos como E. Coli y Salmonella, especialmente en cocinas y baños.
Por qué no se realiza una correcta limpieza
Al no limpiarse de forma regular, los interruptores actúan como un nodo de contaminación cruzada: cada contacto contribuye a la propagación de bacterias hacia otros objetos, utensilios y personas. La buena noticia es que revertir esto lleva menos de un minuto.
Limpieza de los interruptores de luz en el hogar
Limpieza de los interruptores de luz en el hogar.
El paso a paso
Para desinfectarlos de forma rápida y eficaz, basta con seguir tres pasos:
- Primero, se recomienda humedecer un paño de microfibra con alcohol de romero y pasarlo por toda la superficie.
- Segundo, para acceder a los bordes y ranuras, se puede usar un hisopo de algodón también embebido en alcohol de romero o vinagre blanco.
- Por último, se debe secar bien el interruptor con un paño limpio y seco, para evitar humedad en los componentes eléctricos. Esta rutina debe repetirse al menos una vez por semana, especialmente en interruptores ubicados en zonas sensibles como la cocina o el baño.
Qué otras superficies se deben priorizar
Limpieza de los interruptores de luz en el hogar
El caso de los interruptores no es aislado. Otros puntos del hogar también acumulan bacterias por falta de limpieza sistemática, como las manijas de la heladera y de los gabinetes, los botones del microondas y del horno, y las canillas. Todos estos elementos comparten una misma condición: son tocados muchas veces al día y rara vez desinfectados.
La higiene efectiva en el hogar no depende únicamente del aspecto visual. Limpiar lo que se ve no basta si se descuida lo que se toca. Incorporar estos objetos de contacto frecuente a la rutina semanal de limpieza mejora la salud del entorno y reduce riesgos invisibles pero relevantes.