Las manchas que se adhieren a las tazas usadas a diario se convierten en un problema persistente incluso después de una limpieza cuidadosa, y terminan dejando una impresión de desgaste difícil de disimular en la cocina. La circulación de un truco doméstico que se volvió masivo en redes impulsó una solución concreta y accesible para revertir ese deterioro visible en muy poco tiempo.
Cuidar la limpieza de las tazas es esencial para mantener su vida útil.
La rutina con detergente y esponja mantiene la higiene pero deja intactas las marcas generadas por el café o el té, que se incrustan en el esmalte y dan una apariencia amarillenta difícil de remover.
Limpieza de tazas
Materiales necesarios
- Una taza u otra pieza manchada
- Agua suficiente para llenar cada pieza hasta el borde
- Lavandina en gel (solo se usa una mínima cantidad por taza)
- Esponja y detergente para el lavado final
- Recipiente o fregadero para descartar y enjuagar
Proceso de limpieza
- Tomar la taza manchada y llenarla con agua hasta el borde para que toda la superficie interna quede cubierta.
- Incorporar una única gota de lavandina en gel; esa cantidad es suficiente para que el producto actúe sin dejar olor persistente.
- Dejar que la mezcla repose entre dos y tres minutos, tiempo necesario para aflojar las manchas adheridas por el café o el té sin dañar la superficie.
- Vaciar la taza y descartar el contenido en el fregadero o recipiente elegido.
- Enjuagar de inmediato con abundante agua para eliminar cualquier rastro de lavandina.
- Lavar la pieza de manera habitual con detergente y esponja para completar la limpieza y devolverle la textura original.
- Repetir el procedimiento con otras tazas si fuera necesario; para hacerlo, se puede reutilizar la misma mezcla trasladándola directamente de una pieza a otra, siempre respetando el tiempo breve de reposo.