Lo que antes servía solo para mantenernos frescos, ahora puede aliviar el cuerpo. Los desodorantes en roll-on, gracias a su diseño con una bolita giratoria, permiten distribuir el producto de forma pareja y sin desperdicio. Pero una vez vacío, ese envase puede transformarse en algo mucho más útil, un masajeador casero para relajar contracturas musculares.
Esta ingeniosa idea surge como una alternativa sostenible en tiempos en que el plástico abunda y los envases descartables son uno de los principales desechos. En lugar de tirarlo, se puede limpiar, rellenar y aprovechar su forma ergonómica para cuidar el cuerpo y el medio ambiente al mismo tiempo.
Cómo convertirlo en un masajeador
El procedimiento es simple. Primero, hay que quitar la bolita del roll-on con ayuda de un destornillador plano o un cuchillo pequeño, haciendo palanca con cuidado para evitar accidentes. Luego se limpia bien el envase y se elige un nuevo contenido, puede ser una crema analgésica, un gel relajante o incluso una loción corporal. Si el producto es muy espeso, se recomienda agregar unas gotas de agua para lograr una textura más fluida.
Una vez relleno, se vuelve a colocar la bolita y se agita el frasco. Al aplicarlo sobre la piel, el movimiento circular de la esfera distribuye el producto de manera uniforme y permite masajear directamente la zona afectada. Este mecanismo ayuda a reducir la tensión muscular y mejora la absorción del gel o crema, potenciando el efecto relajante.
Desodorantes en roll-on
Desodorantes en roll-on. Fuente: Canva
Beneficios: relaja, ahorra y cuida el planeta
Más allá del alivio físico, reutilizar el envase tiene un impacto ambiental positivo. Se evita que un plástico más termine en el mar o en vertederos, y se le da una segunda vida útil a un objeto cotidiano.
Además, este truco casero ahorra dinero y espacio, ya que el roll-on es fácil de transportar, ideal para llevar en el bolso o en un viaje. Su formato compacto permite aplicar el producto justo donde se necesita sin ensuciar las manos ni desperdiciar crema.
En definitiva, una idea práctica, ecológica y efectiva que demuestra que los pequeños cambios en el hogar también pueden transformar la rutina. Un simple desodorante vacío puede convertirse en la herramienta perfecta para aliviar tensiones y cuidar el cuerpo, mientras ayudamos al planeta.