El pan no tiene por qué estar prohibido en la dieta sin harina, ya que hay otras opciones para poder comerlo sin dejar de lado una alimentación más liviana y rica en proteínas. Los pancitos de leche son una alternativa simple, económica y con un sabor tan suave que vas a querer hacerlos una y otra vez.
Lo mejor de esta receta es que se prepara con solo cuatro ingredientes básicos, se mezcla en minutos y no necesitás ni amasado ni tiempos de levado. Son ideales para el desayuno o la merienda, para acompañar un café, rellenar con algo salado o tener a mano cuando querés algo saciante pero liviano.
Además, como están hechos con leche en polvo y huevos, son naturalmente altos en proteínas, lo que los convierte en una opción perfecta para quienes hacen actividad física o buscan mantener la saciedad por más tiempo.
También son bajos en carbohidratos, sin gluten y muy versátiles: podés sumarles condimentos o semillas para darles tu toque personal. Su textura es esponjosa por dentro y doradita por fuera, similar a la de un pan clásico, pero sin una sola gota de harina.
Ingredientes para hacer pan sin harina
- 3 huevos
- 150 g de leche en polvo (puede ser entera, descremada o vegetal)
- Sal, pimienta y cúrcuma (opcional, para dar sabor y color)
- Una pizca de polvo para hornear
- Semillas de sésamo o girasol para decorar (opcional)
El paso a paso para hacer pancitos de leche
- Precalentá el horno a 250 °C (fuerte) y prepará una placa con papel manteca o un poco de aceite en spray.
- En un bowl, colocá los tres huevos y batilos apenas para romperlos.
- Agregá la leche en polvo, la sal y el polvo de hornear. Si querés, sumá un toque de pimienta o cúrcuma para darles más color y sabor.
- Mezclá bien hasta que obtengas una masa espesa y homogénea. Si ves que está muy seca, podés sumar una o dos cucharadas de agua o leche líquida.
- Formá los pancitos con la ayuda de una cuchara, dándoles forma redonda o alargada, y colocálos en la placa.
- Decorá con semillas de sésamo o girasol por encima, si querés un toque crocante.
- Llevá al horno por unos 20 minutos o hasta que estén dorados y firmes.
Podés servirlos tibios con queso crema, palta o incluso dulce sin azúcar. Si los guardás en la heladera, podés calentarlos unos segundos en el microondas antes de comerlos porque vuelven a quedar suaves y deliciosos.