Las emociones que se despiertan durante un viaje pueden sostenerse durante un periodo al volver a la rutina. Conocé cuánto tarda esa sensación de alegría.
Para que dure la alegría, deberás anticipar la rutina del vacío posvacacional.
Foto:
WEBVolver a la rutina después de unos días lejos parece alterar algo más que los horarios. Lo que sentimos al regresar es muy distinto a lo que esperábamos. A pesar del descanso, la desconexión y la alegría, una sensación familiar reaparece de forma algo más rápida de lo que muchos suponen, incluso antes de sacar la ropa de la valija.
Aunque las vacaciones fueron perfectas y todo salió bien, algo cambia apenas pisamos nuestra casa. La energía se transforma, y todo se diluye sin previo aviso. Eso no es casualidad según la psicología, ya que estudió este fenómeno y encontró un patrón que se repite en distintas personas, sin importar la duración del viaje.
Expertos de la Asociación Americana de Psicología, revelaron que el pico de felicidad que produce irse de vacaciones comienza a desvanecerse a los 2 días de haber regresado. Según los investigadores, este cambio no se debe solo al estrés laboral, sino al efecto psicológico de la adaptación hedónica.
Esto significa que el cerebro tiende a normalizar rápidamente lo vivido. Y la mayor parte de la felicidad que produce un viaje ocurre en la anticipación y en el transcurso, pero no después de regresar.
Esos niveles de bienestar pueden igualarse con quienes no viajaron una semana después del regreso, salvo en quienes organizan sus vacaciones con actividades nuevas o significativas que tengan una relación con lo emocional.
Además, crear momentos de pequeños descansos a lo largo del año ayuda a mantener el bienestar más allá del calendario vacacional.
Aunque las vacaciones generan bienestar con solo pensarlas, esa felicidad suele terminarse pronto por mecanismos naturales del cerebro. Por eso, con esos pequeños cambios es posible mejorar la experiencia luego del regreso, sin que la rutina opaque rápidamente lo vivido.