Pocos saben que entre las plantas más raras del mundo está la luffa, una enredadera fácil de cultivar en el jardín, que con algo de jardinería produce esponjas vegetales 100% naturales, biodegradables y útiles para el baño o la cocina.
Una de las plantas más curiosas del mundo llega a tu jardín con un secreto: en pocos meses, podés fabricar tus propias esponjas con solo hacer jardinería.
Pocos saben que entre las plantas más raras del mundo está la luffa, una enredadera fácil de cultivar en el jardín, que con algo de jardinería produce esponjas vegetales 100% naturales, biodegradables y útiles para el baño o la cocina.
Imaginate cosechar tus propias esponjas vegetales. No estamos hablando de magia, sino de una planta real: la luffa aegyptiaca, también conocida como lufa o estropajo vegetal. Se ve como un zapallito, crece como una enredadera y, al madurar, su interior se transforma en una red fibrosa que podés usar para bañarte o lavar platos.
Esta especie forma parte de la familia de las cucurbitáceas, al igual que el pepino o el zapallo, y necesita espacio para trepar. Pero lo más sorprendente es que podés tenerla en tu patio, terraza o balcón, y con unos cuidados básicos obtener varias esponjas por temporada.
En plena era donde se evita el plástico y se buscan alternativas sustentables, plantar luffa es una forma divertida y ecológica de empezar desde tu propio jardín.
Aunque parezca exótica, la luffa no es complicada. Requiere suelo fértil, buen sol, riego regular y una estructura donde trepar, como un cerco o una pérgola. Lo ideal es sembrar las semillas en primavera, cuando las temperaturas superan los 20°C. En maceta también se puede, pero cuanto más espacio tenga, mejor.
En el tercer mes empieza a florecer. Cada flor amarilla puede convertirse en un fruto alargado que llega a medir más de 30 cm. Una vez que está maduro (su piel se torna marrón y cruje al tacto), se cosecha, se pela y se deja secar al sol. ¡Listo! Tenés tu esponja vegetal libre de químicos, biodegradable y cultivada en casa.
Según un artículo del Instituto de Floricultura del INTA, la luffa también aporta beneficios al entorno, ya que es una planta melífera: atrae abejas y otros polinizadores que favorecen el equilibrio del jardín urbano.
Además de servir como esponja natural, la luffa tiene aplicaciones sorprendentes. Algunas personas la usan como filtro natural de agua, otros la convierten en almohadillas exfoliantes, juguetes para mascotas o incluso en material de embalaje ecológico.
En regiones como Asia o África, también se consume como alimento cuando el fruto está verde y tierno. Su textura recuerda al zapallito, y se la cocina hervida, salteada o frita. En Argentina, aún es una rareza, pero cada vez más personas la cultivan como parte de su proyecto de jardinería sustentable.
Su crecimiento rápido y la posibilidad de almacenarla durante meses hacen de esta planta un pequeño milagro verde. Además, es una manera divertida de involucrar a chicos y grandes en el cultivo de algo fuera de lo común.
Si querés transformar tu jardín en un espacio productivo, curioso y ecoamigable, la luffa es una opción ideal. Solo tenés que dejar que esta planta trepe, florezca y haga lo suyo. Después, cuando coseches tus propias esponjas vegetales, vas a entender por qué vale la pena incluirla en tu rutina de jardinería.