15 de junio de 2025 - 11:15

Cómo hacer deliciosos triangulitos de queso: fáciles y súper crocantes para el mate o la picada

Esta es de las recetas que no te vas a cansar de hacer porque es muy fácil, rápida, económica y versátil, porque se adapta a cualquier momento del día.

Hay recetas que nacen para acompañar cualquier momento del día: desde un desayuno salado hasta una picada improvisada o un mate de media tarde que pide algo salado. Los triangulitos de queso son una de esas maravillas caseras que tienen todo, ya que son fáciles y se hacen con ingredientes que seguro tenés en casa.

Lo mejor de todo es que no necesitás ser un experto ni tener elementos especiales para prepararlos. Con un bowl, un horno y un poco de buena voluntad, te vas a llenar la cocina de aroma a queso dorado y masa crujiente.

No hay manera de que salgan mal. Incluso es una de esas recetas que se pueden adaptar: si te falta un ingrediente, lo reemplazás. Si tenés ganas de sumarle un toque personal, lo hacés. Si querés darle una vuelta gourmet, también se puede. Pero la base es siempre una: simple y deliciosa.

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Ingredientes para una bandeja generosa de triangulitos

  • 1 taza de harina común 000
  • 1 cucharadita de sal (si el queso es muy salado, poné media)
  • ½ cucharadita de polvo para hornear
  • ¼ de taza de aceite (ideal si es de oliva, pero puede ser girasol también)
  • 1 cucharada de mostaza (opcional, pero le da un gustito riquísimo)
  • 1 huevo batido
  • 100 gramos de queso gruyere rallado o picado (o cualquier queso firme y sabroso que tengas)
  • 2 o 3 cucharadas de leche fría (solo si la masa lo necesita)

El paso a paso para hacer los triangulitos de queso

  1. En un bowl grande, poné la harina, la sal y el polvo para hornear. Mezclá con cuchara o batidor de mano para que se integren.
  2. Agregá el aceite, la mostaza (si decidís usarla), el huevo batido y el queso rallado. Mezclá todo con cuchara primero, y luego con las manos. Vas a ver que se empieza a formar una masa. Si la ves muy seca o quebradiza, sumale una o dos cucharadas de leche fría. La idea es que la masa quede firme, suave, pero no pegajosa.
  3. Formá un bollo parejo, tapalo con un repasador limpio y dejalo descansar a temperatura ambiente por media hora. Este paso es clave para que la masa se relaje y después sea más fácil de estirar.
  4. Pasado el tiempo de descanso, estirá la masa sobre una mesada ligeramente enharinada. Que no quede ni muy fina ni muy gruesa, algo intermedio (unos 4 o 5 mm). Cortá la masa en forma de triángulos, pero si querés podés hacer bastoncitos, cuadraditos, o usar cortantes divertidos.
  5. Colocá los triangulitos sobre una asadera apenas aceitada o con papel manteca.
  6. Llevá a horno medio (180°C) precalentado, y cociná durante 10 a 15 minutos, hasta que los bordes se vean doraditos. Cuidado de no pasarte porque se secan.
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