Si hay algo que nos une a los argentinos, además del mate y las pastas domingueras, es el amor por la buena repostería. Y si esa receta viene con historia, tradición y una buena dosis de sabor dulce, mucho mejor, como es el caso de los cannoli caseros para la merienda o como broche de oro en un almuerzo familiar.
Los cannoli son unos tubitos crujientes originarios de Sicilia, que se rellenan con cremas suaves, generalmente a base de ricota, pero que también admiten dulces argentinos como el de leche, crema pastelera o incluso chocolate. Son crocantes por fuera, suaves por dentro y tienen ese "no sé qué" que los hace irresistibles.
Aunque suene a receta complicada, hacer cannoli caseros no es tan difícil como parece. Con un poco de paciencia y algunos ingredientes que seguro tenés en casa, podés lograr un postre distinto, riquísimo y que, sin dudas, va a dar que hablar. Además, como toda buena receta familiar, admite variantes: desde rellenos con dulce de leche y nuez, hasta versiones con limón o coco.
- Dulce de leche repostero con nueces picadas
- Crema pastelera
- Ricota batida con azúcar, ralladura de limón y chips de chocolate
- Ganache de chocolate o mousse de limón
Rellená con manga pastelera para que queden prolijos y rellená ambos extremos. Para coronar, podés decorar con coco rallado, chips, granas de colores o azúcar impalpable.
Espolvoreá con un poco más de azúcar impalpable y, si te gusta, una pizca extra de canela. Acompañalos con café, té o una copita de vino dulce. Duran bien 2 o 3 días si los conservás en un recipiente hermético.