Peronista mendocino defendió el polémico salvataje de Aerolíneas Argentinas

A través del BICE Fideicomisos, liderado por Jorge Tanús, se lanzó un bono por U$S100 millones, que fue comprado en casi el 50% por la Anses. Tanús negó que se utilice “plata de los jubilados” y afirmó que la medida está en sintonía con las que propone Javier Milei.

Aerolíneas Argentinas
Aerolíneas Argentinas

Una polémica se generó esta semana con operaciones entre la empresa de bandera Aerolíneas Argentinas y la Anses. El organismo que lidera Fernanda Raverta participó de un fideicomiso administrado por el BICE Fideicomisos SA y compró, a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) bonos a la aerolínea lanzados con motivo de “reparación de motores de aviones en 2024″.

El monto total de los bonos lanzados por Aerolíneas fue de U$S 100 millones y la Anses compró cerca del 50%. El restante lo adquirieron privados, ya sea a través de fondos comunes de inversión o cajas y asociaciones.

Según una nota de La Nación, Aerolíneas “maquilló” los resultados positivos de la empresa por U$S 32 millones a través de esta operatoria de bonos, y acusó todo un entramado kirchnerista en el que habrían participado el titular de Aerolíneas, Luis Ceriani; y dos mendocinos más: Anabel Fernández Sagasti; senadora nacional kirchnerista; y Jorge Tanús, presidente del BICE Fideicomisos SA y excandidato a vicegobernador de la legisladora. Además, también mencionaron al senador Mariano Recalde, que fue anteriormente también presidente de Aerolineas.

En diálogo con Los Andes, Jorge Tanús negó tajantemente algún tipo de “operación” para un supuesto “salvataje” a Aerolíneas; y además sostuvo que no tuvo “ningún tipo de comunicación con Fernández Sagasti o Recalde”, por lo que la desligó de la acusación.

En paralelo, Ceriani también contradijo la nota periodística en redes sociales, expresó que Aerolíneas “no usó el dinero de los jubilados”; y agregó que los resultados económicos positivos no tienen que ver con esta operatoria.

Sobre los bonos, Aerolíneas Argentinas se comprometió a pagar en 36 meses a estos tomadores US$100 millones, con una tasa de 3% anual (con un corte cada tres meses), siempre a la cotización que tenga la moneda estadounidense, con pagos de capital semestrales.

La defensa de la operatoria del BICE

Como se mencionó, Tanús sostuvo que toda la operatoria del BICE no sólo “fue legal”, sino que también participaron varios organismos en la auditoría de todos los pasos y procesos que se realizan, tales como la Inspección General de Justicia, la Comisión Nacional de Valores y la Sindicatura General de la Nación (Sigen), entre otros.

En este sentido, sobre el trabajo del BICE con Aerolíneas, expresó que el objetivo es que “se autofinancien inversiones” y manifestó que el BICE “es el instrumento ideal porque integra fondos que pueden ser presupuestarios, de empresas o de impuestos; y los proyecta con un recupero a largo plazo”.

Para Tanús, lo que se hizo con Aerolíneas “es una operatoria similar a lo que plantea Javier Milei con la obra pública para que se autofinancie” y añadió que un ejemplo, que incluso lo propondrá a Alfredo Cornejo, “podría ser con la construcción de una ruta a cargo de privados (como compañías de seguros), como por ejemplo una doble vía en la ruta 7 a Potrerillos, que podrían tener rentas en dólares superiores a las operaciones normales, con un repago producto de un peaje nacional e internacional; y las aseguradoras además se garantizarían una baja de la siniestralidad”.

Particularmente con el trabajo de Aerolíneas Argentinas, sostuvo que “no le pidió plata al presupuesto y decidió emitir valores de deuda a futuro, para fondear la empresa con U$S 100 millones de dólares para reparar motores en 2024″.

En este sentido, agregó que las garantías que ofreció para el pago de esos bonos fue la venta de pasajes por tarjeta de crédito, “lo que es un flujo importante de dinero, teniendo en cuenta la cantidad de fondos que se manejan en este tipo de ventas”.

Cristina y Alberto Fernández junto a Anabel Fernández Sagasti y Jorge Tanús.
Cristina y Alberto Fernández junto a Anabel Fernández Sagasti y Jorge Tanús.

Tanús expresó que todo el procedimiento se armó entre el directorio y gerencias del BICE Fideicomisos y la gerencia de Aerolíneas; “y luego fue a la CNV, que evaluó todo el trabajo, porque es el resguardo de los inversores privados que comprarían ese bono a futuro”.

Sobre la venta de los bonos, indicó que un 50% fue comprado por inversores privados “y un poco menos del 50% por el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses”, organismo que también “ya había participado en enero de este año de una operatoria para la construcción de una central de energía nuclear”.

“Todo lo que tenga rentabilidad y sea a mediano o largo plazo le interesa a la Anses, para resguardar sus fondos como estrategia. Además, es en dólares”, planteó Tanús.

Y añadió sobre el trabajo del BICE: “Es como cualquier negocio financiero, con bonos públicos que son comprados tanto por el sector estatal como el privado; y con controles regulatorios estrictos y profesionales”, se defendió.

Ceriani negó el “uso” de los fondos de los jubilados”

El titular de Aerolíneas Ceriani se expresó en redes sociales y negó que se utilice por parte de Aerolíneas “el dinero de los jubilados”.

“Como resultado de la mejora en su productividad, decidió financiarse en el mercado de capitales, con un instrumento muy atractivo para los inversores (dólar linked) y una de las mejores calificaciones posibles (AA+). Como resultado de esa colocación, la compañía obtuvo USD 100M, de los cuales la mitad fue colocada por el FGS (algo informado por nosotros mismo, dicho sea de paso) y el otro 50% por inversores privados, en una muestra de lo atractivo del instrumento para el mercado”, marcó.

Además agregó que “ese producido no es considerado en el cuadro de resultado 2023, cuya proyección para este año es de USD 32M. Por el contrario, es deuda que será afrontada con ventas futuras. Tampoco se utilizó para gastos corrientes, está preservado para la inversión en motores del 2024″.

Y finalizó: “En definitiva, fue una colocación exitosa por parte de una empresa que mejoró notablemente sus números y que tuvo una excelente recepción. El resto, es parte de la fábula a la que Diego Cabot nos tiene acostumbrados, que ni sabe la diferencia entre deuda y estado de resultado”.

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