En el edificio de la estación de Radio 10, ubicado en el barrio porteño de Palermo, se vivieron momentos de locura y tensión cuando una mujer protagonizó un violento ataque. Con un palo de hockey en sus manos, comenzó a romper vidrios y espejos de autos pertenecientes a periodistas y productores de la emisora.
El hecho generó alarma entre los trabajadores del medio de comunicación, así como también en los vecinos, quienes no comprendían que sucedía. Finalmente, la Policía de la Ciudad de Buenos Aires intervino rápidamente ante varios llamados y logró frenar la situación antes de que pasara a mayores.
Qué sucedió y a qué se debió el ataque de furia
El periodista Mauro Szeta fue uno de los primeros en contar lo ocurrido a través de sus redes sociales, mientras que su colega Pablo Montagna detalló que los autos más afectados fueron el de la conductora Gabriela Radice y de Gustavo “Gato” Sylvestre, a quien le rompieron los espejos retrovisores.
Desde el aire de su programa Mañana Sylvestre, el conductor confirmó el ataque y relató: “Una persona que estaba acá en la puerta, aparentemente con las facultades mentales alteradas y con un palo de hockey, empezó a romper los autos que están estacionados en la puerta de la radio”.
Finalmente, luego de lo sucedido se comprobó que la agresora no tenía un objetivo puntual contra la radio ni sus integrantes, sino que actuó en medio de un aparente brote. “Vino acá a la mañana sin ningún motivo, porque no era que identificaba ni a la radio ni a nadie en particular, sino que simplemente gritaba cosas incoherentes”, dijo Sylvestre.
Radice sufrió los daños más importantes, ya que su vehículo terminó con vidrios destruidos y abolladuras. Sylvestre, en tanto, buscó quitarle dramatismo al episodio: “Las cosas materiales a mí me tienen sin preocupación porque tienen solución. El tema es cuando pasa a la agresión física”.
El panelista Ariel Zak también fue testigo del momento y señaló que, en primera instancia, un agente policial se limitó a observar lo ocurrido hasta que llegaron refuerzos. “Una joven con un palo de hockey, muy nerviosa, gritando cosas inconsistentes y muy enojada, empezó a romper cosas. Había una policía de la Ciudad que la miraba, no se animó a intervenir y dio aviso a sus compañeros. Cuando llegaron media docena de policías, ahí la frenaron”.