Una celadora de Rivadavia fue condenada por abusar de su hija de 10 años

Se trata de un caso poco frecuente de agresión sexual. La mujer recibió una pena de 3 años y 6 meses de cárcel.

El juicio se realizó en los Tribunales San Martín, Poder. Archivo.
El juicio se realizó en los Tribunales San Martín, Poder. Archivo.

Una celadora del Este provincial fue condenada por haber abusado de su hija de 10 años y deberá pasar 3 años y 6 meses en la cárcel. Se trata de un caso de agresión poco frecuente, ya que por lo general son los padres quienes agreden sexualmente a sus hijos y no las madres.

Ayer la jueza María Victoria Frananno condenó a la acusada, siguiendo la pena solicitada por el jefe de la fiscalía de Rivadavia-Junín Mariano Carbajal y el fiscal Carlos Giuliani por el delito de “abuso sexual con acceso carnal en concurso con abuso sexual simple agravado por el vínculo y por la guarda”.

La celadora había sido imputada por este mismo delito en marzo de 2022. El caso se conoció luego de que la pequeña le contara a algunos parientes que era sometido a distintos abusos por parte de su madre, con quién vivía junto a un hermano.

Estas agresiones –tocamientos y penetraciones con los dedos- se habrían producido en varias ocasiones, cuando madre e hija estaban solas en una vivienda ubicada en Rivadavia, durante los últimos años, luego de que la mujer se separara.

Los parientes denunciaron el caso en la fiscalía del Este provincial y quedó en manos del fiscal Carlos Giuliani, quien arrancó la investigación y en marzo del año pasado, con algunas pruebas reunidas - una batería de pericias, entre las que se incluyeron psicológicas, para la acusada y la víctima- ordenó la detención de la sospechosa.

En una audiencia preliminar supervisada por especialistas del Programa Provincial del Maltrato Infantil (PPMI) la niña relató algunas instancias de abusos y con este material se ordenó una cámara Gesell en la que la niña contó haber sido abusada en varias ocasiones por su progenitora, con tocamientos y penetraciones.

En su testimonio, la pequeña víctima había descripto que sufría abusos por parte de su madre desde que se había divorciado de su papá y que los mismos ocurrían cuando se quedaban solas en la casa donde vivían con un hermano de la acusada. También habló de tocamientos en los genitales, acompañados de penetraciones con los dedos.

A pesar de que las primeras pericias físicas no respaldaban del todo el relato de la niña, porque los estudios médicos no mostraban lesiones en la zona perineal, luego la menor ratificó esos mismos testimonios en cámara Gesell y dos peritos del Cuerpo Médico Forense resolvieron que el relato de la pequeña era creíble.

Se trata de un caso muy particular, no solo porque la agresora es la propia madre de la víctima –en general, los agresores son los padres- sino porque la acusada le hizo a su expareja una contradenuncia.

Es que desde el momento en que la celadora fue detenida, la defensa alegó que el padre de la niña realizó la denuncia como respuesta al cambio de orientación sexual de la acusada: cuando se divorciaron, la celadora comenzó una relación con otra mujer.

En el debate los abogados defensores volvieron a plantear esa hipótesis que fue refutada por los fiscales y no tenida en cuenta por la jueza.

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