A un año de la condena por los abusos en el Próvolo, Corbacho predica para otros presos y Corradi está “más ciego y sordo”

El menor de los curas que abusaron de chicos sordos incluso confiesa a los internos de su pabellón, en Boulogne Sur Mer. El anciano italiano está en un hogar en Luján. Cómo pasan sus días detenidos.

Corradi cumplió 84 años estando preso. Está muy avejentado y afrontará 8 nuevas imputaciones. Corbacho tiene 60 años y está alojado en Boulogne Sur Mer.
Corradi cumplió 84 años estando preso. Está muy avejentado y afrontará 8 nuevas imputaciones. Corbacho tiene 60 años y está alojado en Boulogne Sur Mer.

Horacio Hugo Corbacho nació en la provincia de Buenos Aires el 8 de abril de 1960 y pasó su cumpleaños número 60 en la celda 15 de la penitenciaría de Boulogne Sur Mer. Hace casi un año fue condenado a 45 años de prisión como autor de 13 episodios de abuso sexual y corrupción de menores sordos cometidos contra ex estudiantes del instituto Próvolo en Carrodilla, Luján de Cuyo.

Su par, el italiano Bruno Nicola Corradi, también cumplió sus 84 años privado de la libertad. Aunque lo hizo en el hogar para ancianos de Luján de Cuyo, donde cumple con prisión domiciliaria su condena a 42 años. Él fue sentenciado por cinco hechos.

Además de arrastrar las condenas más altas de la historia de Mendoza, Corradi y Corbacho son los dos curas que se desempeñaban en el Próvolo mendocino y quienes se convirtieron en los oscuros protagonistas del escándalo de abuso eclesiástico más grande de la historia del país. Este miércoles cumplirán su primer año de condena con sentencia pero ya estaban presos durante la investigación. Porque el 25 de noviembre de 2019, la Justicia de Mendoza condenaba a ambos sacerdotes y al ex jardinero Armando Ramón Gómez (este último a 18 años de prisión) como autores de los sistemáticos delitos de abuso sexual y corrupción de menores. El cuarto condenado es el ex monaguillo Jorge Bordón, quien fue sentenciado en septiembre de 2018 a 10 años de prisión.

Corradi, más ciego y más sordo

Dado su estado de salud, el mayor de los sacerdotes cumple la condena con prisión domiciliaria. Lo hace en una residencia para mayores de Luján, con monitoreo penitenciario (por medio de una pulsera) y sus días transcurren en una absoluta monotonía.

“Corradi está muy deteriorado, súper sordo y cada vez más ciego”, resume uno de los pocos allegados al veronés, quien hace varios meses no puede visitarlo por la pandemia de coronavirus. Otra de las personas que solía interactuar a diario con el octogenario sacerdote es una ex empleada del instituto. Además de cobrarle mensualmente la jubilación -de allí costea la estadía en la residencia-, ella estaba pendiente de las necesidades. Sin embargo, los estrictos protocolos llevaron a que la interacción sea prácticamente nula.

Hasta el 25 de noviembre de 2016, Corradi se desempeñó como regente del instituto Próvolo local. Llegó a Mendoza en los ’90 y lo designaron al frente de la sede en Carrodilla. Entre Verona y Mendoza, su itinerario había incluido una escala en La Plata. Y en las tres ciudades fue denunciado por abusos y maltratos. En La Plata, de hecho, será imputado por ocho nuevos abusos.

El cura italiano estuvo en prisión desde las horas siguientes al inicio de la causa. Primero, en la cárcel de Boulogne Sur Mer y compartió pabellón con Corbacho. Sin embargo, en enero de 2017 le otorgaron la domiciliaria.

Corbacho, el predicador

El más joven de los curas cumplió 60 años en el pabellón 5 de Boulogne Sur Mer. Aunque desde el Servicio Penitenciario de Mendoza articularon todos los protocolos para adaptar el día a día de los internos y las visitas, la pandemia marcó la rutina del sacerdote: el 25 de febrero recibió a su última visita.

Corbacho cumple hoy tres años, 11 meses y 23 días detenido (y contando). El cura bonaerense no está solo en la celda 15, ya que lo acompaña Mario, un hombre mayor y a quien el cura suele ayudar en todo. Además, el sacerdote predica la palabra del Señor para todos los internos de su sector, y hasta les toma confesión.

Diariamente, entre las 7 y las 20 goza del beneficio de apertura de celda y su estado de salud es bueno. Es obsesivo con el orden y en su cama nunca faltan la imagen de la Virgen y un rosario.

Gómez, con la familia

Podría decirse que Armando Gómez (quien cumplió 50 años también en la cárcel) es a quien más lo acompaña su familia. También está en el pabellón 5 de Boulogne Sur Mer y la última visita que recibió fue de un familiar, el 2 de noviembre. Fue como parte de las pruebas piloto que está llevando adelante el Servicio Penitenciario.

Gómez (también sordo) fue condenado a 18 años de prisión y fue detenido el mismo día que Corbacho. Su día a día transcurre entre tareas de limpieza y mantenimiento dentro del pabellón y presenta un buen estado de salud.

Bordón: entre las Ciencias Políticas y la domiciliaria

El ex monaguillo Jorge Bordón -el primer condenado del caso- está alojado en el complejo Almafuerte y tiene diabetes e hipertensión arterial por lo que está medicado. Aunque solía recibir la visita de dos familiares directos, el último registro data del 14 de marzo.

Está cursando la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública y ha solicitado la prisión domiciliaria.

La investigación canónica, demorada por la pandemia

Horacio Corbacho y Nicola Corradi aún son sacerdotes. La única persona que puede expulsarlos de esta condición es el Papa y es una decisión que suele estar vinculada a la investigación canónica que lleva adelante el Vaticano.

En el caso Próvolo, la causa canónica está en pleno desarrollo y las demoras en una resolución han molestado a los sobrevivientes de los abusos. Desde el fuero eclesiástico destacaron que la causa se ha demorado por la pandemia, ya que desde el Vaticano no han podido viajar a Mendoza para entrevistarse con los curas en prisión.

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