Patti Smith: la poeta de la furia moderna

Rosi Bernas habla de un libro dedicado a la artista estadounidense, que se presentará la semana próxima en la Argentina.

Patti Smith: la poeta de la furia moderna
Patti Smith: la poeta de la furia moderna

En la Argentina, el fervor por Patti Smith se vive como si de una artista pop se tratase. La cantante y poeta (Chicago, Estados Unidos, 1946) tiene previstas dos presentaciones en el CCK porteño: un recital de poesía para el miércoles y un recital de canciones para el día siguiente. Eso ha provocado un verdadero fenómeno que se tradujo de personas “con la esperanza de agarrar un puñado de nubes y regresar” (para decirlo con uno de sus versos) que se extendían por 10 cuadras.

Pero si bien no deja de ser sorprendente esa “manía” por la cantante y escritora, la calidad de su música, la valía de sus poemas y su innegable carácter de ícono moderno, son algo menos nuevo y más perenne.

Tanto es así que la artista ha sido objeto de numerosos homenajes, estudios y libros. Uno de los últimos que se dedican a estudiar su legado está escrito por una argentina y acaba de editarse por Patria Grande Editora. Se titula Patti Smith: poesía y distorsión y lo firma Rosi Bernas (La Plata, 1983), periodista y escritora que se sumergió en la vida y la obra de la estadounidense y construyó este libro con "mosaicos" -tal como ella los llama- que sirven para trazar un retrato verdaderamente fascinante.

–Patti Smith: poesía y distorsión lleva de la mano el recorrido biográfico de la artista estadounidense con el análisis de su poesía. ¿Cómo surge la idea de escribir sobre esta artista y hacerlo de esta manera?

–La propuesta me llega a través del escritor Juan Bautista Duizeide, que es el coordinador de la colección La Balsa dentro de la editora Patria Grande.

Él me comunica que estaba armando un equipo para escribir los libros de esta colección que pretendía cruzar cantautores y literatura. Él había pensado algunos nombres de artistas sobre los que podría trabajar, pero me dejaba la posibilidad de sugerir una propuesta. Por su parte, Sergio

Avasolo, presidente de la editora, tenía intenciones de que eligiera entre cantautoras mujeres, pero con las opciones que manejaban yo no me sentía del todo cómoda: eran grandiosas, pero yo no me sentía tan cercana a su música. Hasta que un día, revisando discos y bibliotecas, me reencuentro con Éramos unos niños, de Patti, y en ese instante pensé que ella era ideal, era la síntesis: mujer, poeta, rebelde, rockera, que sigue rockeando y creyendo en el rol comprometido del arte.

–El título de tu libro hace referencia a esa expresión dual del arte de Patti Smith, que se destila tanto a través de la lírica como del rock. Eso la une con otros artistas célebres como Leonard Cohen, Nick Cave, Bob Dylan o, en el ámbito español, Joaquín Sabina. ¿Cuáles podrían ser, según tu mirada, los rasgos que la diferencian de ellos, tanto en lo sonoro como en lo poético?

–Lo primero que puedo señalarte es que es mujer, a pesar de que ella como artista no parece señalarlo como una referencia o un punto distintivo, es un hecho, y como tal esa diferencia la marcó desde un principio. Desde pequeña al no querer o no poder responder a la imagen “femenina” que se suponía debía mostrar, en su adolescencia cuando buscaba gustar y se sentía frustrada por su cuerpo lánguido o su aspecto diferente o incluso de niña cuando prefería los juegos de “varón” y la enojaba que la obligaran a usar remera a diferencia de los chicos. También el drama de un embarazo joven y tener que crecer de golpe para tomar decisiones trascendentales para apostar a construir una vida basada en el arte. Todo esto es parte de su desenvolvimiento como artista.

–El deseo de ser artista, entonces, se vio no menguado sino potenciado por el hecho de ser mujer...

–No es casual que el libro que Patti señala como fundamental o fundacional en su anhelo de dedicarse a la escritura es Mujercitas protagonizada por una joven con quien ella podía identificarse, no sólo porque quería ser escritora, sino porque sus modos no eran los típicos de “señorita” y eso le permitía generar un reflejo en el que quería verse. Todo esto es transversal a su arte, además de sus lecturas. De todos modos, Bob Dylan está ahí en un camino similar que antecede a Patti y que ella admira muchísimo y lo toma como referencia. Y con los cantautores que nombrás claro que coinciden en la búsqueda de una letra poética, que no sólo rellene compases ni se quede en la comodidad de temáticas taquilleras.

– ¿El Nobel que recibió Dylan por su obra poética puede servir para que se mire a los cantautores con otros ojos para valorar su lírica?

–Puede ser, aunque lo válido de las premiaciones es que se genera un revuelo en torno a estos artistas, se abre o reabre la posibilidad de debatir sobre la literatura, la poesía, la música, el arte en general; obvio que también existen opiniones banales, pero que esos temas estén ahí sobre el tapete, que surjan interrogantes, que gente que no conocía demasiado sobre Bob o Patti de pronto se tome un momento para escucharlos, o que vean la interpretación de Patti de Hard rain is gonna fall y que, aunque sin entender demasiado la letra, la gente se pueda emocionar, eso me parece hermoso.

Más que síntesis, novedad

–Según cuenta tu libro, las lecturas que influyeron a Patti Smith fueron muy disímiles y hasta contrapuestas. Por un lado, la poesía de los beatniks. Por el otro, el simbolismo francés. ¿Te parece que su poesía es una síntesis entre esas dos estéticas?

–No una síntesis. Me parece que es algo nuevo, su rock es algo nuevo que sin duda no existiría tal cual es de no haber existido la lectura beat y la del simbolismo francés, pero que no es sólo la suma de esas partes. En su creación también está su propia biografía, la Nueva York de entonces, la realidad mundial, la gente que la rodeaba.

–¿En qué artistas que surgieron luego te parece que se nota más la influencia de Patti Smith? ¿Es esta influencia más bien por su costado poético o musical? ¿O es imposible separarlos?

–Creo que influyó a muchos músicos con su potencia frente al escenario, en ese modo de cantar a la vez de recitar e improvisar donde prioriza transmitir algo, gritarle algo a la audiencia, despabilarla, generar una escucha activa, reflexiva. Por decir algo obvio, el punk le debe mucho, pero también lo veo en artistas de generaciones más nuevas como Karen O., PJ Harvey, de Argentina podría ser Marina Fages. En cuanto a la forma poética creo que es una influencia menos palpable, me parece que ayudó a abrir más el corsé de la forma compositiva de canciones de rock.

–A pesar de cultivar el punk, de haber sido una artista contestataria y de sus diversas militancias, ¿te parece que hoy en día puede ser tomada por el sector de las prédicas políticamente correctas o sigue siendo revulsiva?

–Creo que ser una rockera de más de 70 años, habiendo vivido los años que ha vivido con las grandes decepciones mundiales y todo mirado desde Norteamérica, ya es un acto contestatario, seguir creyendo que el poder está en la gente: People have the power. Militar la literatura, preocuparse por promover los grandes escritores de las más diversas latitudes, es elegir no quedarse en la comodidad, seguir creando arte no es quedarse con lo políticamente correcto.

Una pequeña súplica

(para el Dalai Lama)

Puede que yo no sea

Más que la cáscara de un loto

Empapelando la distancia

Debajo de tus pies

Una sola piel

Para alzar y modelar

Como la cubierta de una cuna

Tu cabeza reverente

Un oído para oír

El gran cuerno

Un calzado para subir

El escalón del templo

Una sola piel

Portando este deseo

De que tus manos se llenen

[de nada

De que tus juguetes repartan

[por el cielo

Pequeños ramos amarillos

Explotando como estrellas

Como sonrisas

Y la risotada de una campana.

Patti Smith (Traducción de Fernando G. Toledo)

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