Washington busca retomar la iniciativa en la región

El encuentro Biden-Lula fue la acción que cerró la estrategia estadounidense para retomar la iniciativa en la región, perdida frente a la reunión de la Celac en Buenos Aires.

Biden da su apoyo "inquebrantable" a Lula y lo invita a la Casa Blanca. Foto: Gentileza.
Biden da su apoyo "inquebrantable" a Lula y lo invita a la Casa Blanca. Foto: Gentileza.

Estados Unidos busca retomar la iniciativa en el continente tras la cumbre de la Celac. La reunión de los 33 Jefes de Gobierno -concurrieron la mitad de ellos y los demás fueron representados- tuvo como resultado un documento que reclamó el cese del bloqueo a Cuba por parte de Washington y eludió críticas o cuestionamientos a dicho país y a Venezuela y Nicaragua por sus violaciones a los derechos humanos. Del continente americano sólo Estados Unidos y Canadá están excluidos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Fue claro el predominio de los nuevos gobiernos “progresistas” de América Latina que buscan mantener abierto el diálogo con las dictaduras. El Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro, fue excluido de participar en esta cumbre, por considerar que apoya a los gobiernos de centroderecha de la región. La declaración del embajador estadounidense en la OEA, Frank Mora, realizada antes de cumplirse 48 horas del final de la Celac, argumentando que este organismo es el único regional que defiende los derechos humanos, formó parte de este intento de retomar la iniciativa. Su argumento fue concreto: Cuba, Venezuela y Nicaragua están en la Celac, pero no en la OEA. Hasta ahora, la política regional de Washington buscó apoyar a los gobiernos y candidatos “progresistas” frente a los aliados de Trump, como Bolsonaro en Brasil, Duque en Colombia y Piñera en Chile. Ahora la situación está cambiando. Frente a la crisis de Perú, la posición de la Administración Biden de reconocer a la presidenta Dina Boluarte fue rechazada en la región por México, Colombia, Argentina y Bolivia.

A las 48 hs. de la cumbre de la Celac, desde Washington se lanzó la Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica, iniciativa anunciada sin demasiados detalles en la cumbre de las Américas de 2022. Cuando fue presentada entonces, apuntaba a frenar el avance regional de China y crear una opción a la creciente relación con Asia en su conjunto. La Celac reúne 33 países y la iniciativa que impulsa la Administración Biden ha reunido 11. Participan Canadá y Estados Unidos -ambos excluidos de la Celac-; México, Costa Rica, Panamá y República Dominicana al norte del Canal; de los 13 países del Caribe sólo Barbados se sumó a la iniciativa; de América del Sur la integran Chile, Colombia, Perú y Uruguay (el único país de la Celac que señaló la falta de crítica a la violación de los derechos humanos en países de esta comunidad, aunque también firmó el documento). En la presentación del nuevo agrupamiento de países se sostuvo que “este grupo representa alrededor del 90% del PBI del hemisferio occidental y casi dos tercios de su población”. El presidente Biden dijo “trabajando juntos liberaremos todo nuestro potencial económico”. Antes de firmar la declaración conjunta, los representantes de los 11 países mantuvieron una videoconferencia pública con el Secretario de Estado Anthony Blinken y la representante de comercio de Estados Unidos Catherine Kay. Ante la pregunta de si la iniciativa estaba abierta a Venezuela o Cuba, la respuesta del vocero del gobierno estadounidense fue clara: “No”. De los países que firmaron el documento, todos tienen acuerdos de libre comercio con Estados Unidos salvo Uruguay. Pero la iniciativa vuelve a ser difusa. Posiblemente su eje sean los 30.000 millones de dólares que a través del BID, Washington dispone para financiar proyectos de empresas estadounidenses en la región.

Los 13 países del Caribe, que han tenido un rol relevante en la Celac, han estado prácticamente ausentes de la asociación presentada en los Estados Unidos. Cabe señalar que aunque ellos tienen una escasa importancia económica y muy poca población, en los organismos y agrupamientos internacionales, al momento de votar, la representación política se iguala. La subregión que desde la creación de la OEA tras la Segunda Guerra Mundial y finales del siglo XX tuvo un claro predominio de Estados Unidos, cambió en el siglo XXI, pasando a mostrar una influencia significativa de Cuba, y en particular de Venezuela. El petróleo fue el principal instrumento de Hugo Chávez para hacer efectivo este cambio. La elección como presidente pro témpore de la Celac de Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas desde hace más de 20 años, lo confirma. Fue miembro fundador del ALBA, la iniciativa lanzada por Chávez y Fidel Castro en la primera década de este siglo, y admirador del líder cubano. De los 13 países, todos han sido colonia británica con una sola excepción: la de Surinam, ubicado en el norte de América del Sur, que lo fue de Holanda. Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nieves también forman parte del ALBA. Se da una situación paradojal: estos tres países tienen al rey Carlos III como Jefe de Estado, al igual que Bahamas, Bélice, Granada y Jamaica. Los dos últimos están dando pasos para transformarse en repúblicas. Cabe señalar que más de la mitad de los países que tienen al rey Carlos III como Jefe de Estado -son 7 del Caribe más Canadá- se encuentran en el continente americano.

Pero el encuentro Biden-Lula fue la acción que cerró la estrategia estadounidense para retomar la iniciativa en la región, perdida frente a la reunión de la Celac en Buenos Aires. Kissinger decía medio siglo atrás que “adonde va Brasil, va América del Sur”, y esto parece vigente todavía hoy.

* El autor es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

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