La relación de Brasil con el mundo

La guerra de Ucrania ha llevado a Washington a considerar que para una mejor relación entre Europa y América Latina será útil frenar la creciente influencia china en la región.

Lula Da Silva asume su tercer mandato
Lula Da Silva asume su tercer mandato

La llegada de Lula al poder en Brasil implica que el país vuelve a tener una política enfocada en su rol como actor global. Es el único país de América Latina que tiene este papel, del que fue desplazado durante la Presidencia de Jair Bolsonaro.

Comenzando por Estados Unidos, la relación muestra en términos históricos que Brasil ha sido para Washington la referencia principal en América del Sur.

Ello se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando el Presidente Getulio Vargas luchó con los Aliados.

Desde entonces existió una relación oscilante, pero en el marco de una prioridad realista, como lo planteó hace medio siglo Henry Kissinger, entonces Secretario de Estado: “Donde vaya Brasil, irá América del Sur”.

En 1964, el golpe militar brasileño cuyo gobierno se prolongó durante casi dos décadas, definió el predominio de este modelo en la región.

Con el retorno de la democracia, a mediados de los ochenta, Brasil implementó el modelo de neoliberalismo vigente a partir de la fracaso del comunismo, hasta comienzos del siglo XXI.

En los noventa, Brasil fue quien también definió una gestión de gobierno que, con matices, predominó en Latinoamérica.

Ya llegado Lula al poder en 2003, se inició una tercera etapa, en la cual los gobiernos progresistas marcaron la característica de la orientación político-ideológica de la región, con modelos distribucionistas que permitía la situación económica global.

Pero la llegada de Jair Bolsonaro al poder rompió esta tendencia. Su orientación, que tuvo puntos de contacto con Trump en los Estados Unidos y la derecha europea, no los tuvo en América del Sur.

La relación Biden-Lula plantea el regreso a Estados Unidos viendo a Brasil como el país que marca la dirección de la región, y en función de ello busca coordinar y coincidir.

Más allá de las diferencias, el “progresismo moderado” del gobierno demócrata de Biden parece coincidir con la línea análoga de Lula en la región.

La relación con la Unión Europea será otro eje de la gestión del nuevo Presidente brasileño. En el segundo semestre de 2023 los Presidentes de la Unión Europea se encontrarán con los de la Celac.

El encuentro tendrá lugar en España, país que ocupará la Presidencia rotativa de la UE en ese momento.

El objetivo es lograr revitalizar un vínculo que el predominio de la competencia entre Estados Unidos y China por la hegemonía global dejó en un segundo plano.

La guerra de Ucrania ha llevado a Washington a considerar que para una mejor relación entre Europa y América Latina será útil frenar la creciente influencia china en la región.

El 24 y 25 de enero tendrá lugar en Buenos Aires la Cumbre de Presidentes de los 33 países de la Celac, entre los cuales se encuentran también los del Caribe.

Será preparatoria de la que sucederá en España con los 27 Jefes de Gobierno de la UE.

Pero no es fácil avanzar en este ámbito. El MERCOSUR, en el que Brasil es el socio mayoritario con más de tres cuartas partes del PBI del bloque, no ha logrado avances en el tratado de libre comercio firmado con la Unión Europea en 2019.

La realidad es que sin avances con el MERCOSUR, difícilmente puedan pretenderse con la Unión Europea.

Pero el rol de Brasil como actor global, tendrá lugar en la India en setiembre en la Cumbre del G20.

En esta oportunidad, se reunirá con los líderes más importantes del mundo, dado que este Grupo que se reúne en forma anual, está integrado por 19 países más la Unión Europea que actúa como su miembro número 20.

Está integrado por las 7 potencias con sistema político democrático liberal con mayor economía que constituyen el G7, las 5 potencias emergentes que integran los BRICS y los 7 restantes son considerados países medianos

La última reunión a la que asistió Lula, la de 2009. fue la que tuvo lugar en el último año de su segundo mandato.

Aquella reunión se realizó para contener las consecuencias sobre la economía global de la crisis desencadenada por los desequilibrios generados en el mercado inmobiliario estadounidense.

Ninguno de los 18 jefes de gobierno que estuvieron presentes entonces hoy siguen en el poder, más allá de los diferentes regímenes políticos de sus países.

Los 12 años que median entre su última Cumbre del G20 y la que tendrá lugar el próximo mes de setiembre, dan una idea de lo mucho que ha cambiado el mundo desde entonces. Comprender y asumir esta situación será la clave del éxito de Lula como líder global.

* El autor es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

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