2 de noviembre de 2025 - 00:10

Un faro en el desierto

Milei aseguró que “Mendoza aparece como el futuro que queremos construir. Alfredo ha marcado claramente la línea correcta… Mendoza nos ofrece una muestra del país que queremos para nosotros y nuestros hijos…”. Algo así como una referencia ineludible, un faro insoslayable.

De todos los análisis posibles que emergieron de la elección del último domingo es necesario detenerse en el dato significativo que dejó a Mendoza al tope de los distritos del país donde Javier Milei tuvo mayor acompañamiento popular. Ese 53,63% que arrojó el escrutinio provisorio, con más de 28 puntos de diferencia sobre el peronismo y la obtención de 4 de las 5 bancas disponibles para diputados nacionales, imponiéndose en 16 de los 18 departamentos, implica no sólo un resultado arrollador para la confluencia entre radicales y libertarios, sino también una especie de comunión política y sintonía con el humor social que los encuestadores locales habían advertido, pero de cuya materialización aparecen algunas conclusiones preliminares que seguramente ayudan a comprender el devenir del acuerdo, pero también las definiciones de sus principales protagonistas.

Sondeos predictivos

La intuición de que Mendoza estaba en condiciones de ofrendar al presidente su triunfo más importante del mapa nacional apareció con fuerza en las últimas semanas en los estudios de los consultores. De hecho, también trascendió la recomendación desde algunas usinas oficialistas para evitar, en la previa, declaraciones triunfalistas o en exceso confiadas para que, si la verdad de las urnas confirmara las encuestas, el factor sorpresa hiciera de las suyas, casi como agrandando aún más la victoria.

De hecho, las voces oficiales que tanto en off como en on arriesgaban pronósticos, de Alfredo Cornejo para abajo, traslucían que “esperaban” un triunfo por una diferencia de “10 puntos”. Casi un ejercicio de modestia capaz de evitar algún relajo de campaña, pero también contribuir a darle mayor relevancia al número final, superando largamente el vaticinio.

Con esa confianza, más la información que fluyó desde los fiscales y sus centros de monitoreo, la espera del domingo por la tarde fue casi un trámite disfrutable que se reflejaba en el rostro de los dirigentes aliados a medida que iban llegando al búnker de La Libertad Avanza (LLA) y Cambia Mendoza (CM).

Un clima festivo que, sin embargo, no estuvo exento de tensiones entre las diversas tribus cornejistas, petristas, libertarias y Las Fuerzas del Cielo. Una situación que seguramente se reflejará en la próxima composición legislativa.

Arquitecto destacado

Está claro que la satisfacción por el resultado, más los datos que empezaron a fluir del resto del país, luego ratificados cuando se hicieron públicos, disimularon hasta casi su dilución las críticas más extendidas que recibió la alianza cuando se concretó. En todo caso, Cornejo confirmó -una vez más- su destino de gran arquitecto, pero en especial de visionario estratega que no dudó del objetivo, incluso cuando la adversidad de los pifies libertarios en plena campaña atravesaron un período capaz de poner en riesgo no solo la elección, sino al propio gobierno.

Si bien Cornejo en este tiempo optó por no convertirse en un “aplaudidor”, de hecho marcó diferencias tanto en expresiones públicas como en el acompañamiento en el Congreso de algunos temas, siempre se mantuvo en la idea de la ratificación y fortalecimiento del Gobierno nacional. Un mérito que probablemente lo habilite en el futuro a esa deseada pero nunca del todo concretada proyección nacional que el gobernador cree merecer.

Y si bien ya durante la visita presidencial, el cornejismo había tomado debida nota de los elogios y la afinidad que Milei hizo pública, especialmente en su discurso en San Rafael, prefirió guardar esos argumentos para usarlos cuando valieran más. Es decir, tras la victoria local y nacional de ambos oficialismos que elevó la cotización del acuerdo. Pero también, de sus artífices.

Respaldo cruzado

No es casual que en sus intervenciones en la previa como en la post elección, tanto Cornejo como Hebe Casado y hasta Luis Petri hicieran alusión a esa referencia ineludible que Mendoza considera e insiste respecto de la implementación de algunas políticas públicas que ahora la Nación empieza a aplicar y que van desde el orden fiscal a reformas en Justicia y Seguridad hasta la Boleta Única. ¿Será la minería metalífera el próximo hito?

Esa réplica de acciones fue el principal argumento de Cornejo -puertas adentro y hacia afuera-, al margen de la coincidencia del rumbo macroeconómico para sostener el acompañamiento político al proyecto mileísta, que ahora -fortalecido- promete ir por las reformas de fondo postergadas.

Ya ante los empresarios de la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuaria, el presidente había considerado que “Mendoza es la prueba de cómo la libertad y el capital privado pueden crear, casi de la nada, una industria de calidad mundial…”. Más allá de la inentendible mención al Valle de Uco, esas palabras quedaron resonando aquí, en especial cuando abundó que “el ejemplo mendocino no ha bastado para convencer al sistema político argentino de que dejar hacer al sector privado era la clave del éxito económico”. Una coincidencia argumental que une a Cornejo y a Milei que -textual del mandatario nacional- “con mucho criterio recién Alfredo señalaba el lastre de 20 años de populismo”.

Una de las tantas apelaciones directas a su socio mendocino (ahora más sólido, confiable y efectivo que nunca tras su aporte electoral del domingo) y que desde el Consejo de Mayo, más la convocatoria a los gobernadores esta semana, ambos intentarán concretar probablemente en el corto plazo -sesiones extraordinarias mediante- el Presupuesto 2026, las reformas impositiva y laboral que con una composición legislativa más favorable, más otra predisposición al diálogo y el consenso, pueden ser realidad.

El futuro está aquí

Sin embargo, la frase de aquella ocasión en el Sur provincial que quedó grabada a fuego es cuando Milei aseguró que “Mendoza aparece como el futuro que queremos construir. Alfredo ha marcado claramente la línea correcta… Mendoza nos ofrece una muestra del país que queremos para nosotros y nuestros hijos…”. Algo así como una referencia ineludible, un faro insoslayable.

La imagen del faro supone la figura de esa torre que advierte a los navegantes la presencia de la costa, el arribo a tierra firme, pero también su capacidad de iluminar en los momentos de oscuridad. Una descripción que aquí tomaron al pie de la letra para ilustrar una adhesión (en principio cuestionada) que en esta elección se legitimó por el resultado, pero también desde aquel reconocimiento presidencial a los méritos locales.

La metáfora del faro no es ingenua, tampoco su uso, pero bien puede ser certera por la persistencia de los mendocinos que mayoritariamente y desde hace más de 10 años insisten en transitar por la vereda del anti-kirchnerismo, más allá del comportamiento pendular de algunas provincias. Pero también advertir que del Desaguadero para acá es territorio hostil para el populismo y sus prácticas. Algo así como un faro en el desierto.

* El autor es periodista y profesor universitario.

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