¡No destronen a la reina!

El lector escribe sobre la elección de la reina de la Vendimia.

Imagen ilustrativa. / Archivo
Imagen ilustrativa. / Archivo

Alguien que en nuestra querida democracia fue elegido por su ciudad, para reglamentar el desarrollo que favorezca a la comunidad, no lo hace.

Tal vez su pobreza intelectual no le permite construir, por lo que decide destruir lo tan dignamente construido.

Mutilar la Fiesta de la Vendimia es mutilar la alegría del pueblo, incluso al que lo votó, que merece su respeto.

El poder político no es para avasallar; es para acompañar a lograr un mejor nivel de vida de la población.

Fue en 1936 en que comenzó a celebrarse regularmente la tradicional Fiesta de la Vendimia.

Su primera reina fue Delia Larrive Escudero, representante de Godoy Cruz.

Con anterioridad hubo un primer intento en 1913 (ref. Clarín “Pueblo a pueblo).

Nuestros mayores quisieron con esta fiesta recompensar al viñatero, contratista y trabajador de viña, que con tanto sacrificio va gastando su vida en jornadas climáticas adversas.

Y quisieron homenajear a la mujer porque es la que acompañaba y apuntaba al hombre como madre, esposa o hija en las rudas tareas de la viña.

Por eso su título honorable de Reina de la Vendimia.

Cada fiesta me emociona ver a las niñas, entre ellas mi nieta, con sus coronitas de reina.

Pienso en cuántas niñas con la ayuda de Dios, nuestra Madre de la Carrodilla y el cariño popular, lo lograron.

Nuestro querido y recordado paceño Dardo Félix Palorma le puso alegría de cueca a la vendimia con su “Póngale por las hileras”.

Ahora que las mujeres están recuperando la igualdad que desde siempre merecieron ¿por qué querer anular la tradición en las jóvenes mendocinas?

Mendoza debe estar siempre orgullosa de la belleza de sus mujeres.

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