En el pico máximo de euforia tras el contundente respaldo esta semana de la administración de Donald Trump al gobierno de Javier Milei, Alfredo Cornejo eligió no subirse al fervor libertario. Por el contrario, advirtió que el salvataje que anticipó el secretario del Tesoro, Scott Bessent y que luego el propio presidente de los Estados Unidos tras su discurso en las Naciones Unidas se encargó de ratificar, no sólo es un gesto de indudable acompañamiento político, sino también -y especialmente- de “nueva deuda”.
“Convengamos que estamos tomando nuevas deudas. Todos son salvatajes sobre nueva deuda. Y nosotros tenemos que depender menos de tomar deuda…” dijo el gobernador, aunque se encargó de remarcar que su expresión no era una crítica, y que tanto el swap de 20 mil millones de dólares como el resto de las opciones de ayuda serán un alivio para estabilizar la situación y bajar la incertidumbre, en el fondo sí lo era; por más que interiormente considere que tal vez al Presidente y socio nacional no le quedaban muchas alternativas para salir del terremoto político y la crisis cambiaria derivada de la derrota electoral en provincia de Buenos Aires.
Diferencias con límites
La aclaración sonó como lo que es: una explícita diferenciación del rumbo a veces sorpresivo que propone el Ejecutivo Nacional. Lo hemos analizado en esta columna en ocasiones anteriores , Cornejo no parece estar dispuesto a sacrificar cierta independencia -al menos discursiva- en pos de preservar el acuerdo electoral entre La Libertad Avanza (LLA) y Cambia Mendoza (CM). Entiende que en este juego de confluencia coyuntural terminaron pesando especialmente las coincidencias generales que las, tal vez, más profundas diferencias particulares. Pero luego del sinuoso camino y la resolución del pacto (candidaturas incluidas) no pretende solapar sus opiniones.
En todo caso, Cornejo ya se había comportado como el aliado privilegiado que la Casa Rosada ve en él cuando en ocasión de la presentación del Presupuesto nacional 2026 celebró la determinación de prioridades (no del todo claras) en el “desarrollo humano” y “los sectores productivos”, sin arriesgar “las metas logradas como la baja de la inflación y el equilibrio fiscal”. Música para los oídos del poder central.
Sin embargo, tanta dulzura también encierra el desafío de efectivamente “contar con un presupuesto nacional” que el propio Milei eludió discutir en años anteriores y que en la complejidad del escenario actual, y en la necesidad de recuperar vínculos políticos con los gobernadores, puede ser la plataforma ideal para concretar previsibilidad institucional y fortalecer a un proyecto que por mejor elección que haga el 26 de octubre seguirá necesitando voluntades en el Congreso para gobernar los próximos dos años.
Una táctica repetida que también el mandatario puso en práctica el viernes tras la visita al departamento de La Paz de la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello y luego de la difusión de los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC) respecto de la disminución de la pobreza en el país que arrojó una cifra del 31,6% para el primer semestre, logrando una baja significativa del 38,1% del último semestre de 2024.
En ese ámbito, y pese a celebrar la baja, su mirada puso el foco en que “no tenemos que quedarnos con estadísticas”, casi un dardo envenenado al latiguillo presidencial de haber sacado a “10 millones de personas” de la pobreza y conformarse con el frío número sin contemplar las múltiples estrategias de sobrevivencia que en este tiempo los argentinos desarrollaron por el estancamiento de sus salarios y la consecuente pérdida de poder adquisitivo, aún con declive inflacionario. Por otra parte, el principal reclamo de propios y ajenos respecto a la ceguera (cuando no soberbia) frente al esfuerzo o la insensibilidad ante los padecimientos económicos, que aunque cambien los gobiernos y los modelos, los argentinos siguen soportando.
“La gente necesita empleo, mejores salarios, necesita crecimiento económico”, dijo Cornejo como si fuera un opositor, o en todo caso, intentando torcer un rumbo férreamente fijado casi con la constancia de la gota que horada la piedra. O con la esperanza de que la lección reciente del shock de realidad haya sido aprendida.
Como se advierte, cada acompañamiento viene adosado de un contexto de sugerencias o correcciones capaces de demostrar que no hay un alineamiento automático ni incondicional con la Nación. Una especie de guiño para los críticos, una suerte de futura autopreservación por si algo sale mal.
La batalla por la autonomía
Casualmente o no, esta recta final del debate preelectoral se ve impactada por la eclosión que significó la aprobación por parte del Concejo Deliberante de San Rafael de una ordenanza que habilita a llamar a elección de convencionales municipales para la redacción de una Carta Orgánica propia. La mecha de una discusión postergada, adormecida y seguramente necesaria fue encendida por el intendente justicialista Omar Félix, en un movimiento que además tiene el visto bueno del resto de los jefes comunales de su partido.
Tal vez por eso, por la oportunidad del planteo o simplemente por mera especulación, la Casa de Gobierno intentó evitar que la ola autonómica del peronismo pueda escalar y -tal vez- poner sobre la mesa una discusión incómoda, donde los argumentos están claramente a favor de los municipios ya que la Reforma constitucional de 1994 consagra la autonomía municipal, y que por dilaciones como por la incapacidad de adecuar la Constitución Provincial a esa y otras demandas, fue quedando en el olvido. Hasta ahora.
Lejos de la casi folclórica aspiración independentista del Sur provincial, y en especial de los sanrafaelinos, la intención -según el análisis de la notable constitucionalista Gabriela Ábalos- es en favor de la “descentralización, el empoderamiento y la participación ciudadana” a fin de no quedar a expensas de una decisión ajena a la idiosincrasia del poder local. “Es un ejercicio democrático importante y una herramienta para acercar el Estado a la gente”, planteó la también jueza y académica.
Y pese a que la Provincia teme un efecto imitación, lo cierto es que la discusión profunda y sin condicionantes partidarios, implica también un inmenso desafío incluso para quienes desde los municipios hoy agitan la bandera de la autonomía municipal -y en línea con el espíritu de la norma- en tanto y en cuánto estarán ellos dispuestos a repartir poder (y por ende a cederlo) desde las comunas a los distritos o las delegaciones.
Por lo pronto la estricta lectura política da cuenta del frontal desafío de Félix a Cornejo aunque las razones del planteo excedan sus respectivas estrategias de campaña, pero pueden condicionarlas. A veces lo importante también se tiñe de lo urgente o lo conveniente.
* El autor es periodista y profesor universitario.