A 160 años del Gran Terremoto (1861-2021)

Difícilmente pueda imaginarse un escenario más dantesco, más trágico aún que la destrucción bíblica de Sodoma y Gomorra.

“Mendoza ha sido víctima de la catástrofe más horrorosa... Antenoche, a las 20:45, ha desaparecido completamente a impulsos de un gran movimiento sísmico. Más de dos tercios de la población ha quedado sepultada bajo los escombros”. (“El Mercurio de Valparaíso”, 2 de Abril de 1861)

¿Qué nos dejó el fenómeno más trágico de la historia argentina del siglo 19? Al cumplirse este 20 de marzo un año más del luctuoso suceso, es bueno tomar conciencia de los riesgos que perduran (y que seguirán existiendo “por siempre” para Mendoza), y conforme las reglas de Prevención en la materia, actuar en consecuencia.

¿Qué dice la Geología?

Las Teorías sobre tectónica de placas y deriva de continentes, hoy definitivamente comprobadas científicamente, brindan completa explicación a este tema. Recordemos además, que dan explicación al fenómeno volcánico en los Andes centrales y australes argentinos y al riesgo consiguiente para Mendoza; al respecto, Malargüe y San Rafael recuerdan aún la erupción del volcán Quizapu y su lluvia de cenizas en la década de 1930.

Algo más de Historia

Los estudiosos evocan con enorme tristeza la sucesión de hechos que afectaron a nuestra Ciudad.Hemos dicho en otras instancias que en esa noche aciaga, mucha gente murió aplastada por el derrumbe en viviendas y templos (miércoles de Semana Santa). Pero poco se recuerda que muchas otras personas atrapadas en los escombros, murieron quemadas a causa del fuego originado en los hornos particulares (horario de preparación de la cena) que en contacto con el material combustible de caña y rollizos de madera, desató un verdadero aquelarre mortal.Cerrando este trágico abanico de infortunios, se desbordó el canal Tajamar a causa del derrumbe de viviendas aledañas, y el agua inundó el poblado y muchos murieron ahogados.Finalmente -colmando este racimo de calamidades-, producido el caos total y la anarquía consiguiente, al día siguiente llegaron bandadas de forajidos que saquearon viviendas y profanaron cadáveres para apropiarse de todo elemento de valor.Difícilmente pueda imaginarse un escenario más dantesco; más trágico aún, que la destrucción bíblica de Sodoma y Gomorra.

Presente y futuro

Al cumplirse 160 años del Gran Terremoto debemos recordar el que sufriera Chile en 2010 y el que afectará a Japón en 2011 (que provocó un tsunami que colapsó la central nuclear de Fukushima), y el importante movimiento sísmico que afecto a San Juan en enero de este año. No olvidemos que Mendoza, se halla en zona de influencia (subducción) de la placa de Nazca, y está expuesta a un fenómeno sísmico importante en cualquier momento.La prudencia sugiere por ello -y la inteligencia y la voluntad deben acompañar- a no ahorrar esfuerzos y avanzar entonces en la prevención sísmica en todos los ámbitos del quehacer provincial.

Política de Estado

En las jornadas sobre “Gestión para la prevención y reducción del riesgo sísmico y volcánico”, desarrolladas en 2012 en la Universidad de Mendoza (Facultad de Ciencias Jurídicas, Cátedra de Derecho Ambiental) a instancias de la Fundación Vivencias Argentinas, se arribó a conclusiones que conservan hoy plena vigencia. A saber:

1- Insertar en la educación formal e informal la temática de la gestión para prevenir y reducir los riesgos sísmico y volcánico.

2- Implementar ofertas educativas (nivel terciario y universitario) para capacitar a agentes públicos y brindar una especialización a profesionales del medio.

3- Crear un área de Gestión de la Reducción de estos riesgos que funcione de modo transversal e interinstitucional con órganos pertinentes (Fuerzas Armadas, organizamos de investigación, ONG, Cultos, bomberos, Defensa Civil municipal y provincial, etc).

4- Crear áreas de control y auditorías del funcionamiento de los organismos responsables.

5- Formular un Plan de Comunicación integrador de las acciones que se desarrollen desde los distintos organismos, involucrando a la sociedad en general en el conocimiento de los planes, líneas de evacuación, hospitales de atención en la emergencia, lugares de albergue, etc.

6- Actualizar información cartográfica e informática sobre el conocimiento de espacios territoriales, con la demarcación de las áreas de riesgo y los lugares de movilidad y resguardo disponibles en casos de eventos.

7- Dotar a los organismos responsables de los recursos necesarios.

8- Procurar la integración de todas las instituciones públicas o privadas que puedan ofrecer aportes indispensables al logro de un compromiso de trabajo mancomunado, para la prevención y reducción del riesgo y la vulnerabilidad.

9- Adecuar la legislación vigente a los nuevos paradigmas de prevención.

10- A ello agregamos hoy: Introducir una cláusula específica en la Constitucion de Mendoza relativa a los conceptos de “resiliencia” y “gestión para la reducción de los riesgos sísmico y volcánico”.

Conclusión

En su “Memoria del Terremoto de 1861”, Damián Hudson, luego de describir los terribles y penosos sucesos, anima su relato con esta esperanza: “Mendoza, la ciudad querida del Rio de la Plata, la bella hija de los Andes, se levantará de su sepulcro y brillará más esplendorosa y rica que antes...”.

Sirvan estas breves reflexiones como homenaje a los mendocinos que empeñaron su vida con el sueño de una tierra mejor y como mensaje de esperanza para que no se reitere el grave pecado de la ignorancia y de la desidia, ante las sabias y concluyentes lecciones de la historia y las advertencias de la naturaleza.

*El autor de la nota es Presidente de la Fundación Vivencias Argentinas.

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