Nosotros, vosotros, Facebook

Tres profesionales mendocinos analizan, cómo forma parte de nuestras rutinas la red social Facebook.

Por Mariela Encina Lanús

Aunque cada usuario define cómo usar las herramientas que provee y regula la cantidad de horas que invierte en ello, la red social creada por Mark Zuckerberg forma parte fundamental de nuestras rutinas. Visto de este modo: ¿cómo nos afecta lo que sucede en la virtualidad? Tres profesionales analizan, algunos con cierta cuota de humor, ciertos aspectos recurrentes de Facebook, un medio cuyo dinámica muta de manera impredecible y veloz.

Millones de personas estarán posteando en simultáneo en Facebook, en el mismo momento en que usted esté leyendo estos párrafos. Incluso sucede ahora, mientras están siendo escritos. Porque el día en que Mark Zuckerberg creó un sitio web para estudiantes de Harvard (el 4 de febrero de 2004), comenzó a cambiarnos la vida. También cambió la de este estadounidense de sonrisa regalona, quien, con 19 años, había creado la red social más poderosa del mundo.

Doce años después de su aparición en la web, Facebook es parte fundamental de nuestra rutina o al menos lo es en los países en donde las condiciones materiales así lo permiten; a la vez que “Zuck” es uno de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna que asciende a los 45 mil millones de dólares y que lo posiciona sexto en la última escala de la revista Forbes (2015). Sí: definitivamente Facebook nos cambió a todos.

Ahora, bien: es del otro lado de la pantalla, en donde cobra validez hacerse algunas preguntas referidas a cómo y de qué manera nos modifica tener un perfil, “comunicarnos” y “compartir” en la matrix de Zuckerberg.

Dicho de otro modo: en la medida en que somos parte constitutiva, es válido preguntarse sobre los alcances de pertenecer a una comunidad virtual que nació signada por la lógica del Me Gusta.

Con esta intención como norte, Gabriel Dalla Torre (sociólogo, periodista, escritor), Javier Vilariño (psicólogo, músico) y Valeria Fernández Hasan (comunicóloga, docente universitaria e investigadora) se prestan a analizar, en esta suerte de ágora virtual, ciertos aspectos de la dinámica de Facebook: ¿en tanto sistema social virtual, constituye con sus propias reglas? ¿Cómo nos afecta, psicológica, emocionalmente, lo que sucede en virtualidad? ¿Cuáles son las formas de interacción personal que allí se dan? Los interrogantes son muchos y puede que su abordaje excedan estos párrafos. Pero allá vamos.

Javier Vilariño

, psicólogo, músico.

"Los que usan Facebook como una suerte de fotonovela tienden a generar una sobre-exposición histérica, que es una suerte de producto bruto de sus conflictos personales, cierta pobreza interior y de la soledad de carne y hueso".

Facebook: ¿sistema social o escenario?

"Las redes sociales se han convertido en un sistema social que, en cierto modo, reproduce las reglas que nos rigen fuera de la pantalla pero que también crea sus propias reglas. Sin embargo, no podemos dejar de lado que todo eso es un simulacro; un "como sí". Facebook tiene reglas impuestas por un tercero: el artefacto, que a su vez está regido por el capital y no por reglas de convivencia social, a diferencia de nuestra la sociedad. El hecho de que las relaciones están mediadas por intereses y estos intereses respondan estrictamente al capital, marca una diferencia fundamental respecto a las relaciones sociales en la vida real.

Más allá de que muchas veces perdamos de vista que es así", advierte Valeria Fernández Hasan para introducirnos en el tema. Javier Vilariño amplía esta idea de "simulacro" desde otra perspectiva, que no carece de cierta ironía: "Me gusta la idea de pensar a Facebook como un 'petit teatro', en donde se exponen obras como las de fin de ciclo de una escuela, en las que actúan los alumnos sin mucho ensayo, con un guión pomposo, una adaptación pseudo canchera o políticamente correcta, de la profe de teatro. Un teatro cuyas funciones tiene el aplauso garantizado de un público cautivo e interno: los parientes".

Aunque Vilariño prescinde de la idea de "sistema social" cree que existen reglas que rigen este "pequeño teatro": "Pareciera que las reglas se establecieron a posteriori de su creación, como una suerte de reglamentación tácita de las costumbres; así dicen que empieza cualquier ley, aunque yo no sería tan ingenuo. Lo cierto es como cualquier teatro. Facebook propone un recorte y montaje de la realidad, algo así como un "cut and paste" sin solución de continuidad en donde cada uno interpreta el personaje que le gustaría ser. Nos mostramos más parecidos al photoshop de Susana Giménez que a la foto carnet en donde seguramente salimos siempre mal".

Gabriel Dalla Torre, en cambio, recurre a una corriente filosófica para explicar el fenómeno del que todos -o al menos la mayoría- somos parte.

"Creo que las redes sociales, especialmente Facebook, son una especie de corolario de ese proceso de deshumanización y automatización en el que fuimos entrenados durante todo el siglo 20. El existencialismo lo vio hace décadas atrás: la vida moderna se caracteriza por cierta mecanización de su devenir, para su funcionamiento requiere que decenas, cientos, miles y millones de individuos hagan todos los días lo mismo".

Dime cuántos 'likes' tienes y te diré quién eres

Aunque el último clic depende del usuario, que es quien decide cómo usar las herramientas que Facebook provee y quien regula la cantidad de horas de actividad de su perfil, pocos escapan a la lógica del Me Gusta, que recientemente abrió el juego comunicativo a otras emociones (¿acaso no era una paradoja usar el like para en realidad decir “No me gusta”, manifestar tristeza, repudio o enojo, en posteos referidos a malas noticias?).

En simultáneo, la creación de otras redes sociales, como Twitter e Instagram, fortalecieron esta lógica. En ese contexto, de interacción permanente, la obsesión por la aprobación del otro va en aumento; como si la cantidad de likes estableciera un nuevo canon para el éxito individual o colectivo. Fotos, videos, comentarios, estados esperan deliberadamente el pulgar arriba.

Pero no es algo nuevo: lo hacemos desde el comienzo de los tiempos: "Efectivamente -explica Fernández Hasan-, la mirada del otro conforma nuestra subjetividad. Los individuos nos convertimos en sujetos a través de la mirada un otro. Pero no hay que perder de vista que el "me gusteo" tiene que ver, directamente, con los intereses del mercado. A través del Me Gusta, las redes sociales, Facebook en este caso, seleccionan nuestros intereses para el mercado".

Para la psicología, la mirada del otro constituye una "necesidad elemental del ser humano" aunque "varíe el por qué y el para qué se la busca". Sin embargo, para Vilariño, sumar un "Me Gusta" "es más una cuestión de cortesía, como si de devolver un saludo se tratara. El "no like" (opción que hubo y luego se quitó) es el silencio del otro y por lo tanto, la anomia. Por eso se elige con cuidado lo que se publica".

"Es importante ver quién 'me gustea', pero más importante es ver quien no lo hace", subraya el escritor neuquino radicado en Mendoza. Y más: "La circulación viral es vista como una virtud o valor positivo, sobre todo cuando se trata de un producto, y actualmente casi todo estaría llegando al status de producto y estableciendo una relación de consumo con el receptor. ¿Es imprescindible que a mi banda la conozca mucha gente? En el artista que comparte sus obras en un post, hay una desesperación que aniquila la sensibilidad. Hasta el hecho de saludar a alguien en su muro, frente a todos, se presenta como un hecho natural. ¿Por qué no saludamos al cumpleañero por mensaje privado? ¿Y por qué el cumpleañero prefiere que todos sus saludos queden plasmados en una especie de homenaje en vida y público?

Amigos son los… ¿contactos?

Esa necesidad voraz de conseguir la aprobación del otro trae aparejada una sobreexposición de la vida privada, aunque no siempre lo que se exhiba sea excepcional -en el sentido estricto de la palabra- o, incluso, un reflejo de la verdadera vida privada. En ese entramado de ficciones más o menos reales, ¿cómo se establecen las relaciones interpersonales?

"Los que usan Facebook como una suerte de fotonovela, inspirada en anécdotas menores o simples descripciones sobre naderías cotidianas, tienden a generar una sobre-exposición histérica, que es una suerte de producto bruto de sus conflictos personales, cierta pobreza interior y de la soledad de carne y hueso -cree Vilariño-. El tema es que la plataforma es una suerte de tentación que amplifica (o devela) estos conflictos".

Gabriel Dalla Torre coincide y apela a una anécdota para argumentar sus pareceres: "Hace poco alguien me dijo: 'Yo hago todo público en Facebook porque no tengo secretos'. Me pareció un valor muy extraño hacer gala de la falta de secretos, como si tenerlos fuera algo malo, algo negativo, como si todo lo secreto fuera nefasto y potencialmente dañino para el otro. La idea de secreto, de intimidad, de pertenencia propia es lo que ayudó a construir la noción de yo, de mundo interno; sin mundo interno no hay arte posible, sin secretos propios solo puedo imaginar que sobreviene el vacío, el desierto de lo real".

Para Fernández Hasan, "Facebook genera vínculos novedosos, respecto a cómo se establecían en otro momento histórico". La naturaleza de los lazos dependen del momento de la vida que está transitando la persona y del uso que le da la red social; no obstante, si nos rendimos ante las evidencias, existen relaciones de amistad e historias de amor que han trascendido los monitores.

En este nuevo entramado de relaciones, es común escuchar la frase "no lo conozco pero somos/fuimos amigos en Facebook". "En Mendoza ya era común decir "es amigo mío" cuando en realidad es un conocido -comenta Javier Vilariño-. Facebook suma en la misma línea. La palabra amistad es utilizada sin mucho filtro. Tal vez habría que generar una gama mayor de palabras para definir distinto tipo de relaciones, que tienden a ser cada vez más amplias y menos sustanciosas".

"Como otros tantos conceptos, la amistad tiene diferentes significados para cada quien -aclara la comunicóloga e investigadora-. Podemos tener amigos de la infancia, del trabajo y, desde hace un tiempo, amigos de Facebook. La virtualidad no impide la generación de vínculos profundos".

Gabriel Dalla Torre

, sociólogo, periodista, escritor.

"El mayor problema que renueva Facebook es el de escuchar a las mayorías, a las personas sin ideas propias o sin formación para pensar, darle voz a los desgraciados de las ideas, a los que no saben qué pensar o cómo hacerlo".

El muro como espacio de libertad

Además de darnos la posibilidad de establecer nuevos vínculos, Facebook también nos da la posibilidad de crear otra/s realidad/ es; de difundir contenidos de manera gratuita, de contactarnos con quien/es deseemos. En este sentido es un espacio de libertad. ¿O no? Ellos debaten.

"Primero deberíamos definir qué es libertad y para quién -subraya Fernández Hasan-. El entorno virtual que habita Facebook pertenece a intereses particulares y grupales. Hay ciertas brechas que todavía no están saldadas: hay quienes no pueden hacer uso ni de Internet ni de las redes sociales, o quienes no están alfabetizados para acceder a los contenidos que se difunden de manera gratuita, con lo cual estaríamos hablando de una 'libertad condicionada".

Desde su óptica, el psicólogo ofrece otra interpretación del concepto de libertad: "Facebook es un espacio de libertad si uno está sano. Si no, es un muestrario de miserias o tonterías. Reitero, lo interesante es que genera situaciones en donde más que uno mismo, uno es su perfil, el personaje montado que uno quisiera ser; en general más ligado a la imagen y al aforismo. Una persona "en vivo" es más grotesca e interesante y se comunica con mucho más caudal y canales. En definitiva, si uno no está sano, Facebook es una suerte de historieta pop fantástica sin introducción, desarrollo y desenlace".

El escritor repara en los intereses que a los que responde Facebook y ofrece una digresión: "Me llama mucho la atención la personificación de Facebook, muchas notas o editoriales sobre las redes sociales tienden a asignarle atributos humanos –como inteligencia, capacidad de recordar- lo que en definitiva termina mistificándola. Detrás de Facebook hay personas, no es un 'big brother' o algún mecanismo de vigilancia panoptiquiano de ese tipo, son personas poderosas y que pertenecen al imperio más poderoso y sádico que conocemos desde el siglo 19".

Valeria Fernández Hasan, comunicóloga, docente universitaria e investigadora.

"Facebook genera vínculos novedosos, respecto a cómo se establecían en otro momento histórico".

Posteos con voz autorizada

Tal vez Umberto Eco sonó un poco radical cuando aseguró que las redes sociales le dieron lugar a "una legión de idiotas" y que "el drama de internet es que ha promocionado al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad". Pero de algo nos estaba alarmando, a nosotros, en general, y al periodismo, en particular, el escritor, filósofo y semiólogo italiano al referirse a las voces de autoridades que la red social va legitimando con sus "likes".

Para Gabriel Dalla Torre, "el mayor problema que renueva Facebook es el de escuchar a las mayorías, a las personas sin ideas propias o sin formación para pensar, darle voz a los desgraciados de las ideas, a los que no saben qué pensar o cómo hacerlo. Todas estas hordas de tecleadores se suman a ideas que circulan en la web sin pensarlo, sin decir: ¿porque yo hago esto, pienso esto?"

"Internet es un espacio democrático, en tanto cualquiera puede expresarse. En ese sentido, por su propia naturaleza, generó un espacio para que diferentes voces tengan un lugar. Y esto es positivo. Pero claro que está que cualquiera puede erigirse como portavoz de verdades. En los medios de comunicación tradicionales, algunas voces se convierten en voces autorizadas pero solo están sosteniendo y preservando el sentido común dominante.

Internet y las redes sociales le da el espacio a otras voces; algunas podrán ser el tonto del pueblo y otras ser interesantes. Es el precio de que más voces tengan lugar".

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