Cómo funciona Zoom Escaper, la app para inventar excusas y “zafar” de las videollamadas

Esta herramienta permite “sabotear” la comunicación, para que nuestra presencia en la reunión virtual sea insoportable para los otros.

Imagen ilustrativa zoom. Foto: Web
Imagen ilustrativa zoom. Foto: Web

En contexto de pandemia por coronavirus, se ha multiplicado el uso de videollamadas para diversas actividades: reuniones de trabajo, de consorcio, trabajos prácticos y hasta encuentros -virtuales- con amigos se pueden dar por esta vía.

Sin embargo, muchos usuarios expresan su cansancio al inventar excusas para evitarlas. Para solucionar el problema de la “fatiga de Zoom” una de las opciones es Zoom Escaper.

Esta herramienta permite agregar efectos de audio falsos a la videollamada para poder terminarla o, por lo menos, que nos dejen abandonarla.

“Zoom Escaper es una herramienta que lo ayuda a escapar de las reuniones de Zoom y otros escenarios de videoconferencia. Le permite autosabotear su transmisión de audio, haciendo que su presencia sea insoportable para los demás”, destacan desde la página del servicio.

Las opciones para “interrumpir” la comunicación son varias: eco, sonido de mala conexión, bebé enojado, hombre llorando, perros, una obra en construcción y hasta ruido de alguien haciendo pis. Para usarla hay que ir a la página y seguir unas simples instrucciones que habilitan los ruidos molestos.

Por supuesto, la herramienta se puede usar para evitar por completo una videollamada o para “escaparse” cuando se prolonga indefinidamente. También, vale la pena aclararlo, otra opción es no inventar un problema de comunicación y simplemente explicar por qué habría que terminar la videoconferencia o evitarla por completo.

Zoom Escaper, la plataforma para "zafar" de las videollamadas.
Zoom Escaper, la plataforma para "zafar" de las videollamadas.

Fatiga de Zoom

De acuerdo a especialistas en comunicación y comportamiento humano consultados por la BBC, las videoconferencias son más agotadoras que las conversaciones cara a cara, ya que exigen un mayor esfuerzo mental, entre otras características propias de esa modalidad.

En las videollamadas es más compleja la interpretación del lenguaje no verbal y que eso también supone una traba en las conversaciones.

Otro de los aspectos son los silencios. De acuerdo al experto, mientras que en las charlas tradicionales sirven para crear un ritmo natural, en las videoconferencias generan ansiedad e incomodidad. La fuente cita un estudio realizado en 2014 que arrojó conclusiones interesantes al respecto: por caso, que los retrasos de apenas 1,2 segundos en las respuestas provocan una percepción negativa del interlocutor. Esa demora, que en el “mundo real” no sería problemática, hace pensar que la otra persona es menos amigable o no está concentrada en la conversación.

Los especialistas consultados señalan, además, que el agotamiento que provocan las videollamadas también debe asociarse la singular situación que atravesamos debido a la pandemia del coronavirus. El encierro, la necesidad de muchas personas de conciliar el trabajo con la rutina del hogar, entre otros factores, también derivan en un estrés relacionado a esa forma de comunicación que, en otro contexto, simplemente no se manifestaría de igual modo.

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