El terremoto de 8.8 en Rusia, uno de los de mayor magnitud de la historia y el más potente desde el de Japón en 2011, llevó a la memoria del más poderoso registrado en la historia.
En 1960, Chile fue escenario de un destructor sismo de magnitud 9.5 que arrasó con la zona sur.
El terremoto de 8.8 en Rusia, uno de los de mayor magnitud de la historia y el más potente desde el de Japón en 2011, llevó a la memoria del más poderoso registrado en la historia.
El 22 de mayo de 1960, a las 15.11 horas, Chile vivió la tragedia más estremecedora de su historia. Un terremoto de magnitud 9.5 arrasó la zona sur del país vecino, con epicentro en las cercanías de Valdivia, región de Los Ríos.
Fue el movimiento telúrico más potente registrado en el planeta desde que existen mediciones instrumentales. La tierra crujió durante más de 10 minutos y desató una serie de tsunamis que impactaron no solo en la costa chilena, sino también en Hawái, Japón, Filipinas y hasta en las costas de California.
Las consecuencias fueron catastróficas. Según cifras del Gobierno de Chile, al menos 2.000 personas murieron, más de 3.000 resultaron heridas y unas 2 millones quedaron sin hogar.
Ciudades como Valdivia, Puerto Montt y Concepción sufrieron daños estructurales severos. El Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred, ex Onemi) recuerda que el evento liberó una energía equivalente a "23.200 bombas atómicas" como la de Hiroshima.
Tras el megasismo, una serie de tsunamis llegó a la costa chilena en cuestión de minutos. El mar se retiró cientos de metros antes de volver con fuerza, arrastrando todo a su paso.
En la localidad de Corral, las olas alcanzaron los 10 metros de altura. Horas después, el oleaje cruzó el océano y golpeó las costas de Japón, donde murieron 138 personas. En total, el fenómeno afectó a unos 13 países del Pacífico.
Según el Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, el evento se originó por el choque de las placas tectónicas de Nazca y Sudamericana, que mantienen una intensa actividad sísmica en la región.
A raíz del desastre, el país fortaleció su institucionalidad en materia de emergencia, modificó los códigos de edificación y dio inicio a la política nacional de gestión del riesgo de desastres.
A 65 años de aquel día, el recuerdo del terremoto de Valdivia sigue latente.