Creen que el famoso “monstruo” del lago Ness podría haber sido real

Un estudio de la Universidad de Bath, en Reino Unido, afirma que los restos fósiles hallados en un sistema fluvial de Marruecos de un plesiosaurio pueden explicar la existencia de “Nessie”.

Científicos de la Universidad de Bath, Reino Unido, explican por qué la teoría del Plasiosaurio podría ser verdad.
Científicos de la Universidad de Bath, Reino Unido, explican por qué la teoría del Plasiosaurio podría ser verdad.

Aseguran que el monstruo del lago Ness podría ser una realidad “pausible”, y no una ficción. Así lo afirmó un estudio de la Universidad de Bath, en Reino Unido, ya que, existen fósiles de pequeños plesiosaurios que fueron encontrados en un sistema fluvial de 100 millones de años en lo que ahora es el desierto del Sáhara.

Las supuestas imágenes que se conocen de Nessie, la legendaria bestia del lago Ness, y las descripciones que surgieron luego de supuestos avistamientos, se parecen al plesiosaurio prehistórico, un reptil marino con cuatro aletas que tenía un cuello largo y una cabeza pequeña.

Sin embargo, hay quienes creen que esta teoría no es posible y hasta han descartado la idea. Es que los escépticos aseguran que el plesiosaurio no podría haber sobrevivido hasta la era moderna ni existido en el lago Ness porque el reptil solo puede sobrevivir en un entorno de agua salada.

El plesiosaurios en agua dulce

El descubrimiento de restos fósiles en un sistema fluvial de 100 millones de años, en donde ahora se encuentra el desierto del Sáhara, en Marruecos, deja la posibilidad abierta para pensar que podrían haber vivido también en agua dulce, como en el lago Ness.

En la excavación se desenterraron huesos y dientes de un plesiosaurio adulto de 3 metros de largo y un hueso del brazo de un bebé de 1,5 metros. Según los investigadores, el reptil cohabitaba con cocodrilos, tortugas, peces, ranas y el dinosaurio acuático Spinosaurus en agua dulce.

“Lo que me sorprende es que el antiguo río marroquí contenía tantos carnívoros que vivían juntos. Este no era un lugar para ir a nadar”, explica Dave Martill, profesor de paleobiología en la Universidad de Bath y coautor de la investigación.

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