Micromachismos: una forma cotidiana y naturalizada de ejercer violencias

Se trata de conductas en las que los varones adoptan una posición de poder en detrimento de las mujeres. Cómo reconocerlos.

Micromachismos: una forma cotidiana y naturalizada de ejercer violencias
Micromachismos: una forma cotidiana y naturalizada de ejercer violencias

Hay violencias cotidianas tan naturalizadas social y culturalmente que son invisibles. Las mujeres son las principales víctimas de conductas y actitudes asociadas a una posición de poder por parte de los varones y esto ocurre en diversos ámbitos donde ellas se desenvuelven: el hogar, el entorno laboral, la calle, áreas del Estado, entre otros.

Los micromachismos son situaciones que se vuelven imperceptibles, casi por goteo, y determinan una camuflada tiranía asociada a una mirada que coloca en condición de inferioridad a las mujeres.

El varón que hace chistes en los que trata a la mujer como si no entendiese o no supiese cosas; el que decide qué se ve en la  tv o el cine, el que expresa sus deseos sexuales sin interesarse por los de la pareja ejercen micromachismos. También el que atribuye a la mujer roles domésticos y sólo cree que tiene que “ayudar” y el que cuestiona el cuerpo y la vestimenta femenina.

"En los múltiples espacios en que transitamos las mujeres todo el tiempo hay acciones cotidianas que nos hacen vivir situaciones de violencias invisibilizadas, no sólo en cuanto  a tareas reproductivas, también en espacios laborales, de amigos y amigas; estamos ante situaciones que nos incomodan pero que tenemos naturalizadas y también podemos ser reproductoras de esto", señaló Luisina Blanco, tesista en Trabajo Social y miembro de la organización Mumalá.

Consideró que es importante reconocer que el machismo y el patriarcado son parte de nuestra sociedad y nos atraviesan tanto a varones como a mujeres y es en esto que hay que hacer un trabajo de deconstrucción. "¿Cuántas veces en el transporte público nos pasa que un varón nos roce o que en un asiento doble el varón se abra de piernas como si tuviera derecho a hacer lo que quiera y las mujeres tenemos que hacernos chiquitas? - se pregunta- Esto  nos violenta y nos pasa desde muy pequeñas, va impactando en la personalidad y la psiquis.

Poder ver

Hoy es el día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y en ese marco, se trata, entre otras cosas, de visibilizar lo invisible.

"La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual sobre las que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas", sostiene la Organización de Naciones Unidas, que declaró este día en 1993.

La entidad define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.”

Sostiene que los efectos psicológicos adversos de la violencia contra las mujeres y niñas, al igual que las consecuencias negativas para su salud sexual y reproductiva, afectan a las mujeres en toda etapa de sus vidas. Atribuir a ellas la responsabilidad de lo doméstico implica una doble y triple jornada laboral, si se incluyen los hijos. En Mendoza ellas dedican el doble de tiempo que los varones a cuestiones hogareñas e incluso muchas niñas y adolescentes ven afectada su escolaridad y desarrollo cuando se les exige hacerse cargo temprano de estas situaciones. Lo mismo ocurre con la educación superior y las oportunidades laborales.

Cambios

Pero hay avances. "Las anteriores reglas de juego no van más", sostuvo Georgina Sticco, co-fundadora de la agencia Grow, Género y Trabajo y especialista en la temática.

“Un problema que tenemos es que hay varias definiciones de lo que es violencia (según el ámbito), pero concuerdan en que son agresiones psicológicas, físicas, de acoso, hostigamiento, toma distintas formas”, advirtió.

Esta concepción de superioridad del varón lo lleva a tener diversas conductas que cuando ocurren una vez pueden incomodar pero que cuando se suceden habitualmente, como es el caso del chiste sexista, termina por generar un daño psicológico. Explicó que  el varón  que está habilitado por aval del resto, con el tiempo no sabe cuál es el límite y ejerce más violencias.

Es clave empezar a reconocer estas situaciones porque legitiman la violencia a largo plazo, subrayó.  Desde su punto de vista la mirada tiene que estar puesta en la percepción del otro, en la empatía: "No importa si no tenía la intención de molestar al otro sino ver cómo lo hice sentir, pedir permiso para lo que hagas", subrayó. Remarcó las violencias habituales en los entornos de trabajo como que haya tareas de oficina feminizadas, como solicitar a las mujeres el café. Muchas son relegadas a actividades menos valoradas y hasta invisibles mientras que son los varones los que se contactan más con los jefes.

“Nos coartan tanto que muchas veces nos limitan para elevar la voz para que se haga evidente; cuando empezamos a reconocerlo debemos ubicarnos como educadoras de estos varones y nuevas masculinidades para que dejen de violentarnos”.

Cómo identificarlos

A continuación una lista de algunos de ellos para comenzar a identificarlos:

- asociar el cambio de humor de una mujer al ciclo menstrual

- considerar que una mujer que ascendió de categoría laboral lo hizo gracias a algún favor sexual y no por capacidad y desempeño

- chistes que la menosprecian: la señalan como incapaz de comprender o realizar ciertas tareas, la equiparan con animales, cuestionan su aspecto físico por no adaptarse a un estereotipo

- explicar cosas a una mujer sin que lo haya pedido suponiendo que no lo entendió

-  plantear los gustos sexuales y hacer solicitudes sin preguntar por los suyos

-  dar por supuesto que las tareas reproductivas (cuidado de hijos y personas dependientes y mantenimiento del hogar) son propios de la mujer. Estas actividades son invisibilizadas y se las considera un rol natural, pero son asignadas socialmente

- utilizar la palabra “ayudar” al referirse a las tareas que el varón asume en el hogar

-  no considerar la sobrecarga de las mujeres que trabajan fuera del hogar y por lo cual quedan a cargo de una triple jornada laboral (hogar e hijos).

-  burlas a varones que asumen roles que socialmente se atribuyen a la mujer por los mandatos: cuidar de los niños (te dejaron de niñera), cocinar, limpiar.

- que el varón disponga de manera preferencial de los espacios del hogar y el uso del vehículo

- organizar los tiempos y actividades de acuerdo a las necesidades del varón sin preguntar por las de la mujer

- asumir que la mujer cuidará de los hijos sin pensar en sus propias necesidades

- que el varón administre todo el dinero del hogar, particularmente cuando él trabaja y la mujer no

- cuestionar a la mujer la limpieza del hogar, faltante de mercadería o la comida entre otros

- relegar el desarrollo personal de hijas mujeres, por ejemplo el estudio, porque deben ocuparse de cuestiones domésticas

- generar culpa en la mujer que usa parte de su tiempo para cuestiones personales o incluso trabajo cuando tiene hijos

- comprar a niños y niñas juguetes que se consideran por género y reproducen roles sociales.Incluso hay padres que niegan a sus hijos jugar con algo que no sea considerado para su género

- suponer la heterosexualidad de otro

- interpelar, cuestionar y juzgar a mujeres que no tienen hijos (poco sucede esto con los varones)

- señalar a una niña o mujer como poco femenina o a un varón como “afeminado” cuando no tienen las conductas que se esperan de acuerdo al estereotipo

- juzgar el atuendo o aspecto de una mujer como provocador.

- cuestionar el cuerpo femenino cuando no se adapta a los estándares de belleza. Invadir el espacio personal de una mujer, tomarla o tocarla sin necesidad.

Formas de violencia 
 
Según la ONU, la violencia se manifiesta de forma física, sexual y psicológica e incluye:

• Violencia por un compañero sentimental (violencia física, maltrato psicológico, violación conyugal, femicidio)

• Violencia sexual y acoso (violación, actos sexuales forzados, insinuaciones sexuales no deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero, acoso cibernético)

• Trata de seres humanos (esclavitud, explotación sexual)

• Mutilación genital

• Matrimonio infantil.

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