La palabra de Bochini, el ídolo de Maradona: “Diego me emocionaba cuando lo escuchaba decir ‘mi ídolo es el Bocha’”

Ricardo Bochini, el ícono que inspiró al gran ícono, recordó a Maradona a corazón abierto. “Sé que no me va a alcanzar la vida para agradecerle todo lo que me dio”, dijo, golpeado.

El último encuentro entre Maradona y Bochini: ¡Tanta gloria, tanto fútbol, desplegado por el Mundo!
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Se lo nota emocionado. La memoria de Ricardo Enrique Bochini viaja hacia el pasado. El recuerdo de Diego Armando Maradona lo tiene grabado a fuego. El Bocha es el ídolo del ídolo. El maestro en el que se inspiró el genio. El 10 de todos creció viendo al 10 de Independiente. El embajador de la Selección se tomaba el tren Roca en la estación de Villa Fiorito para ir a la Doble Visera a ver al embajador del Rojo. La admiración luego fue mutua. Hubo amor correspondido. Bochini lo recuerda como pocos, desde una perspectiva que ningún otro puede aportar. Es, en definitiva, el póster que el Dios del fútbol tenía en la humilde casa en la que comenzó a construir sus sueños con la pelota. Fiel a su estilo, el Bocha lo rememoró con definiciones cortitas y precisas, como cuando jugaba. Y habló con Olé a corazón abierto.

-Diego siempre dijo que vos fuiste su ídolo. ¿Qué fue Diego para vos?

-Para todos los argentinos el fútbol ocupa un lugar muy importante y sé que a mí no me va a alcanzar la vida para agradecerle todo lo que me dio. La alegría que nos dio a los hinchas, al fútbol argentino, al país, a los que tenemos pasión por la camiseta de la Selección fue algo irrepetible. Ganar un campeonato del mundo es lo máximo en este país. El fútbol es la pasión número uno acá. Maradona juntó a los pobres con los ricos, al más poderoso con el más humilde.

-¿Cuándo te diste cuenta de lo grande que iba a ser Maradona?

-Es difícil saberlo. Yo no lo seguía tanto a Argentinos. Y la primera vez que jugó contra Independiente, ellos nos ganaron 2-0 pero no pude jugar porque estaba en la Selección. En 1977 lo enfrentamos otra vez, arrancamos perdiendo 2-0 y ellos estaban jugando una barbaridad, aunque se lo dimos vuelta y le ganamos 5-2. Ahí ya me di cuenta de que iba a ser un jugador tremendo.

-¿Qué fue lo que sentiste en el Mundial ’86 contra Bélgica, cuando te dijo “pase maestro, lo estábamos esperando”?

-Te voy a contar algo: yo estaba tan concentrado en el partido que no escuchaba nada. Quería entrar a la cancha y jugar ese rato que me quedaba, por eso no me acuerdo tanto de la frase. Diego siempre decía que quería compartir una cancha unos minutos conmigo y eso para mí fue un orgullo.

-¿Te pegó duro la noticia de su muerte?

-Sí, fue un golpe durísimo. Yo lo fui a ver cuando estuvo mal a principios de los 2000. Y hubo dos o tres veces en las que tuvo problemas, pero siempre se recuperaba. Uno pensaba que ya estaba bien, eso es lo que decía el doctor. Creí que esta vez también se iba a recuperar, porque tenía 60 años y era joven. Era un tipo fuerte, siempre se destacó por su fortaleza. Pero se ve que en los últimos meses la pandemia quizá lo afectó, no sé bien por qué.

-Gambeteó tantas veces a la muerte que daba la impresión de que era inmortal...

-Claro, una pensaba que esta noticia iba a llegar cuando él tuviera 80 años, pero no ahora. Murió muy joven. Es muy fuerte esto.

-¿Gran parte del fútbol argentino se va con Diego?

-Él fútbol no va a ser lo mismo sin Diego. Se perdió la historia. Él era la historia. La referencia siempre fue Maradona. La Selección siempre fue Maradona. Lo que se ganó fue gracias a él. Lo que hizo contra Brasil, con el tobillo hinchado, es impresionante.

-En cualquier país , por ser argentino, la primera asociación instantánea que surge es la de Diego. ¿Maradona es el embajador más importante de Argentina en el mundo?

-Sí, claro. Porque lo que hizo en el ’86 y el ’90 repercutió en todo el mundo. Maradona hizo cosas increíbles, goles impresionantes. Lo que más se ve de Argentina en el mundo es el fútbol.

-¿Cómo era Diego en el trato diario en la concentración eterna del ’86? ¿Te hacía notar que era Maradona?

-No, nunca te hacía notar que era Maradona, para nada. Era alguien muy divertido, siempre estaba con buena energía, hacía chistes a cada rato. Él enseguida tomaba confianza y se mataba de risa.

-¿Te sentías invencible con Diego al lado?

-Claro, claro. Te sentías invencible porque en los partidos agarraba la pelota y en cualquier momento, en cualquier lugar de la cancha, podías esperar una jugada de ciencia ficción. Otros jugadores no hacían eso. Sólo Diego podía. Igual, en esa Selección del ’86 tuvo un acompañamiento extraordinario. Todos estábamos preparados para entrar en cualquier momento y acompañar. Él era el más desequilibrante, era la frutilla y el postre.

-¿Qué le dirías si lo tuvieses ahora?

-Los que compartimos equipo con él en el ’86 vamos a estar siempre agradecidos. No sólo como jugador sino como persona. Lo que hizo Diego fue inolvidable. Nos trató igual a todos, a los titulares y suplentes. A los 22 futbolistas, a los PF, a los utileros. Los que estuvimos ahí no lo vamos a olvidar jamás.

-¿Ser el ídolo de Diego es como tener una Intercontinental o un Mundial más?

-Sí, sí, sí... Es un orgullo. Cuando Maradona decía eso, después todos me hablaban de ese tema. Es distinto a tener un título, pero ser el ídolo de Diego me genera un orgullo tremendo. Los dos compartimos ese fútbol de potrero, de pueblo. Yo comparto mucho eso con Maradona, la pasión por el fútbol y la forma de sentirlo.

-Ya no le podemos preguntar a Diego qué le hubiese gustado tener del Bocha. ¿Que te hubiera gustado tener de él?

-Diego mostraba mucha fuerza física, que yo quizá no la tenía. Yo tenía mucha habilidad, gambeta, toque y buena definición. Pero Diego tenía una potencia tremenda. Y me hubiera gustado tener su fuerte pegada desde cualquier sector de la cancha. Yo la acomodaba, le pegaba para definir. Maradona juntaba potencia y precisión en el remate.

-Diego, además, cerró todas las grietas...

-Ni hablar. Con Maradona no hay grietas. Él unió al país. El fútbol no va a ser lo mismo sin él. La pelota seguirá rodando y la vida también, pero ahora todo es distinto. Porque todos queríamos verlo bien. Todos.

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