Francia, el rey de la transición ofensiva, la prueba más dura para la Selección Argentina

Práctico en defensa y contundente en ataque, los planteos del actual campeón del mundo varían según el rival que tiene enfrente, pero no necesita disponer de la posesión de balón en porcentajes elevados para marcar goles. Eso sí, ante Marruecos expuso sus debilidades defensivas. Se le puede ganar.

Francia, el rival de Argentina en la gran final del Mundial Qatar 2022. / FIFA
Francia, el rival de Argentina en la gran final del Mundial Qatar 2022. / FIFA

La de este domingo será, sin lugar a dudas, la prueba más dura para el equipo de los Lionel (Messi y Scaloni) en este Mundial Qatar 2022. Y no sólo por su condición de actual campeón del mundo. Por su calidad, por su tremendo ataque y, sobre todo, porque en algún punto llega liberado de presión, Francia promete ser un complejo examen para la Scaloneta.

Lograr el Bi en un Mundial es toda una excepción en los tiempos modernos (el último en conseguir fue Brasil en 1958 y 1962). Por eso, Les Blues tienen la chance de quedar en los libros, pero no la necesidad que implica para la Argentina. Una diferencia emocional que, sin dudas, jugará la final.

De todos modos, hay atenuantes en favor de la Selección argentina. Marruecos, el equipo revelación de la Copa del Mundo, expuso el miércoles pasado las debilidades de un equipo que sólo supo pegar en los momentos justos porque tiene uno de los mejores ataques del mundo. Por momentos, los marroquíes coparon el mediocampo, pero además, logró romper con Azzedine Ounahi y se le metió varias veces al área entre Varane y Konaté, los centrales. Por ahí podrá lastimar Leo Messi y su versión endiablada de Qatar 2022. También, Koundé, en el lateral, fue una invitación a pasar y eso le abre la puerta al enorme momento de Julián Álvarez. Parece, incluso, un partido para que Di María apueste al uno contra uno. Pero esto está por verse.

Consciente de las fortalezas y debilidades de su equipo, Francia campeón del mundo 2018 fue un equipo de autor: su técnico, Didier Deschamps armó un 4-3-3 pero no tan protagonista desde la tenencia de la pelota, sino a través de la explotación de los espacios. En su círculo central tuvo a N’Golo Kanté, un especialista en recuperar balones, y al lado suyo a Paul Pogba, capaz de lanzar envíos largos con gran precisión. Adelante, Antoine Griezmann de enlace, Olivier Giroud de pivoteador y el joven Kylian Mbappé lanzado al espacio con su velocidad supersónica fueron la fórmula perfecta para hacerle daño a sus rivales y convertirse en monarca del fútbol mundial.

Claro que lo de Deschamps no se trata de un “veranito” futbolístico. El ex volante central lleva más de 10 años como entrenador de Francia (asumió en julio de 2012), que bajo su mando jugó la final de la Eurocopa 2016 (perdió contra Portugal), ganó el Mundial 2018 en Rusia y la Liga de las Naciones (frente a España, en 2021). Integra el selecto grupo de figuras del fútbol mundial, junto a Mario Zagallo y Franz Beckenbauer, que ha logrado ganar la máxima cita del fútbol como jugador y entrenador.

Karim Benzema, Pogba, Kanté y Presnel Kimpembe, cuatro titulares, se lesionaron y quedaron desafectados en los días previos al comienzo de Qatar 2022. A partir de allí, Deschamps decidió cambiar el sistema, utilizó durante todo el Mundial el 4-2-3-1, con Oliver Giroud como única referencia de ataque, sin el brillo de Benzema pero con más trabajo en equipo para liberar a Mbappe. Aurelien Tchouaméni en lugar de Kante, más fino, mejor pegada, pero sin la energía ni la capacidad de corte del mediocampista del Chelsea, quien en Rusia 2018 fue el futbolista que más balones recuperó. Como central apareció Dayot Upamecano en reemplazo de Kimpembe, características similares, fuertes los dos y de buen mano a mano.

La selección de Francia, el rival más duro para la Argentina. Se le puede ganar.  (Prensa Francia)
La selección de Francia, el rival más duro para la Argentina. Se le puede ganar. (Prensa Francia)

Kylian Mbappe es sin lugar a dudas el jugador más desequilibrante del mundo, pero el Mundial de Antoine Griezmann es supremo. Jugando como un mediocentro ofensivo, aporta mucho sin pelota, despliegue, marca, presión, pero no pierde todas sus virtudes en ataque: asiste y pisa el área, está en una gran versión. Tiene libertad, se presenta indescifrable para los contrarios y es el mayor asistidor y quien más pases llave genera para abrir defensas. Es la pieza con mayor libertad de movimiento, pero lo hace con la tarea particular de encontrar los espacios libres (abajo), preferentemente en condiciones de recibir el balón por detrás de la segunda línea de presión rival, una acción que facilita fluidez al ataque.

El equipo habitual, bajó un sistema de juego 4-2-3-1, generalmente fue el siguiente: Hugo Lloris (Tottenham); Jules Kounde (Barcelona), Raphael Varane (Manchester United) Dayot Upamecano (Bayern Munich), Theo Hernández (Milan); Aurelien Tchouameni (Real Madrid), Adrien Rabiot (Juventus); Ousmane Dembelé (Barcelona), Antoine Griezmann (Atlético de Madrid), Kylian Mbappé (PSG); Olivier Giroud (Milan).

Modelo de juego y virtudes. Lo dicho, Francia no es un equipo que haga un culto de la posesión ni mucho menos. No se enamoran de la pelota, pero a diferencia del conjunto que levantó la Copa hace cuatro años y medio, esta selección tiene mejor pie y elabora un poco más sus jugadas. Y en eso mucho tiene que ver la posición de Antoine Griezmann como enlace. El equipo no se parte nunca y cuando hay riesgo de inferioridad numérica, el “7″ acude como bombero para apagar incendios y auxiliar. Hace siempre lo que el equipo necesita. Por eso, es una de las figuras indiscutibles de este certamen. Al momento de iniciar el juego en campo propio, Deschamps intenta un juego asociativo para progresar de forma segura. Sin embargo, demanda a sus jugadores a no tomar riesgos innecesarios ante una presión alta del rival.

Hay tres herramientas clave con las que el conjunto europeo intentará lastimar a la Argentina. A saber:

Amplitud y profundidad en ataque. En fase ofensiva, la virtud de Francia es que ocupa bien todo el ancho de la cancha, se despliega mucho en campo contrario, con bastante profundidad de los laterales y el objetivo es que la pelota llegue a los extremos (Dembele y Mbappe) para atacar por los costados. La velocidad y la habilidad de ellos son armas muy potentes. Suele atacar por un costado con el fin de terminar por el otro lado, más debilitado y con grandes posibilidades de 1 contra 1 o 2 contra 1 por el sobrepaso del lateral que se proyecta, especialmente Theo Hernández, de gran Mundial en faceta ofensiva y autor del tempranero 1-0 que abrió el camino frente a Marruecos.

Estadísticas de Argentina y de Francia a lo largo de su historia. / Gustavo Guevara.
Estadísticas de Argentina y de Francia a lo largo de su historia. / Gustavo Guevara.

Transición defensa-ataque. Un patrón que manejan a la perfección los galos son los segundos posteriores a la recuperación de la pelota, que suele ser un dolor de cabeza para los rivales. Eléctricos y veloces, con campo abierto pueden ser letales, ya que en pocos pases generan una situación de gol. Por eso sueltan a Mbappe, lo desligan de las tareas defensivas y redoblan esfuerzos Griezmann e incluso Giroud. Por ende, para Argentina será importante cortar con falta táctica y marcar en ataque siempre. Busca generar superioridad numérica en los contraataques a partir de la gran velocidad que tienen sus laterales para romper en profundidad, dando siempre opciones por delante de la línea de la pelota a los jugadores en conducción. Puede ser una buena alternativa tener marca escalonada con Mbappe, ya sea con un mediocampista más o incluyendo un central (Lisandro Martínez) para armar línea de 5. Si juega o entra Di Maria, tendrá que hacer este trabajo cuando se pierde la pelota.

El juego aéreo. Argentina ya sufrió esa arista contra Países Bajos. Y Francia cuenta con un especialista en ganar de arriba como lo es Giroud, mucho más en una selección que suele tirar muchos centros porque prioriza atacar por los costados. Hay mayor altura para la pelota parada del lado europeo: Rabiot (1,88), Tchouaméni (1,87), Varane (1,91), Upamecano (1,87), ninguna novedad para Scaloni y compañía porque le sucede en casi todos los partidos.

¿Cuáles son las debilidades del campeón?

Por más fuerte que sea en individualidades, todos los conjuntos tienen puntos débiles. A veces cuesta encontrarlas, pero están ahí, patrones que se repiten en partidos importantes.

El costado donde juega Mbappé, el izquierdo, es el más fuerte para atacar, pero se transforma en el más débil para marcar. Intentan reforzar la zona con algún mediocampista que ayude a Theo Hernández. Gestar por dentro para lastimar por fuera.

Si Argentina decide salir jugando para construir desde la zona baja, Francia no presiona bien en ese sector y la derecha puede ser una vía de progreso por la poca predisposición de Mbappe para la presión. En cambio, Dembelé presenta mucha responsabilidad en su fase defensiva.

Cuando Francia defiende en bloque bajo atacar por los costados parece la mejor opción, ya que los laterales no cuentan siempre con buenas coberturas a sus espaldas. Y cuando están en bloque medio, no hay una buena presión al conductor de pelota rival (sucedió ante Marruecos, donde Amrabat tuvo libertades para gestar desde del centro), y por eso se encuentran espacios atrás de la línea defensiva, escenario ideal para el desmarque de Julián Álvarez.

También presentan dificultades para marcar a un tercer hombre, eso es cuando se realiza un pase hacia adelante y la devolución la recibe un tercero.

Un último punto, aunque no menos importante, es la llamativa distracción de los marcadores luego de la ejecución de una pelota parada. En consecuencia, evitar el centro directo y hacer toques previos en los córners y los tiros libres frontales al área podría ocasionar desorden defensivo en el elenco de Deschamps, que ante Marruecos sufrió bastante.

En una gran cantidad de partidos y en muchos pasajes de otros, los adversarios optaron por ceder a Francia la posesión del balón para esperar armado sobre una estructura en bloque medio-bajo y salir rápido de contragolpe.

En ese escenario, pese a no ser el entorno ideal para explotar las capacidades de sus futbolistas, el seleccionador francés se vio obligado a buscar diversos recursos y a modificar el sistema de origen. Esa podría ser una alternativa del planteo argentino. Al menos contra Croacia, Argentina propuso esa manera de jugar y le dio muy buenos resultados. Supo ser protagonista sin tener el control de la pelota, un aspecto en el que Francia también se siente cómodo. Se viene otro partido de ajedrez. Eso sí, que el Jaque Mate sea albiceleste…

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