Mansas palabras: una mirada al lenguaje de los adolescentes

Aunque mucho se ha hablado del lenguaje inclusivo, poco se ha dicho de esta manera de hablar de los jóvenes.

Mansas palabras: una mirada al lenguaje de los adolescentes
Mansas palabras: una mirada al lenguaje de los adolescentes

"Hoy salimos en modo diablo, ¡skereeee!", le dice a una amiga una adolescente de una escuela mendocina, un viernes por la tarde. Probablemente el lector haya entendido poco o nada de la frase, quizás haya inferido a qué hace referencia, pero lo cierto es que el significado concreto puede habérsele escapado. 

Los neologismos no son, paradójicamente, algo nuevo. Así como en otra época se usó la palabra "alto" como sinónimo de "muy bueno", los adolescentes contemporáneos han incorporado sus propios sentidos del lenguaje para definir el universo, el suyo, que aún no alcanza los 20 años.

Mucho se ha hablado del lenguaje inclusivo, y no será tema de esta nota. Sin embargo, hay palabras y significados que entre los más jóvenes son de uso frecuente, muchos de ellos derivados de la tecnología que usan y la música que escuchan, en particular, el trap, el reguetón y al cantante argentino Pablo Lescano. 

Algunas de ellas, siglas incluidas, son: "skere", "tincho", "milipili", "ahre", "manija", "thread", "same", "also", "LPM" (o "LYM"), "soguear", "bro" (o "brother"), "cebado", "atr", "lol", "perro", "cajetiala", "piola", "gato", "pro", "manso" o "tbt". A ellas se le deben sumar expresiones derivadas, en su mayoría de la red social Twitter, que tiene un lenguaje particular.

A todo ritmo

"Casi siempre lo digo cuando estoy con mis amigos, cuando te sale algo decís 'skere', o cuando estás 'ATR (a todo ritmo), también. Es como 'dale, hagámoslo'", dice Julieta Cruciani de 15 años, agregando que muchos de estos términos viene del ambiente del rap de Estados Unidos. "De Duki, Lil Pump y similares", cuenta la adolescente del Colegio Monseñor Scalabrini.

Por otra parte, dice que aunque a veces charlan con sus profesores y "tiran" alguna de estas palabras como "ahre" o "we", pero que no han trabajado en clase con estos nuevos términos. "Las decimos pero nunca como parte de un trabajo", indicó.

Para desambiguar alguno de estos términos vale decir que "skere" es una deformación de la frase en inglés "Let's get it" ("consigámoslo"), "tincho" y "milipili" son las versiones masculina y femenina de un adolescente con dinero pero con poco intelecto.

En tanto, "same" y "also" se utlizan generalmente en Twitter, acompañando una republicación que coincide con ideas de quien lo expresa. "Thread" es un hilo de varias publicaciones, también en esta red social, o una historia contada en varios tuits.

Un clásico mendocino es la palabra "manso", que si bien en su significado clásico hace referencia a "tranquilo", la evolución del mismo lo vincula con expresiones relacionadas con "lo que está muy bueno".

La profesora de Literatura Verónica Diez (Cens Rosario Vera Peñaloza, de San Carlos), opina que se enseña la lengua de manera hegemónica y eso genera un contraste cuando los adolescentes usan palabras que "no corresponden". 

"Muchos de los neologismos nacen de las redes sociales y de los códigos barriales, aunque estos últimos están vinculados con la jerga. Pero ambos son válidos porque son usos cotidianos", asegura la docente.

Por otra parte, agrega que este lenguaje está totalmente incorporado en su vocabulario y que cuando se dan conversaciones cotidianas utilizan estos términos. "La dificultad que aparece en las escuelas es cómo incorporarlas porque enriquecen a la lengua, es muy lindo lo que está pasando con el lenguaje joven", añade Diez. 

Melina Ruiz (18), que va a quinto año del Colegio Universitario Central, comenta que trabajaron con poemas de Sor Juana Inés de la Cruz adaptados al lenguaje adolescente actual. "Fue algo diferente y más fácil de elaborar", asegura la joven.

Por otra parte, cuenta que usan esas palabras todo el tiempo en el aula. "Yo las uso siempre. Algunos profesores se quedan con cara de '¿qué estás diciendo?'. Pero nunca nos han retado porque a veces ni se dan cuenta", dice.

Ni moda ni capricho

La lingüista Nené Ramallo explica que, en primer lugar, se debe definir qué es un neologismo. "No es simplemente un capricho o una moda: los lingüistas precisan el concepto al decir que 'se trata de un proceso por el cual el cambio lingüístico hace aparecer, en el vocabulario de una lengua, formas y sentidos nuevos para designar realidades nuevas (objetos, conceptos) en una época determinada'", cuenta la especialista, y agrega que la Real Academia Española define "neologismo" como un "vocablo, acepción o giro nuevo en una lengua".

Para Ramallo lo interesante es, entonces, que no se trata simplemente de un término nuevo, sino que el neologismo puede adoptar dos variantes: puede ser neología formal o puede ser neología de sentido o semántica.

Así, explica que entre los casos de neologismos formales, se dan los que se producen por uso de prefijos y sufijos (por ejemplo "me recopa", "la precuela", "blogosfera", "posverdad", "postureo"), de acortamientos ("porfi", "finde"), de adaptación de extranjerismos a la grafía española ("escanear, pirsin, guasap, cedé, güisqui").

En tanto,  entre los casos de neología de sentido, están todos aquellos que le atribuyen una nueva acepción a un término que ya existía en el idioma: por ejemplo, ya existía en el vocabulario infantil "abracadabra" y ahora la RAE acepta "abracadabrante", como palabra que describe algo sorprendente, que desconcierta.

También, palabras nuevas como "friqui" o "friki" para connotar algo excéntrico; "papahuevos" como sinónimo de "papanatas" o "papichulo", para designar al hombre que, por su atractivo físico, es objeto de deseo.

"¿Es propia de este siglo esta creación de neologismos?", se pregunta, y responde: "En absoluto, la lengua es dinamismo puro y siempre se ha alimentado de esta fuente de avance que es la creación de palabras nuevas; sin embargo, hay que distinguir lo que obedece a una necesidad de llenar nichos vacíos, en el sentido de designar realidades nuevas con significantes nuevos, y los que, en cambio, obedecen a un afán transgresor de las modas lingüísticas".

Por último, indica que en el caso de los jóvenes, el uso de neologismos es, muchas veces, un modo de "encriptar" el mensaje a fin de que no pueda ser descifrado por los adultos. Otras veces también obedece a un impulso interior de rebelión al provocar al mundo formal y estereotipado, contra el cual, por sus pocos años y por la escasez de formación, se desea expresar casi una sublevación.

Glosario

Skere: Deformación de la frase en inglés "Let's get it" ("Hagámoslo"): "¿Salimos esta noche?... ¡skere!".

We: se utiliza al final de una frase, como para dar entender que es un chiste. "Soy superman, we".

Tincho y milipili: Hace referencia a las personas que tienen poca inteligencia. "No podés decir eso, sos un tincho".

Ahre: Similar a "we".

Manija: Indica que alguien está expectante por algo. "Estoy manija por el Boca-River".

LPM (o LYM): Se usa en Twitter para insultar. "La p…madre" o "La yuta madre". 
Soguear: Exceso de confianza. "Amigo, te re soguearon".

ATR: Siglas de "a todo ritmo". "Voy saliendo ATR para allá".

Cajetiala:  Palabra popularizada por el cantante Pablo Lescano. Se refiere a un secreto. "Te lo cuento a vos, pero cajetiala".

Modo diablo: Se usa cuando una persona va a salir a una fiesta con intenciones non sanctas.

Gato: Es de la jerga carcelaria. Hace referencia a un ladrón. También hace referencia a una persona pudiente.

Manso: Muy bueno. Típico de Mendoza.

Pro: Apócope de "profesional". "Sacás fotos re pro".

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